A veces, en las batallas de la vida, podemos sentir como si todos los frentes nos derrotaran. Conflictos familiares, reveses laborales, problemas financieros o pérdida de la salud pueden poner un giro pesimista en nuestra manera de ver la vida. Pero el creyente en Cristo siempre puede llegar a esta conclusión: «Situación excelente».
Observa a Pablo. Cuando lo encarcelaron por predicar el evangelio, tuvo una actitud inusualmente optimista. Le escribió a la iglesia de Filipos: «Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio» (Filipenses 1:12).
El apóstol consideró su situación como una nueva plataforma para evangelizar a la guardia del palacio romano. Además, otros cristianos se fortalecieron con su situación, para predicar el evangelio con más denuedo (vv. 13-14).
Dios puede utilizar nuestras pruebas para bien, a pesar del dolor que generen (Romanos 8:28). Es simplemente una forma más de honrarlo.
Las pruebas pueden ser el camino de Dios hacia la victoria.
(Nuestro Pan Diario)