Revista Deportes

Sobre destoreo, felinos descastados y benéfica puerta grande

Por Malagatoro

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Talavante saliendo por la benéfica Puerta Grande de Las Ventas. Digámoslo claro, esa Puerta grande, antaño de honor y gloria para el toreo extraordinario, se ha convertido en el “coño de la Bernarda”. Foto:Juan Pelegrín.


Enrique Martín en Opinión y Toros:

“Perdón que me ría y me burle de los antitaurinos que van a cara descubierta y que llevan décadas queriendo acabar con la Fiesta de los toros y que se vanagloriaron del éxito de Cataluña, donde esto ya estaba dando sus últimas bocanadas. Lo que de verdad tiene mérito es lo que están haciendo los otros antitaurinos, los que van de defensores de la Fiesta, los que piden ayudas, los que reclaman un puesto como artistas, los que crían un animal que parece un toro, pero que no tiene nada que ver con él ni en un 10% de la cadena genética. A esos que se disfrazan de toreros y que no son más que una panda de personajes que queriendo o desde la ignorancia, no dudan en pegar un metisaca en los blandos a esto que un día fue grande. Basta con adularles, para que no se planteen cual está siendo su responsabilidad en este fin tan doloroso.

Solo había que echar un ojo a los corrales de la plaza de Las Ventas y contemplar el bochornoso espectáculo de una multitud tocada de cuernos, de color negro o castaño, con el hierro de Núñez del Cuvillo tatuado en las nalgas. Parecía la estación del AVE en hora punta. No sé cual ha sido la cifra final de animales que han pasado reconocimiento para la Beneficencia, unos hablan de treinta, otros de veintimuchos, pero lo que sí sé es que con todo este trasiego indignante, al final solo han conseguido que pasaran cuatro del hierro titular, que además eran de una presencia lamentable, con menos cuajo y menos trapío que una de las muchas novilladas que se lidian en esta plaza en una temporada.

No es que haya sido un mal año o un mal día de esta ganadería, es el pan nuestro de cada día siempre que se anuncian esas figuras rutilantes que están demoliendo todo esto, que no son capaces de torear nada más que esto, manteniendo una complicidad que inculpa a los que exigen este ganado, a los que lo contratan, a los que los eligen, a los que los crían, a los que los torean y a todos los que los jalean, tanto a los bichejos, como a los que se ponen a poner posturas ante ellos. Seguro que Talavante estará muy satisfecho de que le hayan sacado a cuestas hacia la calle de Alcalá, como lo habrían estado Morante o Manzanares y por supuesto ese señor de Sabadell que se hace llamar torero y que ahora también comenta, junto con el conductor de las retransmisiones de televisión, para los que todo el mal de este espectáculo está en los tendidos, allá donde haya alguien disconforme con esta pantomima. Pues adelante con ello, ellos sabrán a donde quieren ir a parar, pero lo más probable es que todos acabemos en el desolladero, que es donde con toda seguridad llegaremos después de un metisaca certero antitaurino a la Fiesta.”

Antonio Lorca en El País:

“Al final, triunfó quien más ganas mostró; y ese no fue otro que Alejandro Talavante, que no alcanzó, ni mucho menos, un triunfo apoteósico, pero estuvo más animoso y entregado que sus compañeros, se sintió a gusto en algunos pasajes de sus faenas, encandiló por momentos al respetable, y, ahí lo tienen, triunfador de la tarde y a hombros por la puerta grande.

La verdad es que esta puerta madrileña se ha puesto demasiado fácil; bueno, la verdad es que se ha perdido la exigencia, que ha sido siempre consustancial al toreo extraordinario. Hoy, enjaretas cuatro -muchos son- muletazos con cierta gracia, rematas con el de pecho y la gente se vuelve loca.

…Quizá por eso, lo más bonito de la tarde fue la expectación creada, la plaza llena, la ilusión generalizada y ese triunfo imaginado. La realidad fue muy distinta; de momento, a las figuras acompaña siempre el baile en los corrales. (No olviden que estaba Curro Vázquez, apoderado de Morante, lo que es plena garantía de que se intentará colar gato por liebre). No se aprobó completa la corrida anunciada y lo que salió por chiqueros superaba en muy poco el cuerpo de los gatos, animales, por otra parte, que las figuras lidian y matan por todas las plazas de este país y del resto del mundo.

Pero es que, además, hizo viento. ¡Oh…! Y afectó de lleno a Morante ¡Oh…! Y Manzanares no tuvo su día… ¡Vaya hombre…! En fin, un desastre.”

Carlos Ilián en Marca:

“La corrida de Beneficencia ha sido otro muestrario incalificable de lo peor de la ganadería brava. Núñez del Cuvillo, en clara decadencia, no ha podido traer a Madrid una corrida de toros con la seriedad propia de esta plaza. Al final hubo que remendar este engendro con dos toros de Victoriano del Río. A propósito, el segundo de los del ganadero de Guadalix de la Sierra, un toraco enorme de 633 kilos, dejó en ridículo al quinto, de Cuvillo, un becerrote indecoroso. En Madrid ha quedado confirmado el declive de Cuvillo, varios años en la cresta de la ola porque todo le embestía y porque en su mejor momento se encontró con Jose Tomás que elevó a los altares a esta ganadería. Pero ahora comienza a verse que cuando no hay casta de verdad aflora el mansote sin nada dentro.”

Enrique Mazas y Teo Sánchez en Clarín:

“La tradicional corrida de la Beneficencia nos dejó dos noticias. La primera: la puerta grande de Alejandro Talavante. La segunda: la decadente exigencia de la Monumental de Las Ventas. ¿Y por qué digo esto? Pues porque, en otro tiempo (por ejemplo, en aquel en que esta corrida era la más importante de la temporada), lo ocurrido hoy en el ruedo de Madrid no sería nada del otro mundo. Sería un espectáculo cercano a la mediocridad en su conjunto. Es verdad que Alejandro Talavante estuvo bien, sí, pero se debe exigir mucho más. Para empezar, que lo que hizo el extremeño lo realice ante toros como Dios manda. La mejor prueba de esta diferencia entre un triunfo de justito peso y otro sobresaliente son las dos puertas grandes de este torero en estos dos últimos años. La primera, la del pasado San Isidro, la consiguió al cuajar de principio a fin a un bravo y serio astado del Ventorrillo. La puerta grande de hoy, por el contrario, la ha conseguido con dos trasteos irregulares y ante dos toros sin apenas trapío. Esa es la diferencia. Por eso recalco que sí, que Talavante estuvo bien, pero que su actuación no fue de puerta grande y que debemos exigir el nivel que este torero nos dio el año pasado y no conformarnos con menos. El público que llenó esta tarde la monumental de Las Ventas estaba predispuesto al triunfo de los toreros. Bueno, todo el mundo no. Los únicos que dieron algo de guerra y que protestaron, muy justamente, ciertas cosas fueron los habituales, los resignados aficionados en su mayoría del tendido siete que parecen clamar en el desierto. Esos aficionados continúan exigiendo lo que la plaza de Madrid se merece, no se conforman con un espectáculo de medias tintas. Lo malo es que ellos son una minoría y los que se conforman con poco, una mayoría.”


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