“No es nada fácil aislarse de la euforia colectiva en tarde festiva en la que abundan las orejas y la generosidad; y el buen toreo, también, que quede claro; y toreros inspirados. No defraudó, en modo alguno, el llamado suceso del año. Les mereció la pena a los muchos forasteros el viaje y los altos precios porque José Tomás y Morante dieron lo mejor de sí mismos, que es mucho en estos dos toreros. Hubo momentos de excelsa torería, de grandeza artística y, sobre todo, un derroche de devoción por parte de un bendito público con ama con locura a sus ídolos y olvida defectos, que los hubo, y enfatiza las cualidades, que fueron variadas. Hasta las cuadrillas brillaron a gran altura.
Una agradable sorpresa supuso la presentación de los toros, elegidos por su reata y quién sabe si después de pruebas de ADN. De aceptable trapío para esta plaza tan dada al torete de tercera división; pero casi todos ellos de nobleza almibarada, hechos a medida para la ocasión, de escasas fuerzas, como corresponde, pero colaboradores hasta la extenuación con la gracia de los artistas.”
Juan Pérez Alarcón en su blog “Y digo yo”:
“La segunda de la feria traía la expectación de ver un mano a mano entre José Tomás y Morante de la Puebla. El éxito estaba asegurado en taquilla, y las esperanza de los aficionados estaba en ver si los toros "escogidos" por los matadores cumplían el mínimo establecido por la reglamentación taurina. Por lo que a este modesto aficionado se refiere, creo que para ser esta corrida, los toreros anunciados, y la exigencia de la plaza de toros de La Merced, creo que el "timo" no ha sido tan grave. 6 toros discretos de presentación, con "caras limpias", y con un toro impresentable de Juan Pedro, que le ha tocado a Morante, y otro toro feo de Zalduendo, que también le ha tocado a Morante. Mejor parado para el triunfo fue el lote de Tomás, con un toro de Victoriano del Rio que le faltó fondo y raza, un buen toro de Jandilla, con genio y transmisión, y otro de El Pilar que puso en aprietos al torero de Galapagar.”
Francisco Mateos en Huelva Taurina:
Ese fue el primer éxito de la tarde: el ambientazo, el lleno, el encontrar gentes de todas las partes, el convertir a la plaza de La Merced en punto de destino de un peregrinaje en busca del toreo diferenciador que sin duda representan, cada uno en su estilo, José Tomás y Morante de la Puebla. Después, el desarrollo del espectáculo dejó algunas decepciones en cuanto al juego de tres toros, saliendo peor parado el sevillano. Cada uno toreó fiel a su concepto y triunfaron, al margen de los trofeos logrados, pero al final no queda la sensación de haber visto el 'acabose' del toreo. La tarde no terminó de romper en auténtico acontecimiento de época. Es más, incluso tengo la sensación de que el mano a mano de Juli-Talavante con los Cuvillo de mañana puede incluso superar las emociones vividas esta tarde.
Fotografía: Vicente Meredo