Revista Economía

Situación extraña en los mercados financieros

Publicado el 08 julio 2015 por Pacolopez

Estamos en un momento insólito en los mercados financieros, debido al trabado proceso de negociación del rescate de Grecia. A ese problema se suman al menos otros dos: la debilidad del precio del petroleo y la caída de las bolsas chinas. Y de fondo tenemos otros asuntos, que han quedado en parte eclipsados, pero que siguen influyendo en el panorama financiero, al menos a largo plazo, y de los que destacaría dos: la pérdida de empuje de la economía china y en general de las emergentes, causa y efecto de la caída del precio de las materias primas, y el indefectible aumento de los tipos de interés norteamericanos, con la consiguiente revalorización del dólar frente a otras divisas, principalmente euro y yuan o renminbi (chino).

La situación en Grecia está haciendo correr ríos (analógicos y digitales) de tinta. Y no es para menos. Nadie (o casi nadie) entiende nada.

Por un lado tenemos a un líder griego algo inexperto pero muy o bastante populista, que preside un gobierno variopinto, que quiere llevar a los prestamistas al borde del abismo para que antes de caer por el mismo acepten quitas de su deuda y condiciones ventajosas de pago del resto, y no impongan condiciones internas muy duras, porque el pueblo griego no las aceptaría (véase el referéndum), y que además acepten poner más dinero encima, porque si no no será posible evitar la bancarrota, que ni él ni sus ciudadanos quieren (¡qué listos los tíos!).

Por el otro, uno conjunto de prestamistas, que a pesar de ser quienes ponen la pasta y quienes han aceptado los mayores desaires y quitas, y van a seguir poniendo dinero, consiguen aparecer como los malos de la película. ¡Pero imposible! Pero, ¿por qué pasa eso? Primero de todo, porque están demostrando que la UE no puede seguir gestionada del modo que lo está: los gobiernos nacionales por un lado (Merkel), el Parlamento Europeo por otro, la Comisión Europea por otro (Juncker. ¡vaya personaje! ¿quien se fiaría de él?), el Eurogrupo por otro (el holandés de nombre impronunciable; por cierto, ¡qué aspecto más repelente, de suficiencia y desprecio de los pigs!).

Hasta ahora todos los espectadores hemos confiado en que se impondría el sentido común y se llegaría a un acuerdo. Pero no ha sido así. Los griegos saben que tienen cogido a los prestamistas por los coj… Y los prestamistas ofrecen una imagen patética. Son gigantes con pies de plomo.

Resumiendo tenemos a unos ciudadanos griegos que quieren que los ciudadanos del resto de la UE les sigan prestando dinero y les perdonen todo o parte del que les habían prestado antes. Y que están dispuestos a hacer algunos pero no todos los sacrificios que se les piden para poder devolver el dinero que han recibido. Es una versión macro del archiconocido “cuando uno le debe 100.000€ a un banco tiene un problema, pero si le debe 100 millones de euros, el problema lo tiene el banco”.

¿Quien acabará de dar su brazo a torcer? Lo curioso es que no lo sabemos, pero si no se llega a un acuerdo, tendremos un problema y grande, que las bolsas están poco a poco descontando para que no les coja de golpe. Si se llega al acuerdo, todo el miedo descontado se recuperará de golpe. Estamos, pues, en una situación de cara o cruz, en la que lo mejor es esperar y rezar.

Al final de todo, lo que se necesita para llegar a un acuerdo es que el primer ministro griego y Angela Merkel encajen una solución que permita a ambos ir a su electorado a presentarla como si no la mejor, la más buena.

Por el lado de Merkel, algo que permita explicar que Grecia está en manos de un gobierno que honestamente desea reencarrilar sus finanzas, pero que debe hacerlo a medio/largo plazo y a través de un crecimiento del PIB, y que ello conlleva aceptar unos niveles asumibles de austeridad, y que se ha llegado a una entente en ese sentido. Que los ciudadanos alemanes (y del resto de la Union Europea) no pueden dejar caer a Grecia, que es parte de la Unión, y que, confiados en el liderazgo de Tsipras, van a apoyar este postrero y esperemos que definitivo intento de salir del agujero en el que está el país. La alternativa supondría la salida de Grecia del euro y de la UE, que la mayoría de ciudadanos de Alemania y de la UE no quiere, y que supondría un mal precedente y un desprestigio del proyecto europeo. El proyecto europeo es mejorable, pero es el único posible en estos momentos de la historia. Este acuerdo nos marca una señal en la buena dirección, y hemos de seguirla.

Por el lado de Tsipras, debe poder hacer un discurso a su pueblo que incida en que la Union Europea y la Troika en general no desean ningún mal al pueblo griego, sino que todo lo han hecho para ayudarlo a salir del pozo en el que están y han estado hasta ahora sus finanzas públicas, y que el acuerdo firmado formaliza la continuidad de ese apoyo, pero que el país ha de hacer un esfuerzo para reequilibrar sus finanzas, y en ese contexto se han fijado unos objetivos fiscales, que no sólo son de la Troika sino que lo son del propio gobierno griego, y lo han de ser del país. Y para alcanzar esos objetivos se deben asumir diversas medidas, nos gusten o no nos gusten. La alternativa es la salida del euro y de la Union Europea, que una inmensa mayoría de griegos no quiere, y que nos haría dar un paso atrás en nuestra historia. Este acuerdo nos marca una señal en la buena dirección, y hemos de seguirla.

¿Y qué pasará después? Pues, si se firma un acuerdo y las cosas se recomponen, todo dependerá de la actitud de Grecia. Si vuelve a las andadas, será su final en la UE. Pero yo quiero creer que no va a ser así. Y quiero creer que un resultado positivo de la victoria de Tsipras en el referéndum y la eventual firma del acuerdo de rescate, pueda ser el fortalecimiento de Tsipras (quizás con unas nuevas elecciones), y Grecia necesita un gobierno fuerte y estable, que no ha tenido en décadas, para llevar a cabo la salida del pozo en el que está.

Si no se firma el acuerdo, pues habremos de resignarnos a que Grecia salga del euro y a un período de inestabilidad debido al reajuste macroeconómico que supondría. ¿El fin del mundo? No, pero un buen terremoto.


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