Sintagmas nominales

Publicado el 09 septiembre 2016 por Malama

Leí Bulto sin reparar en el exterior de su cubierta, donde se dice que es «el resumen lírico de Blog Clausurado, la bitácora personal del autor» y que sus treinta poemas son lo que ha dejado una criba de casi quinientas entradas de ese blog. Esto predispone. Que un escritor desbaste lo escrito y lo adelgace para encontrar una versión aceptable es una garantía de que lo que llega al lector es, al menos, honesto. Para mí, es la segunda muestra de la vida del lector que es Jonás Sánchez Pedrero (Madrid, 1979), bibliotecario de Hervás, al que sigo conociendo por sus lecturas. En este libro, Francisco Umbral (Seix Barral publicó en 2009 su Obra poética), Julia Uceda, Vincenzo Padula (muy desconocido), Antonio Machado, Ramón Gaya, José Martí, José Bergamín, Diego de Silva y Mendoza (qué sugerente), Juan Rulfo, Eugenio Montale, Emily Dickinson, [José] Ángel Valente, Ángel González y todos aquellos que están emboscados en las referencias de algunos versos de Bulto, como Jaime Gil de Biedma —«Yo nací / —perdonadme— con la tristeza»— o Hemingway —«París era una fiesta y Vallecas / lo de menos»—.  Se lee con gusto el resultado de esa criba en treinta sintagmas nominales, diez por sección, según los títulos de un índice inexistente —que habría ayudado a mejorar la edición de esta obra: (I) El fuego. La cabeza. La ventana. El tacto. El olvido. El aliento. El ojo. La visión. La puerta. El cansancio. (II) El cerco. La luz. La casa. El gato. El movimiento. El desayuno. La saliva. Los perros. La cintura. La flor. (III) La visita. La muñeca. El ahora. La vela. El hijo. El resto. La nada. El frío. La costumbre. El espejo. Luego, no todos los poemas contienen tan evidente argumento, como es natural; pero el conjunto aporta una unidad de significado. Otro asunto es la expresión de los poemas. En muchos de ellos veo el apunte sobre un buen texto («El frío»), en otros una buena intención malograda («El aliento» o «La visión»); y hay poemas como «El cerco» que podrían haber titulado el libro. Aunque hay voluntad formal, con una mayoría de versos heptasílabos u octosílabos, el escaso sentido del ritmo malogra algunos poemas. Cada sección tiene sus buenas piezas y lo peor del libro es su factura. Nuevamente, escribir un libro de poemas no se corresponde con el resultado editorial. Ya queda dicho que falta un índice que habría mostrado bien la estructura en tres partes bien pensadas y que ya no hay quien evite la torpeza de comenzar cada sección con un poema en página par. No digo más. Solo que Bulto es un buen ejemplo de la poesía invisible que hacen algunos lectores con ganas.

Jonás Sánchez Pedrero, Bulto. Ediciones del Ambroz, 2016