Revista Sociedad

Sobre el cacareado Chupi Chupi o La indignación no es censura

Publicado el 28 noviembre 2011 por Rosabaez @LaPolillaCubana

Por vía electrónica supe de cierta careo alrededor de un controversial reggaetón que sólo mucho después pude conocer “directamente” y -¿para qué negarlo?- mi horror y repulsa ante la “letra” del número musical se elevó a limites estratosféricos. Me dediqué a leer lo que sobre este tema circulaba en la red de redes y para mi total asombro, comprobé que ya desde el mes de junio la periodista Vladia Rubio alertaba sobre dichos números ¿musicales?…

Varios artículos en nuestras principales paginas digitales se dedican hoy día a este tema… sobre la chabacanería de ciertos textos, sobre su difusión “a mansalva”, sobre la forma en que nos son impuestos, altos decibeles mediantes, en “almendrones” particulares y ómnibus estatales… supuestamente dotados de reproductoras para “calmar”, música instrumental mediante, a sus pasajeros…

Sin embargo, como leí en un mensaje que recibí en mi buzón, firmado por Antonio D’ Estefano: “Me niego rotundamente a condenar a Osmani García sin antes condenar a quienes lo engendraron, este señor es un producto de muchos errores que cometemos a diario”… y que van desde la permisibilidad de códigos totalmente ajenos a nuestro proyecto revolucionario como son las agresiones verbales a las mujeres, o su presentación como objetos sexuales o “mujeres fatales” hasta el regodeo visual en posesiones materiales, léase autos, joyas, casas, etc., etc., etc. Y por supuesto, el cerrar los ojos a su difusión desmesurada en sitios públicos, desde ómnibus hasta discotecas.

Y quiero terminar esta breve introducción con otras palabras de D’ Stefano:

“No está en mis manos la solución de estos problemas tan agudos, está en las manos de todos lo que pedimos a gritos una sociedad mejor”

Rosa C. Báez

Del Chupi-Chupi al Pudín

Por Vladia

Junio 4, 2011

Sobre el cacareado Chupi  Chupi o La indignación no es censura“Dame un chupi chupi, que yo lo disfruti/ abre la bocuti, trágatelo tuti/ Dame un chupi chupi, dale ponte cuqui/ y apaga la luqui, que se formo el balluqui”… Mientras escucho este reguetón de Osmani García, la Voz, me pregunto cuántos estarán sordos a voces como esas.

Por más que se hagan llamados a cultivar los mejores valores, ese tema resbaladizo y vital, no veo que la práctica y el discurso encuentren todos los necesarios puntos de coincidencia.

Basta echarle un vistazo a los más recientes video clips, oír con atención las letras de canciones como esta del Chupi-Chupi; o del Pudín, o La Chambelona; y qué decir del clip “La Corrupción”, del Chacal. Salvo el último, que solo asomó las narices creo que una sola vez por la televisión cubana; los otros son ampliamente consumidos y disfrutados con sus mensajes sexistas, incitadores de instintos, y francamente vulgares en la mayoría de los casos.

Nada tengo en contra del reguetón como género –aunque no me gusta en lo personal-. Mi oposición y disgusto no es por el continente sino por el contenido. Estoy convencida de que este no es tiempo de valses, pero ninguno puede ser el tiempo de la vulgaridad y del incentivo a pisotear lo que nos distingue del resto de los mamíferos. Por no detenerme ya en detalles de cada una de esas letras en donde la violencia, la cosificación de la mujer, el subrayado a la condición de solo macho del hombre, el aplauso por tener y no por ser, por beber, fumar y ostentar son sus denominadores comunes.

