Hierve la blogosfera y hierven las redes sociales con la presencia de Soraya Sáenz de Santamaría en su puesto de trabajo 9 días después de dar a luz.
A mí personalmente ( y debo ser un bicho raro) me da pena. En realidad veo en ella el claro ejemplo de que conciliar, compatibilizar, NO es posible. A día de hoy sigue siendo una utopía. A día de hoy hay que elegir. Y no libremente precisamente. O coge el tren Soraya, o está donde debería estar ( por Dios, que está recién parida!). Pero si opta por esto último pierde ese tren para siempre.
Menuda disyuntiva.
De este modo está perdiéndose vivir con la intensidad que se merece un momento tan trascendente como el nacimiento de un hijo. Está privando a su hijo de su presencia. Y debe ser muy duro estar al pie del cañón con el agotamiento de un parto tan reciente y todo lo que sabemos que ìmplica el postparto.
Pero si hubiera optado por el otro camino...seguramente habría perdido la oportunidad para la que habrá trabajado largo tiempo.
Así que a mí me da pena. No se puede elegir libremente, ni conciliar. O esto o lo otro, elige.
Y me da por pensar que vaya faena que le hicieron al adelantar las elecciones, porque si hubieran sido en marzo, su bebé habría tenido ya cuatro mesecitos, que aún siendo pequeño, otra cosita es.
En fin, que no sé. Me parece una barbaridad que esté donde está, pero no sé hasta que punto tienen razón quienes dicen que es un ejemplo ( mal ejemplo). ¿No es más bien un caso excepcional?