Young Ones contiene los dos elementos favoritos del amante del cine: belleza estética y una buena idea. La película del director estadounidense Jake Paltrow es uno de los platos fuertes de la sección oficial de Sitges. Se trata de un western futurista y apocalíptico en el que los seres humanos se ven sometidos a una terrible sequía y el agua es el nuevo petróleo de la humanidad, el producto económico más importante y más preciado. Ernest Holm, interpretado por el gran actor Michael Shannon, es una especie de forajido que se encarga de proporcionar recursos a los constructores de una red de abastecimiento de agua. Su mujer está internada en un centro de rehabilitación tras sufrir un grave accidente, y Holm ha de cuidar de sus hijos Jerome y Mary mientras lidia con su temperamento y su adicción al alcohol.
La historia desarrollada es tremendamente interesante, sobre todo hacia la mitad del metraje, cuando vivimos un brutal giro de guion. Holm desaparece, ya no es el protagonista y el repugnante novio de Mary se convierte en la figura central de la trama y el modelo patriarcal de la familia. La estructura episódica muy tarantiniana de la trama acaba desplazando el papel de protagonista a Jerome, clave para entender la desaparición de su padre.
Lo mejor de Young Ones es el hecho de que obvia los aspectos más generales de la situación apocalíptica de la trama, y la utiliza como marco y excusa para introducir una historia realista, de personajes de carne y hueso. La crueldad y el vacío de los preciosos pasajes desérticos son metáfora de la actitud de los protagonistas. Paltrow, has dado en el clavo, los westerns ya no son solo obras del pasado, sino también obras del futuro.