Si se tratara solo de la llamada música alternativa, difundida en espacios alternativos, va y me callo –aunque eso de “alternativo” tiene también tela por donde cortar-. Pero hablo de lo que se transmite en nuestra televisión, en horarios donde incluso los más chiquitos están frente a la pantalla; hablo de los videos que animan las discotecas, y de los contenidos en CD que venden los cuentapropistas. Es en nuestros espacios donde eso se promociona, en los mismos donde un instante antes, por ejemplo, ha salido al aire uno de esos cortos que, “en extrai”, de modo bien explícito -y por tanto fallido a mi modo de ver- se subrayan buenas conductas con aquello de “¿Grabaste?” y “¿Cómo quedo yo?”

Será que en este tema de los clip y cierta música bailable hemos cogido el rábano por las hojas, y animados de una supuesta tolerancia y flexibilidad, de la liberalidad que signa a la globalización, hacemos como el avestruz, metiendo la cabeza en el hueco para dejar pasar la bola, porque total, “hay asuntos más importantes y apremiantes”.

Es verdad que lo urgente y lo importante no van siempre de la mano y hay que garantizar lo esencial en el orden material. Pero a veces me siento como una especie de navegante solitaria. Debo ser una romántica o una idealista por pensar que nos quedamos a mitad de camino enfrentando y denunciando campañas mediáticas enemigas, desenmascarando a desvergonzados disidentes, si a ese otro enemigo, que no puede personalizarse, que no lleva un nombre propio – porque a ninguno de esos cantantes los anima otra cosa que la búsqueda de popularidad y éxito-, le hacemos, con cariño y hasta aplauso, un lugar en el sofá.

Tomado de http://vladia.blogcip.cu/2011/06/04/del-chupi-chupi-al-pudin/

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Nota de “indignado” recibida desde Cuba

De Roberto Domínguez en Facebook

https://www.facebook.com/notes/roberto-dominguez/nota-de-indignado-recibida-desde-cuba/10150567297298294

COLEGAS:

Debe darnos pena e indignación que esta canción-video haya recibido tanta difusión y que después su autor se confiese como un representante de Cuba en el extranjero.

¿A dónde iremos a parar? ¿Y la educación de nuestros hijos y nietos?

Saludos,

Dr. Rodolfo S

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Antecedentes:

En una Mesa Redonda donde se abordó el tema “La cultura: antídoto frente al consumismo y la chabacanería” y en la que participaron entre otros Abel Prieto, Ministro de Cultura de Cuba y el presidente del Instituto Cubano de la Música, Orlando Vistel, este último, en cuanto a la difusión de letras chabacanas, “que nada tienen que ver con nuestra auténtica cultura”, refirió que ello tampoco es política de la institución que dirige ni del país, y reprobó tales composiciones, entre ellas “El Chupi Chupi”. A esta última la calificó de “horrible ejemplo” que “se coló por una fisura” porque ese video clip, puntualizó, no fue realizado por ninguna institución artística; el número había sido presentado a la EGREM y reprobado por esa disquera

(Más información en:

La cultura: antídoto frente al consumismo y la chabacanería (+ Video)

http://mesaredonda.cubadebate.cu/mesa-redonda/2011/11/03/la-cultura-antidoto-frente-al-consumismo-y-la-chabacaneria/ )

Se difunde a través de Internet una supuesta carta del músico al Ministro de Cultura, no autentificada, escrita con un alto nivel de incoherencia e inmodestia –si es que fuere realmente de García- y que se ha hecho acreedora de un repudio quizá tan alto como el que se ganara el mencionado video por una gran parte de la población cubana, que no se ve reflejada ni en la “popularidad” que “respalda” al video de marras, ni en la aceptación a su chabacanería y que pueden leer en “Osmany García ‘La Voz’ sin letra” publicado en SuperCuba, el blog de Alberto Manuel León Pacheco, estudiante de Periodismo de la Universidad de Camagüey: http://supercuba.wordpress.com/2011/11/25/osmany-garcia-la-voz-sin-letra/
Para muestra, les dejo un párrafo de dicha “Carta”:

“La letra es para que te entretengas un rato repitiendo el tema y solo la entenderán desde muchos puntos de vista diferentes los que hablan tu lengua, el mensaje universal es la melodía y el arreglo musical, que en realidad ES LA MUSICA, por eso el CHUPI CHUPI le encanta lo mismo al ITALIANO, que al CHINO, que al RUSO, AL ARABE, AL INGLES, AL FRANCES, AL MEXICANO, AL VENEZOLANO, AL COLOMBIANO O AL ARABE, AL YUMA Y AL JAPONES.

