Dice el viejo axioma que todos los hijos se acaban pareciendo a sus padres, y Baxter Dury no es una excepción. Vale, el hijo de Ian Dury quizá lleve una vida más normalita que la de (Sex & Drugs & Rock’nRoll) su afamado padre, pero con el tiempo seha ido construyendo un personaje macarrilla que desde luego deja muy atrás al delicado Baxter Dury que en 2002 me hechizó con su debut -muy especialmente la frágil “Oscar Brown“- y le acerca en cambio,en lo sonoro y en actitud sexy beast, al último Serge Gainsbourg .
Confieso que tuve un poco perdido a Dury hasta que a finales de 2017, Jarvis Cocker señalaba el sencillo “Miami” como su canción favorita del aquel año, y como lo que dice Jarvis va a misa (Jarvis Cocker Sunday Service) enseguida me puse con los deberes atrasados ¡Sorpresa! El pajarito que piaba con voz temblorosa en 2002 se había convertido en un pollo encantador y rematadamente cool. Me gustan, lo reconozco, este tipo de cosas: como cuando dejas de ver a un amigo durante una temporada por los motivos que sea, y de pronto un encuentro casual o una circunstancia concreta desembocan en que la relación se reanude, y lo primero que haces con tu amigo es ponerte al día de todo lo que ha acontecido durante ese lapso. Algo así me pasó con Dury, y por eso todas mis alertas han saltado tan pronto como el inglés ha dado a conocer el avance del que será su nuevo -el sexto, ya- trabajo discográfico: se titulará “The Night Chancers“, y se publicará (vía Heavenly) en marzo del próximo 2020. La nota de prensa habla de un disco noctámbulo (él lo define como un disco sobre salir de una habitacion de hotel a las tres de la mañana, directamente), y sobre gente que no puede dormir porque se siente sola o desesperada, etc. Nada demasiado original, desde luego, pero hay que reconocer que a él traje de canalla le sienta como un guante.
El sonido en general estará, dice, bastante cerca de lo mostrado en “Prince Of Tears” (muchos de los colaboradores de aquel disco repiten en este nuevo álbum), aunque para este trabajo ha querido ampliar un poco la paleta, con mayor profusión en los arreglos. El botón de muestra resulta, cuanto menos, prometedor: esta adicitva Slumlord” en la que que resulta más que evidente la influencia del Bowie ochenterillo (de “Let’s Dance“, es obvio) es un estupendo ejemplo del modo en el que en Baxter confluyen actitud punk (la genética es la genética), sonidos sintéticos, dandismo y pop deluxe. Tengo la sensación, Baxter, que esta vez no tardaremos tanto en volver a vernos…