Un paciente con TCE ingresa con Glasgow de 10. Usted lo reevalúa y le encuentra Glasgow 11. Al rato le informan que está en Glasgow 9. ¿Puede tomar alguna decisión? Un reciente estudio encendió algunas alarmas sobre la utilidad de la Escala de Coma de Glasgow (ECG). El estudio evaluó a personas que verdaderamente deberían conocerlo: estudiantes de paramédicos. Se les realizaron clases, tutorías y entrenamientos con maniquí para enseñarles a calcular la ECG. El estudio mostró que sólo el 20-37% de los alumnos lo calcularon adecuadamente en aquellos pacientes con ECG 7-12. El componente “motor” de la ECG fue que produjo más errores.
Hace algunos años se había publicado una editorial en Annals of Emergency Medicine, que fue resumida por la página Scancrit de manera muy acertada. Reproducimos a continuación los puntos principales. Nunca fue pensada para ser utilizada en trauma o emergencias Cuando Teasdale y Jennet inventaron la ECG en 1974 se diseñó para evaluaciones seriadas de la función neurológica en pacientes hospitalizados en un servicio de neurocirugía. Nunca fue pensada para ser utilizada en trauma o emergencias, pero principalmente no fue pensada para utilizarla como se usa hoy (las subescalas no se pensaron para ser sumadas en un número total). Los inventores de la ECG incluso manifestaron en 1978 su desacuerdo con el uso que se le da a su escala: “nunca recomendamos usar sólo la ECG para monitorizar el coma, para evaluar la severidad del daño cerebral o darle un pronóstico al paciente”. No es reproducible ni precisa Para que la ECG pueda utilizarse como se quiere debería entregar resultados reproducibles, que permitan un adecuado monitoreo a lo largo del tiempo y permitan ser comunicados entre diferentes personas. Pero no lo hace. Un estudio que comparó la ECG entre pares de médicos de emergencia encontró que en el 38% los puntajes eran diferentes y en el 33% la diferencia era mayor a 2 puntos. La ECG nos entrega una falsa impresión de haber creado un orden al caos, al pretender resumir en un número toda una evaluación neurológica. Se trata sólo de una “ilusión numérica”. Las subescalas no son comparables ni sumables La ECG nos indica que debemos sumar los puntos de 3 diferentes escalas (ocular, motor y verbal). Ello implica suponer que las 3 escalas están interrelacionadas y que tendrían la misma magnitud clínica. Desde hace tiempo se sabe que no es posible relacionar linealmente la ECG con la sobrevida del paciente. Además la gravedad del déficit en las 3 áreas no es la misma, lo que se evidencia al comparar la sobrevida en 3 casos diferentes de ECG 4:
- Ocular 2, motor 1 y verbal 1: sobrevida 81%
- Ocular 1, motor 2 y verbal 1: sobrevida 52%
- Ocular 1, motor 1 y verbal 2: sobrevida 73%
- WHY THE GLASGOW COMA SCALE HAS GOT TO GO
- THE GCS STILL DOES NOT BELONG IN EMERGENCY MEDICINE
- Should an alternative to the Glasgow Coma Scale be taught to paramedic students?
- Reanimación.net