Quien se cree que es para hacer callar a la expresión más pura de dios que es la música porque a él no le guste, y despojarme a mi, el supuesto músico que el está representando, de lo que tanto he llorado, he luchado, he trabajado, he sufrido, he anhelado, he soñado, he respetado y moriré amando…”

Dicha carta ha recibido una contundente respuesta, al parecer circulada a través de correo electrónico, de alguien presentado como periodista:

Esta es mi respuesta a Osmani García …

Estimados colegas:

Muchos se preguntarán que mosquito me picó para que me meta en asuntos del reguetón pero no puedo permanecer callada por más tiempo, estoy CANSADA, de explicarle a mi hermano de 12 años la vulgaridad y pobreza de tanta chatarra que se escucha a diario. Estoy cansada de los problemas del transporte y de aguantar a los choferes con esa música a todo volumen, después de enfrentarme a las dificultades diarias. Créanme que no estoy ociosa.

No conozco a Osmani García pero me gustaría que le hicieran llegar mi comentario con motivo de la censura a su video Chupi-chupi y la respuesta que le escribió al Ministro de Cultura Abel Prieto.

1ro que todo, estimado Osmani, cuando uno va a responder o escribir una nota pública debe ser responsable y cuidadoso en el manejo de términos y en la escritura. Usted alega que en nuestro país se nos da acceso a la educación desde los 5 años, sin embargo, pareciera haber omitido tales niveles de escolaridad cuando leemos o analizamos su escritura.

Señor García, ¿usted tiene idea de quién es el Ministro de Cultura de Cuba? ¿Conoce las disputas sostenidas por él para defender las artes en Cuba, para lograr despojar a personas no tan expertas en la materia, de juicios encartonados y anquilosados, a la hora de evaluar una obra de arte? Creo que usted desconoce que el Dr. Abel Prieto tiene tanta preparación intelectual como temple y coraje para enfrentarse a cualquiera en defensa de nuestra cultura y arte.

Me parece extremadamente irrespetuosa su manera de dirigirse a un hombre (porque antes que todo es un ser humano con aciertos y desaciertos) con tales características. En segundo lugar cuando uno se enfrenta a una figura como esta debe tener, corrijo, TIENE que tener argumentos irrefutables, lo cual me parece fallido en su intento.

Por otro lado en la Facultad de Artes y Letras -Universidad de La Habana- me enseñaron que hay que ser cuidadosos a la hora de emplear calificativos como: gran, todo, el más, etc. Todo el pueblo no votó por usted y usted no representa a Cuba, usted representa -ciertamente- a una parte considerable de la Isla, pero no ofenda al resto.- (la génesis) el video está muy bien en términos formales, eso es verdad: una visualidad fresca despojada de localismo, etc.

-La canción es un asco. Su trabajo musical deshonra a la tradición musical cubana. Se puede ser moderno pero dónde está el espacio para la meditación, dónde está el proceso creativo en su trabajo? Perdóneme: Descemer Bueno compuso su álbum de boleros Sé feliz, y apenas uno distingue la diferencia con aquellos boleros de antaño, fue tan meticuloso que escogió a Fernando Álvarez para que interpretara estos boleros elaborados por un joven de hoy, haciendo honores a las máximas de la mejor música cubana de todos los tiempos.

