Estos días a medio universo se nos ha quedado el culo torcido cuando nos hemos enterado, gracias a TV Line (un medio de total confianza gringo), de que Las chicas Gilmore volverán con una octava temporada especial compuesta por un puñado de episodios gracias a la todopoderosa Netflix -Dios la bendiga-. Y no me malinterpretéis: adoro esta serie, y saber que tendrán la posibilidad de dejarnos mejor recuerdo del que tenemos (su séptima temporada fue terrible), siempre es una buena noticia. Pero, ¿no se está pasando Hollywood? ¿Hasta qué punto es necesario que una serie regrese tantos años después? El límite entre la emoción y el hastío de un fan es muy fino, y se la están jugando...
Twin Peaks, Heroes Reborn, The X Files... está claro que Hollywood anda falto de ideas y está abusando de la nostalgia que nosotros, fans de tomo y lomo, sentimos por estas series. ¿Cuánto tardarán en soltar la bomba de que vuelve Lost? Yo, francamente, ya me espero cualquier cosa...
Cada caso merece un análisis diferenciado. The X Files, por ejemplo, tiene el suficiente potencial y dejó un buen número de incógnitas en el aire como para que tenga sentido retomarla. Ver a Mulder y a Scully juntos de nuevo, con esa espectacular química que tienen Gillian Anderson (La Mujer-Vino: cada año está más buena) y David Duchovny, adaptados a las nuevas tecnologías del Siglo XXI, podría ser algo que dé mucho juego. Pero otras series, sin embargo, tienen su regreso, digamos... menos justificado...
Heroes Reborn aporta tanto a la television actual como un rebrote de la peste bubónica a la medicina del siglo XXI— Lorenzo Mejino (@lmejino) octubre 15, 2015Creo que me di cuenta de que se nos estaba yendo demasiado la pinza cuando leí que Will Smith está planteándose hacer un "reboot" de El Príncipe de Bel-Air... DEL JODIDO PRÍNCIPE DE BEL-AIR. ¿¡Pero es que nos hemos vuelto locos!?
Lo malo de estas modas, de estos "booms", es que tan rápido como llegan, se van. Es como el "boom" de hace un tiempo con los zombis, que ahora sufrimos con los superhéroes... y, creedme, llegará un punto en el que acabemos hasta el moño de ellos también por tener que verlos hasta en la sopa. Me preocupa que con este fenómeno, con este "boom" de la nostalgia, ocurra lo mismo. Que muchas de estas series estén volviendo simplemente por apuntarse a la moda, sin ser realmente necesarias, y vayan a estropear el recuerdo, resulta alarmante. Lo cierto es que nadie puede saber cómo van a funcionar series noventeras o de principios de los 2000 en un nuevo contexto temporal. Y al final de todas estas consideraciones me siento así, compañeros: a medio camino entre el mal rollo y el dar brincos de emoción.
¿Es buena idea, pues, que regresen las Gilmore? En principio me mojaría y diría que, en este caso concreto, sí. Hay que tener presente que Amy Sherman-Palladino estará al frente de la nueva temporada, y que es probable que la mayoría de actores principales (excepto el patriarca Gilmore, fallecido recientemente - y al que, seguro, rendirán homenaje) vuelvan también. Ahora solo queda ver si la magia de las Gilmore vuelve a cautivar al público en 2016... porque tampoco habría que obviar que Bunheads, la nueva serie de Amy de hace unos años y de un estilo muy parecido a la de las Gilmore, no fue el éxito que se esperaba.
¿Qué opináis vosotros? ¿Idea genial o terrible? ¿Ganas o pereza?
Isidro López (@Drolope)
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