Nos adentramos en la zona más oscura de la temporada. Freds of the Dead Decir que este episodio fue el peor menos bueno de la temporada sería injusto, porque si su protagonista no fuese tan insípido probablemente me habría gustado (todavía) más. En este sentido creo que los guionistas fueron inteligentes y no se inventaron un drama personal para Freddie, sino que lo ataron al de Effy y lo colocaron como co-protagonista de la trama final. El episodio muestra lo que ya sospechaba desde el principio: la aparente felicidad de Effy se debe a que tapa sus problemas con alcohol y drogas. El paralelismo entre la depresión de Effy y el suicidio de la madre de Freddi me hizo empatizar con el personaje y sentir un mínimo de pena por él.
Lo que más me gustó del episodio fue el ambiente que va creando para mostrar la incipiente ida de olla de Effy. La habitación desordenada y a oscuras, la música, el cielo nublado, todo va aumentando la oscuridad hasta llegar al momento catacrocker de la fiesta, una escena marca de la casa en la que nos hacen creer que Effy toca fondo. Luego nos sorprenden con una escena luminosa y visualmente alegre (con esos verder y celestes imposibles) pero que en realidad nos muestra la terrible paranoia de Effy con un magistral amago de zombies. La terecera gran escena (consecutiva) es la del carnaval y es mi favorita por la gran métafora que pinta de repente. Effy yendo a contracorriente de la marea de gente extraña, Cook disfrazado de demonio, Katie como el ángel salvador... Brillante. El intento de suicidio de Effy al final es perfectamente lógico, incluso predecible, y deja el terreno en condiciones idónesa para el gran episodio de Effy que los guionistas sabían que estábamos esperando.
Elizabeth y el cliffhanger de la discordia
Este es uno de esos episodios que requiere un segundo visionado para entenderlo mejor, y por eso esta (no tan) breve reseña va a ser desde ese punto de vista. Durante la rehabilitación de Effy vemos su lado más vulnerable, sin la máscara que llevaba desde que la conocíamos. Es curioso como un personaje que a todos nos atraía por su misticismo resulte más interesante cuando conocemos cómo es en realidad. Desde el principio vemos que su tratamiento consiste en hacerle olvidar el doloroso pasado a base de pastillas y una especie de hipnosis. Vemos a una Effy en blanco pero con una oscuridad que puede salir a la superficie en cualquier momento si se salta una tarea de su planificada rutina. Me gustó mucho la imagen de la habitación, toda pintada de blanco y con todas sus cosas viejas en el armario, creo que simboliza a la perfección lo que pasa por su cabeza. Durante todo el episodio se nos van dando sutiles pistas de que el método de rehabilitación de John T. Foster no es el más adecuado: cuando la cámara se detiene unos segundos en el cartel con su nombre nos da a entender que debemos recordarlo, la reacción de Naomi ("Pero no puedes cambiar el pasado") parece obvia, pero nos pone los pies sobre la tierra, y el genial mmomento Phil Collins nos confirma que a John T. Foster le faltan un par de tornillos.
El contacto con la normalidad, con Freddy, con el resto del grupo, la farsa de las notas, Cook... todo esto daña el frágil estado de Effy y, en otra genial escena (cuando pierde a Pato, su jirafa de peluche) vemos como vuelve a perder la cabeza, justo como Foster había planeado. La siguiente versión de Effy parece colocada, sobrealimentada de pastillas, pero en la hermosa escena del parque Cook descubre que está lobotomizada. A estas alturas ya está muy claro que la cosa no va a terminar bien, y el propio Cook suelta la perla: "Esto se está poniendo demasiado Stephen King para mi..." Con un movimiento magistral por parte de los guionistas, de repente la 4ta temporada se conecta con la 2da y entendermos por fin que los demonios de Effy comenzaron con el accidente de Tony. Wow, simplemente wow por todo el tramo que va desde que Elizabeth y James se conocen, pasando por la fiesta, el "momento memento" y hasta lo mal que lo pasamos con la escena en medio de la carretera.
Y llegados a este punto empieza la discordia. Con Effy en la clínica de rehabilitación por tercera y última vez, por fin se dan cuenta de que olvidar no es la solución, hay que aceptar el pasado para poder dejarlo atrás. Freddy tiene la mejor escena de su historia cuando manda a tomar por culo a John Foster, pero el último adulto de esta generación es mucho más que un irresponsable. Todas esas miradas perturbadoras por fin cobran sentido y destapan a Foster como un auténtico psicópata que se carga a batazos a Freddy. Un final que te deja boquiabierto y ojiplático durante todos los créditos. La brutalidad que transmite la escena sin mostrar un sólo golpe (magnífico sonido, eso sí) es sencillamente magistral, y la sangre en el vidrio y el posterior silencio, un broche de oro que te deja una sensación fea en el estómago. Pocas series son capaces de transmitir ésto y de esta manera.
Puedo entender por qué tanta gente se sintió ofendida por este final de temporada, si se tratase de cualquier otra serie a mi también me parecería una tomadura de pelo, pero Skins siempre se caracterizó por la libertad, el riesgo y la falta de convencionalidad de sus guiones, y por lo tanto no me extraña que hayan elegido el difícil camino de la polémica para cerrar la historia. Porque los creadores sabían que iban a dividir al público, y sin embargo les dio igual porque confían en sus guiones, y los admiro por eso. Mucha gente se quejó de la falta de realismo y de que no se daban pistas de lo que iba a suceder. Mucha gente se quejó de la falta de realismo y de que no se daban pista de lo que iba a suceder. Yo me pregunto: ¿es realista que un asesino avise por anticipado que va a matar? Pistas hay, lo que pasa es que no son explícitas y tras ver el episodio por segunda vez se entiende mejor el clima que va generando. Me quedo con esta frase que escribió Álex en Basura & TV (una entrada con la que comparto plenamente opinión y que recomiendo leer): "Skins utiliza la exageración, la parodia y la deformación para llegar a unas conclusiones y formar un mensaje, esta vez sí, real como la vida misma." Otro punto a tener en cuenta, y esto también lo comenta Álex, es que Effy no podría seguir adelante con Freddy de por medio y, adelantandome un poco a los hechos, creo que nadie puede discutir que el final de la serie habría sido mejor de lo que fue con Freddy vivo.
Si ésto no es sospechoso que venga Messi y lo vea. La música: el episodio de Freddy no tuvo canciones particularmente memorables, pero si cumple con la regla general de Skins: introducir grupos semi-desconocidos que vale la pena explorar. Me gustaron "Hey, Joe" de Sparklehorse (Spotify) y "Honest" de Band of Skulls (Spotify). En el episodio de Effy el genio que se encarga de musicalizar esta serie logró emocionarme con la preciosa "Send My Fond Regards to Lonelyville" de Elvis Perkins in Dearland (Spotify), un grupo de folk que recomiendo fervientemente. "Easy Lover" de Phil Collins (Spotify) también fue una gran elección, y al final del episodio repitieron los Felice Brothers con "Her Eyes Dart Around" (YouTube) (ya habían cerrado la 3ra temporada con la genial "Frankie's Gun", Spotify).
La escena: me gustó mucho la que todos dicen sus notas de fin de curso en el pub porque fue uno de los pocos momentos grupales de la temporada (Thomas: "I was expelled." Todos: "YAY!" :D), pero me quedo con el genial y bizarro homenaje a Michael Jackson en el episodio de Freddie. Adoro que Skins se permita este tipo de lujos/excentricidades.