Este reconocido – y reconocido de verdad en el panorama internacional, con participación en películas, en comerciales, en la producción más reciente de Enrique Iglesias (con varias nominaciones por ese disco)- también se destaca por una música exquisita y extremadamente contemporánea y universal, cuyos referentes se mueven desde la génesis sonora nacional hasta las corrientes globales de varios autores.

El proyecto Habana Abierta demostró que no había que encerrarse en la metáfora y rebuscamiento lingüístico de Silvio y Pablo. Demostró que se puede bailar y meditar, que en la mayor “pachanga” hay un espacio para la cita, el inter-texto, la apropiación, la inteligencia, la metáfora, etc. y se canta desde la actualidad; son jóvenes también. Entonces!!!!

No me insultes con esos vagos argumentos que me encolerizan: su música es vulgar, prosaica, elemental, pornográfica. Conoce usted cuántos músicos evocan coqueteos eróticos en sus canciones: muchísimos. Conoces a Vanito Caballero, David Torrens, bufff, Gema y Pavel, estos son jóvenes, no te estoy citando a Polo Montañez, o a Alfredito Rodríguez, no. he mencionado a los colegas de este minuto.

Estoy convencida que estamos hablando de “intereses” y públicos diferentes -eso está clarísimo- pero hasta algunos de sus colegas dentro y fuera de Cuba han dejado atrás tanta grosería. No lo has notado? Uhmmmm

-Representar a Cuba en centros nocturnos y algún que otro Hotel no te hacen famoso. En cuántas listas musicales internacionales has ocupado el primer lugar, cuántas nominaciones tienes al Grammy. Cuidado con el ego, eso lo puede decir Orishas (con todo lo cuestionable que es su actitud), Chucho Valdés, Omara Portuondo, los Van Van.. Pero tú no.

Tus grandes ligas son el Salón Rojo del Capri, la Casa de la Música y 4 ó 5 salones cubanos. Mírate en un espejo, analízate y luego di que tu carrera es prestigiosa.

Dentro de Cuba sí, es verdad. Vives de la ignorancia o de las debilidades de la gente. Pero razona: quiénes (cubanos) pueden pagar x cantidad de cuc por ir a verte.. Uhmmm, la minoría. Que características tiene esa minoría? Tu sabes la respuesta, el resto es porque sí y no los juzgo. Por otro lado lo popular no es signo de grandeza. El término popular es un muy cuestionado ¿Quién tiene la verdad? Y lo “popular” no es sinónimo de eternidad. Cuántos músicos cubanos han pasado por esta Isla y hoy no se recuerdan?. Entonces!!!! Cuidado!!!!

-No quiero que me representes, no quiero que utilices el nombre de Cuba para que japoneses, italianos, “yumas” muevan el cuerpo e imaginen que somos ignorantes. Eso nos desprestigia. NO QUIERO que mis hijos, amigos o familiares se formen escuchando esa música. No tienen que demostrar su masculinidad con tanta grosería; valiente es el que se arriesga a enamorar, a pelear, a superarse no el que más “jevitas” se lleva.

-Yo no soy anticuada, soy joven, me encanta bailar, fiestar y me gusta que los hombres me respeten, que no se dirija a mí -ni a nadie- como al consorte del “tanque”.

-No ofendas a Dios – te has dado cuenta que no has parado de ofender y meterte con lo que no conoces? Me recuerdas el pasaje bíblico donde Amán fue ejecutado en la horca que construyó para eliminar a Mardoqueo. Además, ¿conoces el Cantar de los Cantares? Eso es erotismo!!!!!

-Algo está mal. Es verdad y es que se siga promoviendo la ignorancia, basta de clichés y de esa imagen tercermundista; basta de mal gusto y de cutredad. Tienen que coexistir todas las preferencias pero se deben respetar los límites. NO SE TRATA DE CENSURAR POR CENSURAR. Sino de discernir y saber apreciar, y como usted plantea, de respetar.

