Síndrome de Asperger y el Autismo

Por Patricia Patricia Manzano Gómez @lavidaentrebibe

Son dos tipos de trastornos pertenecientes a la misma familia. Se podría decir que el síndrome de Asperger es una especie de autismo, ambos son trastornos psicológicos causados por problemas en el funcionamiento del cerebro, aunque las diferencias entre una y otra son claras.

El autismo se identifica mucho antes que el Asperger, en general suele aparecer antes de los 3 años.

El Asperger en cambio es más difícil de reconocer ya que los niños tienen una inteligencia normal o por encima de la media por lo que no se suele detectar hasta el inicio de la escolarización e incluso hasta la adolescencia.

Tienen algunas características similares, como deficiencias en el proceso de socialización

Ambos tipos de trastorno tienen en común una serie de deficiencias en el proceso de socialización, en el área comunicativa y en la conducta. La gravedad de las mismas dependerá mucho de la edad del niño, de su desarrollo y de lo severo del trastorno.

En lo que se refiere a la parte social las carencias son mucho más evidentes en los autistas. Ignoran al resto y parecen insensibles a sus necesidades, no saben interactuar en situaciones sociales y les cuesta mucho compartir. Suelen jugar solos y no tienen amigos. En el caso del Asperger se dan estas mismas características pero atenuadas, en general estos niños acaban sintiéndose solos.

Las deficiencias en el aspecto comunicativo son también más evidentes en niños autistas. Casi todos tienen retrasos en esta área, incluso hay algunos que nunca hablan. Cuando lo hacen es común que repitan la misma palabra o frase. En los niños afectados con el síndrome de Asperger este problema no se da, al contrario, aprenden a hablar pronto, pero una peculiaridad es que utilizan un lenguaje literal, muy formal, también es común que aprendan a leer solos.

Los niños que padecen estos trastornos suelen tener rutinas diarias muy establecidas

En lo referente a la conducta ambos tienen hábitos muy establecidos, les gusta realizar las mismas rutinas y les supone un trastorno cambiarlas. También suelen prestar toda su atención a una sola cosa y realizan movimientos repetitivos con el cuerpo. Los niños autistas suelen tener rabietas graves, pueden incluso autolesionarse, los niños con Asperger suelen ser más tranquilos. Es común en ambos que desarrollen un talento especial en el dibujo, la música o el cálculo.

Las causas de estos trastornos todavía se están estudiando, todo parece indicar que tienen un origen genético complejo, ya que son varios los genes implicados y según como interactúen se producen unos efectos u otros.

Sea como sea, los padres deben conocer bien las características de estas enfermedades psicológicas para tratar de ayudar a su hijo en su desarrollo. Es importante contar primero con un diagnóstico acertado, para lo que es necesario sumar informes de todo tipo. Con el problema establecido se puede empezar a trabajar. Normalmente será necesaria la intervención de diversos profesionales, desde el psicólogo, hasta el logopeda pasando por el profesor. Los padres tienen la misión de acompañar a sus hijos, mostrarles comprensión, cariño y paciencia. El objetivo final será lograr que el niño logre desarrollarse lo máximo posible y convivir con su enfermedad.