¿Puede un puesto minúsculo de comida "callejera" que ocupa un rincón al fondo de un mercadillo de comida de aire asiático convertirse en uno de los lugares de moda de una ciudad como Madrid?.
Por Capitán Rábano.
Ficha técnica:
Qué: Smok-Mok
Dónde: Calle doctor Cortezo 10, Madrid (dentro de Yatai Market).
Cuándo: De lunes a domingo.
Por qué: Porque te gusta comer, vivir, reir, disfrutar y conocer sitios nuevos o si lo prefieres por ser el primero de tus amigos en haber estado en un sitio que se va a convertir en tendencia.
Con quién: Amigos, familia, tu solo… da igual.
Recomendamos: Dejarte aconsejar, pero no dejes de probar el Gazpachen y el To-chino.
Por cuanto: Puedes comer bien por un ticket de poco más de 10 € por persona, ¡prometido!
Yatai Market representa una oferta muy interesante en la calle Doctor Cortezo de Madrid, casi frente al cutreportal que da acceso a la celebérrima terraza de la Casa de Granada. Se trata de un espacio gastronómico de oferta asiática, bares de aquí y una muy apropiada decoración industrial que, combinada con las luces de neón, parece sacada de un fotograma de Blade Runner.
Pero hoy no voy a hablaros de este lugar, sino de uno de sus locales, el que considero de obligada visita, Smok-Mok.
Una vez dentro de Yatai Market, dirígete al fondo hasta que veas una rampa, baja y a mano izquierda encontrarás el minúsculo espacio dónde unos jóvenes, pero bregados cocineros, que visten a medio camino entre un chef japonés y un mimo del parque del Retiro, dan rienda suelta a su imaginación (que es mucha) y mezclan en una coctelera sabores callejeros del mundo.
Hacer algo así no es en si mismo difícil, lo verdaderamente complicado es darle sentido, conseguir que un plato con infinidad de ingredientes no se convierta en una mezcla propia de un barman demente (o de un adolescente con hambre, tiempo libre y una despensa repleta, creedme, hablo por experiencia) y estos chicos lo consiguen.
Su comida sabe asiática porque utilizan muchos ingredientes propios de esas tierras, pero no es comida china, ni coreana, ni japonesa. Es cocina del mundo y todo parece nuevo con recuerdos conocidos. Han inventado un término que lo define mucho mejor de lo que yo lo estoy haciendo: "#Worldneigbordfood, de Lavapiés al mundo", aunque más bien es justo al contrario y parece que los sabores del mundo se han concentrado aquí.
Pero no solo la comida sabe bien, hay más. Contagian su espíritu, su vocación, su imaginación, sus ganas y su buen humor. Son genios en algo tan complicado como el naming y a los hechos me remito, mirad los nombres de sus creaciones:
Hay que decir, además, que su carta se renueva ¡cada semana!, aunque no completamente, pues hay platos, como el To-chino, que son fijos y que no puedes dejar de probar. ¡Es sublime!, se trata de una panceta ahumada en un ahumador americano en el que utilizan madera de cedro y se sirve sobre una cama de arroz, se acompaña de pepino, semillas de sésamo y una salsa que, en si misma, supone un reto, ¡adivinar sus ¡nueve ingredientes!... Acertamos solo cuatro...
Hay platos veganos y una salsa picante semanal (la última que probé tenía un maravilloso toque ahumado y el picor de unos habaneros) y siempre hay buen humor y ganas de mostrar al mundo lo que estos chicos son capaces de hacer desde un cubículo del tamaño de un armario. Sirva como ejemplo su fantástica interpretación de un gazpacho o lo que viene a ser:
¿Cómo imaginarías que se serviría un gazpacho en un puesto callejero de Singapur?, pues sí… con jengibre y unos cuantos y fantásticos ingredientes más que se integran de manera sublime. Es asiático y es familiar, es ligero y refrescante... estoy seguro de que hasta a tu abuela le sabría familiar y a la vez desconcertante.
Y por cierto, que están muy abiertos a seguir aprendiendo y a recibir nuevas influencias y para ello nos hablan del #guestchef o el chef invitado, práctica que han comenzado con Guillermo Escarpa pero que prometen continuar. Atentos a su perfil de Instagram.