"Ni siquiera la rigidez de tabla de este viejo e inflexible sofá puede impedir que mi cuerpo se escabulla hacia la salvación. Me recuerda las residencias universitarias de Aberdeen; tendido en la oscuridad, y regodeándome en la gloriosa ausencia de ese miedo que se acumulaba en mi pecho como las espesas flemas en el suyo. Porque ahora, oiga lo que oiga ahí fuera, el chirrido de los neumáticos de los coches en las estrechas calles de bloques de viviendas de protección oficial (que a veces barren con sus faros el aire rancio de esta habitación), borrachos desafiando al mundo o cantándole serenatas, o los desgarradores maullidos de gatos entregados a sus angustiantes placeres, ese ruido sé que no lo voy a oír.
Ni una tos."
Trainspotting no cabe duda que fue una obra seguida por miles de personas casi desde su publicación. era transgresora, era diferente y estaba bien construída. Tiempo después apareció Porno que se ambientaba años más tarde y ahora le tocaba el turno a un viaje un poco más largo para situarnos justo antes de Trainspotting. Era muy difícil resistirse así que hoy traigo a mi estantería virtual, Skagboys.
Estamos en Edimburgo a principios de los años ochenta. El país se convulsiona bajo la mano de Margaret Thatcher y las huelgas de mineros y el aumento de la tasa del paro son una constante en las calles. La clase obrera se hunde mientras las drogas parecen tomar fuerza en las zonas más deprimidas y el sida comienza a aparecer. En este ambiente muchos fueron los que se dejaron tentar por esa sensación de vacía felicidad que les podían proporcionar este tipo de sustancias.
Los chicos de la heroína, nos titula Welsh a esta novela, que es justamente eso, un descenso lento al infierno de las drogas y todo lo que eso puede traer consigo en unos jóvenes. Ahí encontramos a Renton, un universitario del que se sienten orgullosos en su familia por ser el primer, a Sick Boy que vive bajo la sombra familiar, a Spud y a Begbie y a través de ellos darnos un reflejo social. Porque sobre todo, los capítulos a modo de distintas voces que componen este libro, lo que hacen es ir dándonos una imagen social muy completa de un momento complicado en muchos aspectos que me parecía especialmente interesante ver tratado. Y también hace que reflexionemos. Me encontré pensando sobre las drogas y como caen en ellas en los peores momentos, casi buscando un motivo aún a sabiendas de que no lo iba a justificar.
Me gusta como escribe Welsh y ya no sólo por ese concepto de tentación y caída, de primeras veces que luego se convierten en costumbres y que no deja de ser interesante; sino también por la época social a todos los niveles; las reacciones de la población: adultos indignados en las calles, jóvenes que miran buscando su sitio sin darse cuenta de que tal vez, estén pensando que lo han encontrado en el lugar equivocado. Todo ese entorno que se convierte casi en una bomba hace que al leerlo también nos preguntemos lo que ha cambiado en los últimos treinta años. Hoy os invito a conocer a un grupo de jóvenes y a olvidaros casi de sus caras si habéis pasado ya por Trainspotting antes de abrir el libro, porque esta vez serán un grupo de amigos tomando decisiones equivocadas, muy equivocadas. Si no conseguís despegaros de eso, tampoco lo haréis de la incómoda sensación de estar ante un libro que existe porque tira de un éxito como me ha pasado a mi.
En conjunto la novela me ha gustado, aunque no tanto como Trainspotting. He tenido la sensación de que le sobraban algunas páginas y me quedé aún así con las ganas de que profundizase más en algunos aspectos como las familias. Habrá que esperar a saber si esta obra también se convertirá en un éxito de la gran pantalla.
Y vosotros, ¿alguna vez os animáis con esto de las precuelas o sois de los que las miráis con suspicacia pensando en el motivo de su aparición?
Gracias