El sábado nos levantamos pronto para aprovechar el día al máximo. Lo dedicamos a recorrer el sur de la región de Transilvania, desde Bucarest hasta Brasov, haciendo paradas en Sinaia y su maravilloso Castillo de Peles.
Rumanía es un país con fortísimos cambios de temperatura entre verano y invierno. Si en pleno agosto se alcanzan los 40º, en invierno la temperatura cae hasta los 20 grados bajo cero (como nos dijeron: verano español e invierno ruso). El mes en que nosotros fuimos (finales de mayo), es perfecto para visitar. La región de Transilvania es especialmente bonita, llena de vegetación y rodeada por los Montes Cárpatos.
De Bucarest a Brasov hay apenas 172 km, pero no os dejéis engañar por la distancia, ya que por las carreteras, aunque no son especialmente malas, hay que ir de media a 60-70 km/h. Hay que contar con que se tardarían 3 horas (sin paradas).
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Primera parada: Sinaia
Sinaia se encuentra justo en la frontera de la región de Valaquia (a la que en realidad pertenece), y Transilvania. Se trata de un pueblo muy pintoresco, con preciosas casonas antiguas que le otorgan un aire señorial. En invierno es una famosa estación de esquí, y en primavera-verano está muy animado, con gente en las terrazas y las calles llenas de árboles en flor.
Una de las zonas más bonitas de Sinaia es el parque Dimitrie Ghica, donde se encuentra el Casino de Sinaia, y varias casonas decadentes que aún así, siguen siendo impresionantes.
Antes de adentrarnos en el Castillo de Peles, hicimos una visita al Monasterio de Sinaia, una maravilla en la que se respira paz y que no podéis dejar de visitar.
- Restaurantes en Sinaia
Comimos en la agradable terraza del Snow Restaurant (en invierno, tomarse aquí un caldo después de esquiar debe ser lo más apetecible). Muy bien de precio, recomendable.
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Segunda parada: Castillo de Peles
Este castillo, situado en la propia Sinaia, está considerado como uno de los más bonitos de toda Europa, y probablemente el más maravilloso de Transilvania. Para llegar, subimos durante unos 15 minutos una cuesta llena de árboles y pájaros. De repente, el castillo aparece ante nuestros ojos así de imponente… ¡precioso!
Tuvimos la malísima suerte de llegar cuando el castillo estaba a punto de cerrar (cierran a las 16:15h), así que no pudimos verlo por dentro. Estuvimos poco espabilados ahí… habíamos estado comiendo tan ricamente en una terraza y se nos pasó el tiempo volando. No obstante, aún sin poder entrar al castillo por dentro, merece muchísimo la pena la visita. Con el tiempazo que hacía (probablemente en invierno no sea tan agradable, aunque con la nieve debe ser también precioso), nos dedicamos a pasear por la zona del castillo y algunos pequeños edificios que hay alrededor del mismo y que son muy bonitos también.
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Tercera parada: Brasov
Brasov nos sorprendió por su centro histórico con calles empedradas y sus callejuelas con restaurantes y terrazas con encanto. Nos recordó mucho a ciudades centroeuropeas como Bratislava.
En la preciosa plaza Sfatului se encuentra la gótica Iglesia Negra (llamada así a consecuencia de un incendio que la quemó en el siglo XVII) y la Casa del Consejo. La plaza, con casas bajas en colores cálidos, está llena de terrazas y durante algunos fines de semana acoge mercados de productos locales.
La animada calle strada Republicii concentra tiendas y terrazas, y está a tope en esta época del año.
- Alojamiento en Brasov
Casa Piata Sfatului: por solo 24€ la habitación doble, nos alojamos en uno de estos céntricos apartamentos, en pleno casco antiguo. Haz click aquí para verlo. Recomendable. (Strada Postavarului nr. 32)
- Restaurantes en Brasov
Hay decenas de terrazas apetecibles donde comer y cenar. Nosotros cenamos en Bistro de l’Arte, muy agradable en un callejón apartado. Haz click aquí para verlo. Recomendable. (Piata Enescu 11bis)
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