Páginas: 344
ISBN: 9780571260065
Precio: unos 8 euros en Bookdepository.
Sinopsis
Justine y Vanessa son dos hermanas de dieciocho y diecisiete años, respectivamente. Justine siempre ha sido la valiente, la que no teme a nada y es capaz de impresionar a todo el mundo; Vanessa, por su parte, tiene miedo hasta de su propia sombra y su presencia pasa desapercibida al lado de su despampanante hermana. Las dos suelen pasar el verano en la costa, donde la primera practica saltos peligrosos que le han dado algún que otro susto cuando sube la marea. Allí las acompañan los hermanos Carmichael, también muy diferentes entre sí: Simon recuerda al típico empollón que estudia hasta en vacaciones y Caleb se parece un poco a Justine, con la que tiene algo más que amistad.Un día Vanessa recibe una trágica noticia: su hermana ha sido hallada muerta en el mar. ¿Suicidio, caída desafortunada…? Sus padres deciden volver a casa para superar el duro golpe, pero la hija pequeña necesita regresar a la costa para recomponerse, tarea nada fácil puesto que escucha la voz de su Justine y la habitación de esta desprende un profundo aroma salado. Vanessa decide buscar un trabajo para no pensar y gracias a eso conoce a Paige, una chica muy simpática que como ella también vive un poco eclipsada por su espectacular hermana. Sin embargo, en la práctica le espera una aventura mucho más trepidante que las comeduras de cabeza adolescentes: su amigo Caleb desapareció justo después de la muerte de Justine y la joven quiere ayudar a Simon a encontrarlo. Por el camino le espera alguna que otra sorpresa, como unas tormentas durísimas en pleno verano y el hecho de que se han encontrado otros cuerpos en la misma zona donde apareció su hermana. ¿Será todo casualidad, o ese mar esconde algo extraño?
Siren es el primer título de una nueva trilogía. El segundo, Undercurrent, se publicará el próximo verano y el último no verá la luz hasta el año 2012.
Mi opinión
Sin ser exactamente la típica historia de amor juvenil, Siren me parece un libro normalito y prescindible. Las primeras páginas me engancharon, pero luego vi que el ritmo narrativo no era para tanto y no volvió a atraparme hasta bien entrada la segunda mitad. Pese a contar con varias novelas en su haber, Tricia Rayburn no me parece una escritora experimentada y su prosa es de lo más común, no destaca ni por su humor, ni por las descripciones ni por su capacidad para absorberte e implicarte en la trama. Si no hubiera leído la contraportada, seguramente me habría pensado que era otra novata de las que se suben al carro para sacar tajada.El libro deja muchos cabos sueltos, principalmente en los temas secundarios que convendría trabajar más. Por ejemplo, los padres de Simon no dan señales de vida en todas las vacaciones, ¿de verdad pueden estar tan tranquilos mientras su hijo Caleb anda desaparecido? La forma de descubrir al personaje malvado tampoco me resulta creíble, ¿o quién se cree que dejará las cosas que le delatan a la vista de todos? ¡Que estamos hablando de asesinatos! Sé que estos puntos no afectan al desarrollo general de la historia, pero representan la diferencia entre un escritor mediocre y uno que lo tiene todo perfectamente organizado. Tampoco me gusta que deje tantos misterios para el segundo libro: se podría haber dejado claro quiénes mueren en el último capítulo y dar alguna explicación sobre la voz de Justine, que ni siquiera se despide de su hermana en esta primera parte. Entiendo que tiene que haber algún gancho para que la gente compre el segundo libro, mas considero que este podría estar más elaborado en general.
Cambiando de tercio, me disgusta un poco la caracterización de los personajes. Los buenos son los normalitos, los que no se lo tienen creído y pasan desapercibidos (al más puro estilo Bella Swan); las ‘macizorras’ con seguridad en sí mismas son las malas malísimas aunque ni siquiera se dé una explicación coherente para justificar sus acciones. Con la protagonista, Vanessa, tengo sensaciones encontradas: en algunos aspectos demuestra valentía (como cuando decide viajar solita a la costa y buscar un empleo), pero en otros es tan lineal y pava que se me atraganta un poco. En cuanto a Simon, el hecho de que sea un amigo de toda la vida y no el típico guaperas misterioso le hizo ganar puntos de entrada, pero en la práctica, por muy ‘Science boy’ que sea, sigue estando metido en el cuerpo de un tío cañón y actúa exactamente igual que Edward Cullen y cualquier otro personaje masculino idealizado. En definitiva, sé que no tardaré en olvidarlos.En lo relativo a la trama amorosa, además de previsible (para variar) no me ha transmitido nada y tiene momentos metidos con calzador porque esto es una novela juvenil romántica y por narices tiene que tener escenas idealizadas. Declaraciones de amor que no vienen a cuento, una Vanessa que nunca se ha dado cuenta de lo que vale, un Caleb que con dieciséis años tiene que jurar amor eterno a una chica con la que solo ha estado los veranos, un señor que nunca superó que su novia lo dejara cuando eran jóvenes… Como veis, el libro está impregnado de tópicos y más tópicos, el realismo brilla por su ausencia. ¿El amor está tan ensalzado porque los escritores realmente creen que en la vida real es así, o porque resulta más fácil vender una historia facilona que estrujarse el cerebro en plantear una medianamente creíble?
