La industria del armamento militar siempre encuentra salida en usos civiles y más o menos civilizados. Es el caso -en primer lugar- de los drones utilizados estos días en la televisión italiana para dar rápida noticia de los efectos de los terremotos que aún continúan en Emilia Romagna.
Son imágenes, que en su simple y asombrosa novedad resultarían impresionantes y hermosas, si no fuera porque vemos y sabemos el desastre vital del que dan cuenta: la desolación de naves industriales y edificios del siglo XII en adelante destruídos, y la práctica eliminación de las viviendas en enteras poblaciones, amén de las consiguientes pérdidas de vidas humanas.
Pero no todo uso de los drones se orienta en el entorno de la comunicación pública en casos extremos.
Hay mucha curiosidad y muchos intereses en juego, además del mero jugueteo privado con estos aparatos, como cuenta Francis Fukuyama (si: el profeta del "fin de la historia"), gran aficionado a la fotografía y a estos aparatos, en el FT: Why we all need a drone of our own:
(...) I’m astonished at what home-made drones can do, and at the fact that there’s an enthusiast group called DIY Drones with more than 20,000 members who are busy programming new controllers and making the technology readily available to ordinary people.(...)
(...) Armed drones such as the Predator and Reaper have struck deep into Pakistan, where they are used to target individual Taliban commanders with deadly accuracy.(...) US law makes a distinction between government-sponsored assassinations, which have been illegal since 1976, and targeted killings, which are performed every day in Afghanistan and Pakistan. (...) [Y en Yemen y en Somalia...]
En general, sobre el asunto, puede consultarse Everything You Ever Wanted to Know About Drones. Y dado que los drones puestos en el mercado pueden ser destinados a usos terrorísticos "baratos" pero mortíferos y desde luego eficaces en producir terror -sólo con saber de su posible presencia en los alrededores- y psicosis en las poblaciones civiles, desde luego también en la de los Estados Unidos, inventores de los drones como arma de guerra o de terror en otros sitios, para -entre otras posibilidades- producir ocasionales "targeted killings".
En los Estados Unidos, el Congreso ha dado un primer OK al uso limitado y experimental de drones, y la policía (pública y privada) ya utiliza estos artilugios desde hace meses (vigilancia de fronteras con México, posible persecución armada de malhechores, obtención de datos sobre circulación de personas o vehículos etc.), con el consiguiente problema legal añadido al impacto psicológico del temor generado de -cuando menos- ser espiados y grabados en actividades que, por el momento, forman parte de las vidas privadas de los ciudadanos.
Por eso los defensores de las libertades civiles están activamente preocupados desde hace meses: Texas civil libertarians have eye on police drones.
Previendo una legislación restrictiva en los USA, Francis Fukuyama termina su artículo diciendo que precisamente por esto, él quiere "construir su propio dron, ahora mismo, antes de que el gobierno lo haga ilegal".
No será para espiar la vida en las casas de sus vecinos o ver qué pasa en determinada reunión en una planta concreta de un edificio de oficinas, pero siempre es posible que haya otros que precisamente -y por un dinero- hagan esto que Fukuyama dice que nunca hará.
Esperemos que el periodismo tenga oportunidad de establecer y hacer cumplir sus propios criterios de ética profesional, toda vez que ya sabemos que si algo es técnicamente viable, no por eso resulta moralmente aceptable, ni siquiera (en estos tiempos de dominio de criterios empresariales) en la medida en que sea económicamente rentable.