Por Santiago Peña Bossano
(Publicado en su blog Intonarumori, Quito, el 3 de octubre de 2015)
Ahora, con el libro impreso en las manos, tengo la idea de que el diseño y la diagramación le dan un aire ligero y juvenil, con hojitas de colores, muestra de relojes coleccionables y toda la cosa. Al hablar de un libro leído, se hace un viaje al pasado, a los recuerdos y a las impresiones que nos dejó. Eso, básicamente, haré a continuación.
«¿Cuánto dura el presente?» es un capítulo de dos páginas que tiene la fuerza de un golpazo de campana (la primera), dejando reflexiones inasibles como el agua que se escapa sin detenerse por el sifón, llevándose el recuerdo de un amor imposible y maldito. La hora dos: «Distancias» da una visión de tiempo medida por el espacio que una pareja demora en recorrer la vida y la extensión física que separa la relación igualmente imposible como la del capítulo anterior y, por qué no, la misma. Así avanza el libro, jugando con el tiempo de personajes y lectores, entre máquinas fantásticas que predicen un futuro no muy lejano y el fracaso sus protagonistas. La sexta campanada «El tiempo elástico o ¿cuánto duran los deseos?» nos plantea la inquietud del tiempo medido por la vorágine y el ansia de poseer más de lo que se tiene; ¿cuánto nos demoramos en conseguir algo?, ¿lo conseguimos o nos rendimos antes?, ¿tiene sentido el desear siempre algo más?, son preguntas que responde la hora seis con cierta solvencia inquietante. Para este punto, el lector no cae en la cuenta de haber leído ya medio libro: otro juego del Tiemp∞ de Ubidia.
En el campanazo siete, uno comienza a sentir el dinamismo temporal que pudre las almas y las intenciones; el narrador nos presenta la historia de una decisión ética que se deja pervertir. Siguen dos horas tan cortas como cuando te diviertes tanto que el tiempo pasa volando. La última campanada —con la que llega el ocaso—, relata la vuelta al origen y el viaje en el tiempo. Especie de Benjamin Button y Viaje a la semilla, con la novedad del cambio en la psicología de los personajes que pasan de ser amantes a padre-hija y, posteriormente, abuelo-nieta. Tiemp∞ finaliza contemplando el futuro, poniendo al lector de cara a él: «Cuando los viajes en el tiempo se vuelvan frecuentes y masivos. Cuando cada ciudad disponga de un crono-puerto con gigantescas pistas de salida y llegada. Cuando los grandes amigos pacten encuentros en un siglo tal. Cuando los vagabundos del tiempo yerren por los milenios tratando de olvidar un momento atroz. Cuando programemos visitas a los tatarabuelos y a los tataranietos. Cuando viajemos a esos sitios que sabemos que ya no existen desde hace miles de millones de años como pasa con las simples estrellas remotas que vemos por las noches…» No pongo el final, para que los lectores de esta nota tengan la posibilidad de viajar por sí solos.
Abdón Ubidia (1944), ganador del Premio Nacional de Literatura Eugenio Espejo, es uno de los grandes escritores ecuatorianos vivos. Lector apasionado y erudito indiscutible, escritor de ensayos temáticos como La aventura amorosa y sus personajes, Un siglo del relato ecuatoriano; ha trabajado sobre cuento y poesía popular de su país. Dentro de la creación, ha publicado cuatro novelas entre las que destaco Ciudad de invierno. Tres libros de cuentos: Bajo el mismo extraño cielo, El palacio de los espejos y Divertinventos que va por el cuarto tomo: Tiemp∞.
Página de Abdón Ubidia: http://www.ubidia.editorialelconejo.com/
Archivado en: Críticas, Cuento Tagged: Abdón Ubidia, Presente y futuro, Tiempo elástico, Viajes en el tiempo