Por otra parte, la autora intenta hacer un guiño divertido con el personaje del padre de Vanessa, al que llama Big Poppa. Se supone que este truco debe de servir para que le cojamos cariño y nos parezca una persona entrañable (para que luego la sorpresa impacte más, claro), pero en la práctica yo siempre lo he visualizado como el payaso que asusta a los niños o, aún más fuerte, el pederasta que a ojos de todos es una persona simpática y agradable. En fin, que quizá el recurso de presentar al padre como bueno por ser comprensivo y divertido y a la madre como mala por ser maniática y pesada consigue colar entre los lectores de quince años, pero a mí no me engañan y este tipo de tretas me parecen muy facilonas.Pero por fortuna no todo es malo: reconozco que el misterio está bien planteado y logró sorprenderme. Estaba convencida de que me llevaría hacia un determinado punto, pero en la mitad del libro descubrí que me equivocaba y que la trama aparentemente vacía y de relleno era la que escondía la parte jugosa. Además, aunque por los tópicos que he mencionado no lo parezca, el desarrollo no sigue el eterno esquema crepusculiano de chica conoce a chico misterioso y juntos viven unas aventuras que ponen en peligro sus vidas. Aquí el chico es un conocido de toda la vida y la acción empieza con la muerte de Justine, no hace falta esperar a la recta final para vivir momentos trepidantes.
La ambientación tampoco está nada mal. No me fascina como la de Hermosas criaturas (tendrían que alinearse los planetas para que eso ocurriera), pero reconozco que el clima del mar, con la lluvia y el agua salada está bastante bien planteado, ha conseguido trasladarme a Chione Cliffs desde el primer capítulo sin necesidad de utilizar largas descripciones. Aprovecho para decir que agradezco que la acción se sitúe en verano y no tengamos que pasar por las manidas escenas de instituto (aunque tampoco es que unas vacaciones en la playa sean el colmo de la originalidad).Las criaturas fantásticas me han gustado sin entusiasmarme. Si habéis leído Hermosas criaturas, sabréis qué tipo de sirenas aparecen aquí (no son bondadosas sirenitas como la pelirroja de Disney, no, no, no). No sé hasta qué punto pueden dar juego, supongo que todo depende de las manos en las que estén. En el caso de Tricia Rayburn, creo que van a estar bastante limitaditas porque el misterio planteado para el segundo libro da la impresión de ser previsible a más no poder.
Ahora es cuando alguien me dice: “es una novela juvenil, no se le pueden pedir peras al olmo y menos si superas la edad recomendada”. Yo discrepo totalmente: si hay autores capaces de escribir libros juveniles buenos (Los Juegos del Hambre, Vampire Academy, Embrujo), no tengo por qué conformarme con la mediocridad. Además, soy de la opinión de que una buena novela juvenil gusta a lectores de todas las edades. Probablemente Siren me habría gustado más a los quince años, pero no porque esté orientado hacia ese público, sino porque entonces era menos estricta y no le habría visto tantos fallos como ahora. Yo creo que en la literatura hay que ser exigente, bastante basura se publica ya (y más con los géneros de moda).¿Recomendaría su traducción?
Depende un poco de la política de la editorial en cuestión. Por ejemplo, creo que Siren no desentonaría en una colección Ellas o al lado de Encanto fatal, pues sigue el mismo prototipo de historia normalita con algún punto interesante que se deja leer sin más. No obstante, si se busca una lectura con un trasfondo que haga pensar o algo original con opciones de ser el nuevo boom, no lo recomiendo en absoluto. Estoy convencida de que en el panorama internacional (y nacional) hay propuestas mucho más interesantes, así que no hay ninguna necesidad de prestar atención a esta.
Páginas de interés:
Web de Tricia Rayburn
Blog de Tricia Rayburn
Mi valoración: 5,5/10