
Dicho todo esto, ¿Qué problema tienen ciertos adultos, hechos y derechos, para dedicarse a insultar, a reírse de una niña? ¿Qué les pasa en la cabeza? ¿Qué tara tienen? Estoy tentada de decirles «pensad que os parecería si vuestro hijo o hija estuviera comprometido con cualquier causa y otros adultos se rieran de él o ella, la atacarán, la ridiculizaran» pero no quiero decirlo porque no se trata de no hacer eso porque no te gustaría que se lo hicieran a tu hijo. No se insulta, humilla, ridiculiza ni se hace burla de una niña. Nunca, jamás.
¿Qué le pasa a toda esa gente que acusa a Greta y a los adolescentes de incongruentes? «Sí, si, mucho preocuparse por el planeta pero tuitea» ¿Se puede ser más bobo? Los adolescentes y los jóvenes son incongruentes, claro que sí. Quieren cambiar el mundo y a la vez se preocupan de cosas materiales de las que los adultos creemos que podrían prescindir y probablemente sea así pero ¿Qué es esa superioridad moral de exigir a la gente que sea un bloque de coherencia irreprochable a todas horas? Como tienen movil no pueden manifestarse por el cambio climático, como en su casa hay calefacción no es verdad que les preocupe el calentamiento global y así con todo. Sí, son incongruentes como lo somos todos. Exigir pureza espiritual a los demás es la mejor excusa para que nada cambie, sobre todo nosotros. «Como el otro no es puro, su causa está adulterada y por tanto no tengo porque seguirla» es el calmante de las conciencias de los que no quieren que nadie les recuerde, y menos una niña, que hay cosas que deberíamos cambiar. ¿Quién se ha creído que es la niñata esta para decirme a mí cómo vivir?
Greta ha conseguido que hablemos del cambio climático, que nos plateemos cuánto contamina el avión que cogemos, como son de innecesarias las pajitas de plástico, cuánto consume nuestro coche, que nos preocupe a dónde va lo que tiramos alegremente al cubo de la basura. Ha conseguido que todo eso sea portada, que lo hablemos, que se lea, que se escuche y que muchos jóvenes, esos del móvil y la incongruencia, se preocupen por ello.
Algunos parecen querer niños prodigio a los que bailar la gracia, que vayan a Masterchef, que jueguen al fútbol, que sean actores. Niños prodigios que sean monos de feria para divertirles y hacer mejor a sus equipos pero no quieren una niña inteligente que les hagan plantearse, con lo que dice y lo que hace, su estilo de vida.
Greta tiene que volver a casa pero no porque a los gañanes maleducados les moleste verla o escucharla, sino porque es una niña y merece volver a tener vida propia.