No es necasrio ser mal pensado porque el nombre de este libro se puede prestar a suspicacias y miradas torcidas. Bolívar quiso presentar en esta su primera novela, una cruda realidad de su país, Colombia; lo que no calculó es que se convirtiera en todo un éxito televisivo en Latinoamérica y España, con varias temporadas de programación.
Fue así que me enteré de este autor y de su libro. La serie se dió en Lima hace unos tres años y fue un éxito de audiencia. El libro lo conseguí por encargo a un amigo que viajó Bogotá y me lo compró.
La novela del colombiano Bolívar Moreno nos pone frente a esa vergonzosa realidad que cuenta que ni un plato de arroz, ni salir de la miseria a la que somete la falta de educación es motivo de importancia para convertirse en prostituta.
En el mundo en el que vive Catalina, preciosa niña de 14 años, lo único verdaderamente importante es tener la talla ideal de sujetador, según el criterio de los nuevos ricos narcotraficantes, y tener un novio cabeza de cartel en los objetivos de la DEA que pague la cuenta de la clínica de estética. Nada tiene que ver que sea la niña más linda del barrio, una buena estudiante, de cuerpo turgente, piel canela y preciosa sonrisa. Catalina tiene el cerebro en el pecho y se cree tremendamente bruta.
Tierna y a la vez que cruda, Sin tetas no hay paraíso retrata una realidad que se respira en las calles de cualquier ciudad de Colombia, cuya sociedad está viendo crecer las generaciones nacidas bajo la influencia del narcotráfico (violencia, extrema riqueza, extrema pobreza, poco respeto a la vida propia y ajena...).
Niñas y jóvenes bellísimas por naturaleza y espectaculares por bisturí detrás de muchas de las cuales se esconde la falsa moral de las niñas pregago, aquellas que venden su cuerpo a cambio de regalos millonarios, ropa y dinero en cash, pero que no quieren llamarse prostitutas.
La prosa de Bolívar Moreno es ágil, sencilla y conmovedora sin caer en el tremendismo. El narrador de la historia de Catalina y sus amigas se introduce en la historia como hemos visto en pocas ocasiones, y se convierte de esta manera en un personaje más, dentro de ese grupo de criaturas nada lejanas de la realidad donde solo dos son realmente incorruptibles. Sin tetas no hay paraíso engancha porque además nos llena de emociones, de rabia, ternura, lástima y tristeza.