Creo que la credulidad de las masas no es otra cosa que una forma de auto- engaño y auto-complacencia del individuo, para de este modo justificar y sustentar un sistema - sobretodo en Occidente y cada vez más en el resto del mundo- y un modus vivendi, un modus vivendi impuesto desde una élite de Poder y asumido como tal por una gran o inmensa mayoría de la sociedad que se somete a la voluntad de éste por temor o miedo a padecer o sufrir por ejemplo las posibles consecuencias que en otras partes del mundo afectan las políticas intervencionistas imperialistas - y que las despojaría de las comodidades que ahora tienen una parte de la población occidental -de una élite cada vez más ávida de Poder y que atacan a otros centros de poder comandados por Estados y oligarquías financieras contrarias a los intereses de la élite internacional de Poder Capitalista y a la disidencia que intenta oponerse a estos sectores de sólo quieren la conquista del Poder totalitaria o absoluta.
La base del control del Poder se sustenta en el acatamiento y sumisión que hace una élite sobre el resto de la sociedad, de esta forma podemos argumentar que las sociedades más obedientes y sumisas serán las que obtengan más privilegios y comodidades y las sociedades más rebeldes serán las más castigadas y condenadas a la miseria o su posible desaparición.
Mi teoría va encaminada en la justificación que deriva del pensamiento, un pensamiento que tiende a la corrupción para que el hombre pueda sobrevivir en un sistema degradado y sin valores morales.
Todo es justificable en aras de la supervivencia, todas las atrocidades que se han cometido en las guerras y conflictos que han acontecido a lo largo de la historia de la humanidad se pueden racionalizar mediante el pensamiento y por lo tanto consolidarlo y perpetuarlo.
De esto modo hemos vivido en mayor o menor medida durante toda nuestra existencia.