Ojo… Cada quien se gana el dinero como quiera o pueda, yo me quejo constantemente del mío, pero no lastimes mi integridad, mi defensa al arte, mi vivir y trabajar por amor al arte. Yo no apoyo a la censura. Pero no tienes la razón. Créeme que muchos lamentarán la ausencia -en su momento- de Abel Prieto.

No ofendas a los que de verdad han colocado a Cuba en lo más alto: José Martí, Tomás Gutiérrez Alea, Nicolás Guillen, Alejo Carpentier, Bola de Nieve, Orishas, Lezama, y tantos otros.

No!!!!.No digas, nunca, que nos representas. No puedes echar por tierra tanta lucha contra la mediocridad. No y no!!!

No pretendo escribir ni un correo más.

Saludos y mis respetos,

Dayara,

Fuente: http://eltaburete.wordpress.com/2011/11/22/esta-es-mi-respuesta-a-osmani-garcia/

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Y otra respuesta a la supuesta carta, enviada por el Dr. Jesús Dueñas a esta redactora

Polemizar no es ofender

Por Jesús Dueñas Becerra, Psicólogo, crítico y periodista

Discutir deviene una confrontación de hechos

objetivos, no un conflicto subjetivo entre personas

Aforismo oriental

He leído y analizado -desde la vertiente psicodinámica- la respuesta altanera y con una buena dosis de irrespeto del señor Osmani García al Lic. Abel Prieto Jiménez, titular de Cultura de Cuba, quien tanto ha hecho -y hace- por defender los inalienables derechos de los artistas e intelectuales que viven, aman, crean y sueñan en nuestra geografía insular.

Me parece que la opinión de un Ministro de Cultura es expresión genuina de un criterio autorizado (acaso, el músico cuestionado por la vulgaridad de la letra y la música de su polémico video Chupi Chupi desconoce que el titular del ramo es un profesional universitario y no un improvisado), que se debe respetar y no agredir verbalmente como lo ha hecho el señor García desde Canadá.

¿O es que tiene necesidades profesionales y emocionales insatisfechas? Como psicólogo que soy, quiero recordarle al autor del controversial Chupi Chupi que las bases de la salud psíquica y espiritual del soberano de la creación se sustentan en cuatro pilares fundamentales: autoestima (dosis exacta de amor, afecto y respeto que la persona siente hacia sí misma), autoapoyo (el homo sapiens tiene en su mundo interior una reserva de fuerzas y energías para salir airoso de cualquier problema que la vida le plantee sin necesidad alguna de ayuda exterior, pero si esa ayuda llega, bienvenida sea, y se agradece en todo lo que vale); autorreconocimiento (caricia subjetiva que se otorga el ser humano a sí mismo por ser él y no otro, y además, por ser quien es y cómo es); y autorrealización (no reside, como tal vez piense Osmani, en la obtención de fama, popularidad, tener mucho dinero fuerte en el bolsillo, un envidiable estatus socio-económico o una fructífera trayectoria profesional, intelectual o artística, sino en la inmensa carga de amor que uno deposita en todo lo que hace…, aunque sea barrer y limpiar las calles de la carpenteriana Ciudad de las Columnas).

Yo, como crítico, periodista y amante de la buena música cubana, no estoy en contra de ningún género musical que se cultive en nuestro archipiélago, pero sí censuro -con todas las fuerzas de mi ser racional y espiritual- la grosería, la falta de respeto, la chabacanería y las ofensas a mujeres y hombres, que mediatizan las letras de canciones como la mencionada por el ministro Prieto Jiménez, y que sólo exaltan la violencia y la agresividad en algunos sectores de la población cubana.

Por otra parte, hay agrupaciones (por un elemental problema ético no las voy a citar), que cuando los cantantes bailan esos ritmos eróticos que dichas orquestas o grupos interpretan se acarician los órganos genitales delante de las cámaras de televisión o en las tarimas de las casas de la música o en los bailes al aire libre, donde actúan con bastante frecuencia. Quiero aclarar aquí, para que no se me malinterprete, que no soy ningún santo, sino un pecador como el que más, pero esas manifestaciones de erotismo, que casi nunca vienen al caso, ofenden la dignidad humana de hombres y mujeres.

