Síndrome del cabeceo

Por Pequelia @pequelia

El síndrome del cabeceo es una rara enfermedad que se detectó en el año 2003, desde entonces ha matado a miles de niños con edades comprendidas entre los 5 y los 15 años. La enfermedad se caracteriza por espasmos incontrolables que hacen que los niños puedan sufrir accidentes como el ahogo, algo que termina convirtiéndose en la causa principal de la muerte. Se habla de la campaña Kony 2012 de Invisible Children, una campaña desactualizada que se centra en problemas que no son actuales, como el hambre, la prostitución o enfermedades como el síndrome del cabeceo que está matando a los niños que viven en el sur de Sudán y el norte de Uganda.

Quizá la campaña debería haber centrado su actuación en solucionar los problemas actuales que afectan a los miles de niños que están sufriendo las consecuencias de las atrocidades cometidas por Joseph Kony, líder del grupo guerrillero de Uganda LRA (Lord’s Resistance Army, Ejército de la Resistencia del Señor). Como decíamos, el síndrome del cabeceo o síndrome de asentir la cabeza se detectó en la década de los 80 en Sudán, se desconocen las causas de esta enfermedad y no se ha realizado ningún avance en su identificación, diagnóstico y tratamiento, se podría decir que los niños que lo sufren están condenados a la muerte.
Se cree que actualmente son miles de niños los que lo padecen en Sudán, Tanzania y Uganda, todos los esfuerzos que realizan algunos especialistas médicos que colaboran de forma voluntaria y altruista no sirven de mucho, es imposible combatir un trastorno neurológico del que sólo se conocen sus síntomas y consecuencias, los niños afectados sufren un retraso completo tanto en el desarrollo físico como en el cerebral, sufren un cabeceo patológico con ataques frecuentes cuando se alimentan o sienten frío, estos síntomas desaparecen cuando los niños dejan de comer o tener frío. En un principio, el CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) de Estados Unidos, creía que se trataba de algún tipo de histeria colectiva (un razonamiento sorprendente), pero gracias a las pruebas realizadas y los escáneres cerebrales (electroencefalogramas) se pudo determinar que se trataba de una enfermedad que causa una atrofia cerebral con daños severos en las células gliares y el hipocampo.

Quizá, como la enfermedad afecta a las zonas indicadas y requiere una gran inversión, occidente no le ha prestado atención, pero ¿y si llega a Europa?, lo más razonable sería poder descubrir sus causas cuanto antes, desarrollar un diagnóstico y un tratamiento efectivo, tanto para salvar a los niños de la región, como para poder prevenir que la enfermedad pudiera traspasar las fronteras territoriales. Claro, que como en principio y según lo poco que se conoce, se cree que no existe contagio y difícilmente puede ser una amenaza para el resto de poblaciones, los esfuerzos para tratar la enfermedad se limitan.

Según leemos en el artículo de BBC la preocupación va en aumento, el Ministerio de Salud de Uganda, la OMS (Organización Mundial de la Salud) y UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), trabajan conjuntamente para encontrar la solución, pero es necesaria una implicación internacional más comprometida. Mientras el número de casos va en aumento, las familias de los pueblos afectados por esta enfermedad se enfrentan a un problema en el que sus hijos serán discapacitados en el mejor de los casos, un drama que hay que sumar a los actuales problemas que sufren.

Las posibles causas que se barajan del síndrome del cabeceo son desconocidas, pero se cree que tiene relación con algún tipo de infección provocada por gusanos parásitos presentes en las áreas afectadas (es algo que no se ha constatado científicamente), recomendamos leer la información que facilita Wikipedia sobre la enfermedad. Es evidente que necesita atención y ayuda por parte de los países industrializados, obviar el problema es condenar a miles de niños a un futuro cuyo desenlace puede ser fatal.

Foto | PeterJBellis

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