[7/10] En “Sister”, Ursula Meier nos presenta a Simon, un crío de doce años que ha tenido que madurar a marchas forzadas y que cada día trata de conseguir un poco de “dinero para comprar cosas”. No son chucherías ni caprichos adolescentes lo que quiere, sino un poco de comida, algo de beber, papel higiénico… para él y para su hermana Louise, una joven que se acerca a la treintena y que lleva una vida inestable en lo laboral y en lo sentimental. El problema es que la ocupación de Simon consiste en robar esquíes y cualquier complemento de marca que encuentra en una estación al pie de los Alpes, y revenderlo después al mejor postor. Su descaro y sentido práctico, carácter despierto y profesionalidad son algo inaudito para su edad, pero es que su formación ha sido un poco deficiente y su familia es un poco especial.
Simon es, en definitiva, un ladronzuelo experimentado que controla el entorno al modo que Oliver Twist lo hiciera en el Londres decimonónico o los niños pícaros en la España del siglo de Oro. Son luchadores que tratan de sobrevivir en un entorno precario que les niega lo mínimo que exige su dignidad. La diferencia es que nuestro Simon vive en la opulenta Suiza del siglo XXI y que su principal necesidad no es la material -aunque la sufre- sino la afectiva. Roba para vivir pero fundamentalmente lo hace para sentirse necesario y querido… por su hermana. De gran dureza es la escena en que le da todos sus ahorros a cambio de un abrazo, o cuando vuelve a mostrar esa necesidad de acogida ante la madre que ha descubierto su mentira. Realmente, Simon nunca ha sido niño y ha asumido demasiado pronto unas responsabilidades que no le corresponden… y eso salta a la vista.
Si este niño grande siente el frío del invierno helvético en su corazón, el espectador también lo nota gracias a la fotografía de Agnès Godard. No hay concesiones pero sí sensibilidad para adentrarse en el alma congelada del niño o en el mundo contradictorio de Louise. La sutilidad con que se trazan las relaciones entre ellos se consigue a partir de tenues y ambiguos hilos de dependencia y comprensión… que nunca llegan al desahogo y la ternura, que encierran una herida del pasado y una necesidad del presente. Su drama familiar, por otra parte, se carga de fuerza con la confesión realizada en el automóvil, pero más aún en ese plano final, tan conseguido como desesperanzado y que llega como una auténtica daga mortal. Con él, Meier parece condenar a nuestros protagonistas a una vida de desencuentros, a una imposible felicidad… porque la temporada de nieve se cierra, porque ellos seguirán siendo unos ladrones necesitados de afecto.
Gran trabajo del joven Kacey Mottet Klein para sacar adelante la película con la misma frescura y autosuficiencia con que se aplica en sus robos, y de una Léa Seydoux que nos da una mirada llena de hondura… y también de la vaciedad y desorientación de su personaje. Al final, desde la sobriedad narrativa y emocional, desde la estética realista y áspera, Meier consigue una película con alma y sin artificio, con calado humano y enjundia social, cercana al cine de los hermanos Dardenne y a sus adolescentes, con una velada pero contundente crítica a una sociedad donde la soledad se ha instalado entre el bienestar y el ocio, entre la carencia de criterio y la falta de cariño. La película se llevó en Oso de Plata en Berlín y es la candidata suiza para los próximos Oscar®
Calificación: 7/10
En las imágenes: Fotogramas de “Sister” – Copyright © 2012 Archipel 35 y Vega Film. Distribuida en España por Karma Films. Todos los derechos reservados.
- “Cruzando el límite”: Adolescentes desesperados
- “La gran familia española”: Mapa para un encuentro emocional
- “Mi encuentro con Marilou”: Para salir de la depresión
- “15 años y un día”: Mostar
- “Hijo de Caín”: Ángel o diablo
Publicado el 18 noviembre, 2013 | Categoría: 7/10, Año 2013, Críticas, Drama, Francia, Suiza
Etiquetas: adolescencia, Agnès Godard, amor, familia, Hermanos Dardenne, Kacey Mottet Klein, Léa Seydoux, Sister, Ursula Meier