Sobre el indulto

Por Malaka

Alvaro Núñez y Manzanares

Queridos lectores:

Después de la vorágine acontecida tras el "insulto"o lo que se conoce hoy en la tauromaquia moderna como indulto ("indurto" en palabras de cierto académico tauromáquico) y después de leer comentarios, pareceres y opiniones de varios medios de comunicación y de aficionados y abonados de Sevilla quiero expresar lo que siento acerca de este tema. No soy el más indicado para hablar de ello, mi incultura taurina aún me impide dar una opinión de peso y con conocimientos pero lo que sí tengo claro es que me pareció un menosprecio a la fiesta, un contubernio orquestado entre los que se declaran defensores de este arte, ganaderos que mienten más que hablan y presidentes que para nada son aficionados, ni defienden nuestros intereses como tales y que son esbirros de unos políticos cuyo único interés es llenar la saca y decir más falacias y mentiras de las que nadie podría pensar acerca de la fiesta.

Reconozco que Manzanares está en un estado de forma e inspiración sin igual, que estuvo contundente, mandón y domina a los toros como pocos pero no es menos cierto que no se puede perdonar la vida a un toro escaso de presencia y trapío, que había cumplido días antes los 4 años reglamentarios o estaba próximo a cumplirlos, que se rajó en varas y buscó las tablas constantemente. Del peso del burel mejor ni hablar con esos escasos 500 kg. Me cuesta mucho creer que la otrora exigente y gran afición de Sevilla haya abandonado los tendidos para dar paso a una patulea andante de vocingleros que en nada se asemejan con un buen aficionado. Mejor toro fue el primero y nadie hizo caso del mismo aunque ya se sabe que su matador no estaba ni se le esperaba.

Por todo ello quisiera expresar que me pareció de vergüenza lo acontecido, que una vez más se demuestra que el problema no está en los antitaurinos sino en nosotros mismos. Que los que quieren destruir todo aquello que nos hizo grandes son estos ganaderos criadores de gatos de carretón, de animales bobalicones sin casta, genio o trapío, matadores que solo quieren darle mantazos a un pobre animal desvalido con ganaderías fáciles y presidentes que nada se parecen a los que antaño ocupaban ese puesto en las grandes plazas de España. ¡Cuánto mal se está haciendo!.

Un saludo

Germinal García