Ayer 6 de diciembre la abogada Powell, ex Fiscal General de los Estados Unidos, declaró abiertamente que Dominion Voting Systems habría ocultado deliberadamente un servidor sobre el que se había pedido una orden de restricción. Una ocultación o desaparición que facilitaría posteriormente reiniciar definitivamente la máquina para tratar de borrar todo indicio y destino de tráfico de datos y otras informaciones.
En paralelo, se ha desvelado una declaración jurada incluida en la demanda que Powell interpuso contra la gobernadora del estado de Michigan y más de 70 funcionarios por sospechas de fraude electoral. Dicha declaración jurada proviene de un ex analista de inteligencia electrónica que pertenece al 305 Batallón de Inteligencia Militar de los Estados Unidos, quien asegura tener registros que demostrarían cómo agentes iraníes y chinos accedieron remotamente a Dominion para alterar los resultados electorales y favorecer así al Partido Demócrata. Concretamente, uno de los nodos extranjeros identificados en conexiones a Dominion se halla en Hunan, China; y en otro de los nodos extranjeros han sido identificadas direcciones IP iraníes. Esta declaración jurada coincide plenamente con testimonios anteriores incluso al proceso electoral, en los que se acusaba a Dominion Voting Systems de haber implementado un sistema de conteo de votos preparado deliberadamente para sufrir ataques externos que permitieran fácilmente una manipulación masiva de resultados. Hace meses no pocos advirtieron del riesgo que supondría para el proceso electoral que Dominion fuera la herramienta de conteo de votos. Y también hace meses que los directores Ratcliff de Inteligencia Nacional y Wray del FBI alertaron públicamente de que tanto China como Rusia habían puesto en marcha campañas masivas de desinformación y envío de correos “para intimidar a los votantes e incitar el malestar social contra el Presidente Trump”
En Washington D.C. el entorno progre afín al Partido Demócrata anda alborotado por una maniobra del Presidente Trump, quien sigue haciendo limpieza entre departamentos y funcionarios del más alto nivel que pudieran ser sospechosos de partidismo hacia demócratas e intereses extranjeros. En esta ocasión el cajón a limpiar ha sido el departamento conocido como Junta de Negocios de Defensa, donde han sido purgados un total de 11 miembros. Entre otros cometidos, este departamento es el encargado de valorar las ofertas y contratos de aplicaciones y equipos militares que adquiere el Estado a compañías privadas.
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