Sitio con encanto para tu boda

Por Peripeciagarcia

Ya os comenté que Paco y Paula se había casado en un lugar espectacular: el Palacio de Meres, en Asturias. Sinceramente, las fotos de la web no le hacen justicia, además tampoco se puede ver ahí la amabilidad de la familia que lo lleva, que no hacen más que decirte "ve donde quieras, estás en tu casa". Conste desde ya que no me patrocinan este post ni mucho menos, es simplemente que nos ha cautivado, como ya lo ha hecho con otros, pues ha acogido varios rodajes, como El abuelo.

Se llega a través de un bosque impresionante (donde deberíamos haber hecho los posados pero la lluvia no lo permitió).
                                       
Ofrece la comodidad de tener habitaciones, lo que significa que la novia se puede vestir y maquillar allí y que los recién casados pueden quedarse a dormir tras su fiesta.

Rincones preciosos donde cualquier foto queda bien.

Una capilla con sillas vestidas y capacidad para unos 250 invitados.

Flores El Invernadero, de Oviedo

                             Todo está perfectamente decorado y cuidado, manteniendo el encanto de lo rústico pero con espacio para la modernidad. 
Las responsables de Flores El Invernadero, de Oviedo hicieron un trabajo sensacional con sus velas y decoraciones florales, tanto en la capilla como en el resto de espacios. Me encantó el detalle de las manzanas evocando la sidra asturiana.

decoración floral hecha por Laína hija, del Palacio de Meres


         
Espacios como el llagar (donde se produce la sidra), que normalmente se habilita para proyecciones de vídeos en las bodas, o el cóctel. En esta ocasión, simplemente era un lugar de paso, un espacio más en el que la gente podía disfrutar del gran día a sus anchas.

Sucede una cosa curiosa que no había visto nunca. Las diferentes dependencias acogen el banquete, de manera que las mesas no están todas en una misma sala, sino separadas en varias contiguas. Esto provoca que no todos los invitados vean a los novios, pero en realidad es un momento en el que se come o se cena y no mucho más. Pero los recién casados hacen su entrada y van pasando por todas las habitaciones para saludar. Cuartos, por cierto, con mucha historia y fotos con solera de grandes personajes como Picasso.
 Si se tienen muchos invitados se habilita el corredor para dar servicio a más comensales.
 La vista de la mesa presidencial me parece espectacular desde aquí.
 

 Pero lo que más me llamó la atención es que lo tienen todo perfectamente montado y organizado. Cuando vi a los empleados con pinganillo no pude evitar pensar en Jennifer López en la película en la que hace de una wedding planner. Bueno, pues igual. Aquí se van avisando de por dónde va la novia, de que tiene que entrar tal música o de que una invitada quiere dar una sorpresa, de modo que todo trascurre de un modo fluido verdaderamente ejemplar.

Pero es que además te proponen rincones para hacer fotos (se lo saben al dedillo ya) y te ayudan, como podéis ver en la foto, y se plantan a posar para que tú prepares la iluminación, si bien es cierto que son un poco estrictos en cuanto a montaje de focos y demás (muy necesarios una tarde de noviembre lluvioso) para que los invitados no vean ni un cable ni nada fuera de lugar, por así decirlo. Y no lo vieron, desde luego.
Que llueve, disponen una carpa. Que lo hace justo cuando la novia sale hacia la capilla, tienen un camino por dentro del palacio que lleva hasta allí sin que se se moje.
Un detalle que me gustó mucho fue ver a Laína, la matriarca, una señora guapísima, ayudando a vestirse a la madre de la novia. Sentías que era su casa y te la ofrecía. La de novias que habrá visto, la de historias que habrá presenciado...
Un sitio elegante, precioso y dirigido con precisión.