Ya que estoy tratando un tema candente, me voy a referir a un problema que viene influyendo en el pentagrama sonoro caribeño desde hace unos cuantos años: ¿dónde están y que se hicieron las orquestas con formato tipo charanga (Aragón, Enrique Jorrín, Sensación, Estrellas Cubanas, Sublime, por solo citar las más representativas), que no se oyen en la radio cubana (salvo raras y honrosas excepciones) ni se ven en las pantallas de nuestro medio audiovisual por excelencia, porque en los pocos espacios musicales televisivos los que se presentan siempre son -por lo general- los mismos. Y no los voy a mencionar, porque todo el mundo sabe quiénes son.

Parece que a los directores de programas de radio y televisión se les olvidó olímpicamente que esas orquestas hicieron mover el cuerpo y el alma a bailadores cubanos y extranjeros en las décadas de los años 40, 50, 60 y 70 del pasado siglo.

Un argumento que no tiene fundamento científico-cultural alguno es que “esa música no les gusta a los jóvenes”. Yo fui a reportar un homenaje que se le tributó, en el 2009, al maestro Melquiades Fundora, flautista, compositor, arreglista y director de la orquesta Sublime hasta su jubilación, en el capitalino Palacio de la Rumba, a donde asistió como agrupación invitada la orquesta Jorrín.

Aquel emotivo homenaje no convocó a un círculo de abuelos ni a un asilo de ancianos; todo lo contrario, la mayoría de las parejas eran jóvenes, y en cuanto la Sublime y la Jorrín dejaron escuchar sus inconfundibles acordes musicales aquellos muchachos (as) comenzaron a bailar y a divertirse sanamente. En las dos horas y media que estuve disfrutando, más que trabajando, no escuché una palabra soez o una bronca entre los bailadores.

Entonces, cuál es la verdadera razón de que las orquestas charangueras (incluyo a los conjuntos Casino, Roberto Faz, Chapottín y sus estrellas, y las orquestas de jazz band, por ejemplo) no tengan su espacio en nuestros medios masivos de comunicación sin afectar o perjudicar a quienes gustan del rock, el rap, el reguetón, la salsa, la timba (o como se le quiera llamar). El equilibrio racional sería la palabra de orden.

Hasta aquí mi respuesta, que no es -en modo alguno- un furibundo ataque al señor Osmani García, porque, como dijera José Martí, «vivimos en tiempos de diálogo [civilizado]».
Sobre este tema ha sido publicado lo siguiente:

Más que reggaetón, cultura cubana ¿Usted qué piensa? / Vladia Rubio y Armando Santana, especial para Cubasí

http://www.cubasi.cu/index.php?option=com_k2&view=item&id=2384:mas-que-reggaeton-cultura-cubana-%C2%BFusted-que-piensa?

¿Quién decide hoy la música que se escucha en Cuba? / Paquita Armas Fonseca.

http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/11/23/quien-decide-hoy-la-musica-que-se-escucha-en-cuba/

La vulgaridad en nuestra música: ¿una elección del “pueblo cubano”? / Doctora María Córdova http://www.granma.cubaweb.cu/2011/11/23/cultura/artic01.html

Descargable en .pdf La-vulgaridad-en-nuestra-musica-una-eleccion-del-pueblo-cubano.pdf

A los que quieran conocer el texto y música del controvertido, grosero y agresivo video, claro exponente de todo lo que NO se debe hacer en materia de música y de respeto a la identidad de género de nuestras mujeres, le paso el vínculo donde pueden encontrarlo porque esta Polilla se niega a darle difusión al engendro:

Texto y Música de Chupi Chupi http://www.onlylyrics.com/hits.php?grid=10&id=1059824


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