Sin talento

Publicado el 16 febrero 2012 por Abel Ros

La rendición de Mariano a la moda “merkeliana” está debilitando la identidad de nuestra marca en beneficio de la  rivalidad internacional. El desmantelamiento de la Administración Pública, o dicho de otro modo, la fórmula neoliberal “más mercado y menos Estado” y la reforma laboral hecha con los moldes de la patronal, pone de manifiesto nuestra carencia de personalidad para construir nuestra ventaja competitiva en el mercado monopolístico global.

La renuncia a nuestra peseta como manifestación de vanguardia a la postmodernidad europea ha hecho de nuestro modelo productivo una copia barata de las formas alemanas. La lucha por sobrevivir en el carruaje de la moda occidental ha impedido mostrar al consumidor soberano el auténtico pedigrí de nuestros caballos. La fuga de cerebros y la caída drástica de la calidad de los servicios públicos por las asfixiantes condiciones de pago de nuestras púas de Estado, invita al país a posicionarse en las últimas filas de una abstracción endémica llamada Europa.

El recorte en 600 millones de euros de las partidas para la investigación como medida añadida para seguir alienados a la moda europea,  siembra el camino de espinas de nuestra involución como marca e irresponsabilidad como Estado. El descuido del talento, o dicho en otros términos, la percepción del valor trabajo como un coste a minimizar en lugar de un recurso a optimizar ponen de manifiesto la desmotivación general de la mano de obra y el éxodo incesante de nuestro capital humano en búsqueda de otras Américas que les reconozcan con justas recompensas los frutos de sus esfuerzos. Es precisamente esta visión retrógrada del tejido productivo español por parte de las “élites tóxicas del poder”,  la que contribuye, al margen de la crisis recurrente, al deterioro imparable del mensaje  publicitario de ayer.

El abaratamiento de nuestro factor trabajo y la anorexia crónica de nuestras administraciones públicas como recetas para seguir alienados al engaño de Europa; deja a nuestro país a las puertas de la servidumbre global. La construcción de nuestro modelo productivo basado en mano de obra barata y “sin talento” pone a España al mismo nivel de aquellos países de segunda que sin imagen de marca viven subordinados a la explotación sistémica del capital. Es totalmente deplorable que nuestros propios cerebros, aquéllos que hoy dejamos marchar con objeto de seguir alienados a la moda de Europa,  sean los mismos que el día de mañana retornen a España en búsqueda de mercancía barata para optimizar los beneficios de su talento. Si no tomamos las riendas a tiempo de nuestros caballos, la carroza de Europa nos conducirá a las tierras de los explotados. Las mismas tierras que hemos pisado durante largos periodos de nuestro pasado y que abandonamos gracias a los esfuerzos democráticos en la construcción de la sociedad del conocimiento.

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