La perversión que hacemos del lenguaje pasa desapercibida mientras se acepta el sistema de dominación. El lenguaje es el primer indicativo de lo perniciosa que es la sociedad. El dominio se ejerce desde la cultura pasando por la tradición y las costumbres. En esta coyuntura la tradición es una traición. No hay posibilidad de vislumbrar otra forma de convivencia cuando las relaciones de poder se normalizan e institucionializan. Todo dominio pasa en primera instancia por la persuasión psicológica. El lenguaje se transforma en herramienta de manipulación. El lenguaje adquiere facultades mágicas en el arte de la oratoria y escrito.
La persuasión para convencer a través del lenguaje viene dada por su capacidad de comprensión y asimilación para inocular ideas que han sido previamente estudidas estableciendo formas ambigüas de interpretación pero a la vez claras sobre lo que se quiere transmitir.
La posesión de la verdad vendrá determinada por lo penetrante que haya sido la explicación de un hecho concreto a través del lenguaje. El uso y el juego que se hace con las palabras condicionarán y estimularán la veracidad de un hecho.