Sobre el estreno de la Ruta de las mujeres de Valencia (¡Por fin!).

Por David Herrera @vlchistorytour

Este fin de semana, por fin, se estrenó la última entrega de Valencia History Tour, “algo” que, en ocasiones, es difícil de definir: ¿una ruta? ¿un paseo? ¿un teatrito?… o eso… “eso que haces por la calle…” me llegó a decir un día una mujer. No me quiero imaginar la cara de alguien que pasara por allí y escuchara esa frase fuera de contexto.

Digo “por fin”. Para quien se considera un creador de “eso, de esto o de aquello” siempre es un reto acabar lo que se ha empezado. Sólo por una cuestión lógica: conlleva un tiempo de elaboración. ¡Cuántas horas dedicadas a investigar, buscar, ensayar, cambiar, reflexionar, volver a cambiar, probar… ¿y esto cuándo acaba? La tarea se convierte en paciencia, (¡ay, para quien no la tenga!) Nada importa cuando el día señalado es ¡hoy! Saltan las alarmas… Ha llegado el momento en el que puedo decir: “¡por fin!”

No se podía haber elegido una tarde mejor. Una tarde de perros. Viento, frío… eso sí, sin ladridos… El teatro de calle incluye detalles climatológicos a los que mejor no dar mucha importancia. El directo y al aire libre es lo que tiene. ¿Una anécdota? ¿Un presagio? Inexplicablemente a mitad de la ruta se fue el viento y la temperatura mejoró. Cosas del directo.

Pero estrenar no conlleva un “ya está”, sino un “continuará”. ¿Una especie de historia interminable? (Otro tema sería cuándo se acaba algo que tiene que ver con el arte, que daría para otro artículo). El bebé ha nacido, pero el trabajo no ha terminado. El embarazo es un buen símil, tan adecuado como poco original. Lo sé. Cada ruta es como un hijo, como un músico considerará sus discos o un director de cine sus películas. Ya sé, nada nuevo… pero “¡Por fin!”

Las mujeres de Valencia empieza a dar sus primeros pasos, mejor decir, a gatear… sus primeras sensaciones han sido positivas. En cada parto sigo siendo un padre primerizo… los miedos, las inseguridades, los nervios… forman parte del creador y la criatura. Ambos están satisfechos y con ganas de crecer. Se sienten agradecidos por quien vino a verla nacer y por los que vendrán a verla más adelante, sin duda, más grande y más guapa.

¡Larga vida a “Las Mujeres de Valencia”! ¡Por fin!