Esta es otra de esas películas de las que suelo decir: "llevaba tiempo con ganas de verla". Y por fin el otro día la vi y he de decir que me ha sorprendido gratamente. Lo que más me ha sorprendido es su forma de narrar. Como todos sabremos, Slumdog millionaire cuente la historia de un joven indio que se presenta al concurso ¿Quién quiere ser millonario? (sí, el de Sobera) para tratar de reconquistar un amor perdido. Hasta aquí todo bien, pero lo que no me esperaba era que la historia estuviese tan bien contada alrededor de cada una de las preguntas del concurso. Podría decirse que la película narra la vida de un joven sin estudios a través de la explicación de cómo conocía la respuesta a las preguntas que se le hacen en el concurso.
En cierto sentido, la película recuerda a otras como Ciudad de Dios que hacen un buen uso de la "estética del hambre" haciendo de la necesidad virtud y mostrando lo bello de la pobreza. El resultado es una imagen con un tratamiento del color que te atrapa y un universo de cuento de hadas con un sabor agridulce que te dejará sin halieto.
En resumidas cuentas, nos encontramos ante una narración fragmentada muy bien orquestada y con una banda sonora impecable.