Una revisión de estudios muestra ahora las áreas cerebrales que comparten deseo y amor, y también las diferencias en los patrones neuronales que generan cada uno.
Múltiples estudios han analizado las respuestas bioquímicas y neuroendocrinas que se generan tanto en el amor como en el deseo. Se sabe que en las relaciones de pareja, además de dos personas, intervienen un grupo de hormonas, entre las que se encuentran la oxitocina, la serotonina o la vasopresina. Sin embargo, para muchos faltaba una visión integral sobre las redes neuronales que se dan en cada uno de estos sentimientos.
De esta manera un grupo de investigadores de diferentes universidades como la de Concordia (en Montreal, Canadá) o la de Ginebra (en Suiza), explicaron en un reciente estudio que "el amor y el deseo tienen patrones diferentes en el cerebro, pero coinciden significativamente en las estructuras corticales y límbicas, como la ínsula y el núcleo estriado. Es así tanto para mujeres como para hombres, algo que no esperábamos ya que se tiende a creer que piensan de forma diferente en relación al amor y al sexo". Además, también pudieron comprobar que "el deseo sexual no sólo pone en marcha áreas cerebrales implicadas en la percepción de estímulos sensoriales y emocionales de la propia persona sino también las estructuras relacionadas con la interpretación social de las emociones y deseos de los otros", explica la investigación.
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