-Tengo una pregunta para ti. ¿Es Hotline Miami tan bueno como lo fue Grand Theft Auto?
-Diría que sí.
-Tendrás que justificar eso…
Es difícil no acordarse de los primeros juegos de la saga Grand Theft Auto al acercarse por primera vez al universo violento que nos propone Hotline Miami. Lo que sorprende más aún es cómo el juego de Dennaton Games, un desarrollo indie a cargo de un puñado de personas, es capaz de ofrecer una experiencia tanto o más satisfactoria que la que ofrece la canónica saga de Rockstar, un triple A en toda regla. El triple A. Sin embargo, es tremendamente sencillo comprobar cómo los primigenios GTA han influido – y de qué manera – en cómo los creadores de Hotline Miami han pertrechado su primer juego. Negarlo sería sorprendente, además de una pérdida de tiempo.
Más sorprendente es aún comprobar cómo Hotline Miami no sólo entiende la esencia original de GTA, sino que la potencia hasta un horizonte que casi ninguno esperábamos. El resultado es un bofetón de esos que solo los indies son capaces de proporcionarnos muy de vez en cuando, uno de esos que además de aturdirte durante unos cuantos días te hacen albergar mucha más esperanza en la industria del videojuego. Sí, lo que quiero decir es que jugar a Hotline Miami es tanto o más placentero que hacerlo con Grand Theft Auto, afirmación que puede explicarse desde un buen número de puntos de vista.
Quede claro desde este momento que la afirmación anteriormente hecha es algo tramposa: es imposible asemejar Hotline Miami a las entregas de la saga Grand Theft Auto que han ido apareciendo a raíz de su radical cambio en la tercera entrega (cuarta en número) GTA III (DMA Design, 2001) . Un desarrollo como Hotline Miami encuentra su comparación natural en los primeros títulos de la saga, aquellos tres videojuegos iniciales (GTA, GTA2 y la pseudo-expansión GTA: London) que asentarían de alguna forma el gameplay que hoy todos conocemos como sandbox y que convertiría al juego de Rockstar en uno de los títulos más reconocibles y respetados de la industria actual. Desde su origen humilde Hotline Miami no puede ni quiere plantarle cara al hermano mayor de la familia, pero sí intentar medirse con alguien más viejo, menos recordado ya, pero en realidad de su tamaño. O un poco más grande. Nos centraremos en el primer Grand Theft Auto (Rockstar, 1997) desde ahora para la comparativa que a continuación se plantea. El asunto no es baladí si entendemos que los actuales Grand Theft Auto aún conservan gran parte del ADN de los primeros Grand Theft Auto, aquellos que no vendían tantas copias en cada lanzamiento pero sorprendían mucho más de lo que lo hacen ahora.
Su principal semejanza está en lo visual, ese aspecto formal que une irremediablemente ambos juegos. La cámara cenital que se usa en ambos títulos es la que provocará que nuestra memoria a largo plazo se active y nos retrotraiga a los años finales de la década de los 90 para recordarnos el primer título del sello GTA, aquellos años en los que lo gráfico cotizaba a la baja pero las grandes ambiciones e ideas de los antiguos DMA Design eran el valor seguro al que apostar. Todo lo que hoy conforma la grandeza de GTA estaba ya expuesto en la pantalla desde la primera entrega de la saga. A partir de ahí poco más une a ambos títulos, separados por – se dice pronto – 15 años de diferencia.
Hotline Miami va a la raíz del asunto y toma como referencia el universo violento de Grand Theft Auto (quizá el de su mejor entrega para servidor, Vice City) para desarrollar un juego tan sencillo como abrumador.
Empecemos por su envoltorio, la historia que los juegos utilizan. En Grand Theft Auto era prácticamente inexistente, siendo el juego en realidad una suma de misiones que daban como resultado una trama casi secundaria en relación con el personaje cuyo papel desempeñábamos, algo totalmente disonante con el enfoque narrativo de los Grand Theft Auto actuales.
Aunque el juego fue definido por la crítica como de temática adulta a las primeras de cambio, su calificación no estaba tanto en los temas que trataba sino en la forma en la que representaba la violencia, quizá pocas veces antes vista en un videojuego. Por contra, Hotline Miami desarrolla una historia de tono adulto, de esas que los jugadores avezados – y talludos como el que suscribe – agradecemos cada vez que nos ponemos frente a ellas, sin explicaciones aburridas ni subrayados innecesarios. Los mimbres los pone la casa, pero las conclusiones las saca el jugador, algo que ni siquiera los últimos títulos de Grand Theft Auto, que gozan ya de guiones consolidados y tramas realistas dignas de superproducciones peliculeras son capaces de alcanzar siquiera. Hotline Miami es un juego más adulto, más consciente de lo que quiere ofrecer al jugador dentro de la experiencia que plantea. Sí, es de esos que saben que el jugador es capaz de sacar sus propias conclusiones.
Su expresión de la violencia es otro de los puntos en los que el juego de Dennaton Games supera con creces al de Rockstar. ¿Es esto posible? ¿No es Grandt Theft Auto uno de lo juegos más violentos de todos los tiempos? Grand Theft Auto fue considerado un juego de contenido adulto por su representación realista de la violencia, algo que a día de hoy puede parecer extraño viendo el amasijo de píxeles que visualmente supone el juego. En realidad hay más de leyenda que de verdad, ya que la mayor parte de las denuncias interpuestas contra Rockstar y GTA hacían referencia a la inclusión de bandas reales en el juego que al contenido explícito que se representaba (Cafés Calientes aparte). Ambos juegos comparten estilo gráfico, lo que viene a ser asemejarse en la forma en la que la violencia se representa gráficamente, pero la cosa no va más allá: mientras que en Grand Theft Auto las acciones del jugador siempre pretenden ser divertidas, Hotline Miami se muestra como un juego más severo en su forma de plasmar la violencia que quiere sacarse fuera. Grand Theft Auto es un juego a todas luces divertido, ya que ofrecerá alternativas a los errores que el jugador cometa en la partida. Las misiones siempre tendrán un subterfugio posible para que el jugador pueda seguir desencadenando el caos en la ciudad. Todo está balanceado para que el jugador salga triunfante de cada situación, sea de una forma u otra. En Hotline Miami tu poder ejecutor es respondido de la misma forma por la máquina. Eres tan frágil como frágiles son los rivales a los que te enfrentas; un fallo y serás aniquilado, un justo equilibrio dentro del mundo de destrucción que el título plantea. Hotline Miami es un juego más crudo y más cabrón en ese sentido, dando al jugador en todo momento la sensación de que está enfrentándose a rivales de su mismo nivel, que al menos pueden dañarle de la misma manera que él emplea sin remisión. Violencia contra violencia. Hotline Miami es un juego más violento y no porque muestre en pantalla escenas realistas con todo lujo de detalles, sino porque trasmite algo distinto que su juego mentor. Su violencia es natural en su contexto, directa, implacable, una conclusión lógica a los acontecimientos que se nos plantean, mientras que en Grand Theft Auto es una vía para desencadenar la diversión que el juego alberga en su fondo. El vómito pixelado que el protagonista de Hotline Miami expulsa en los primeros compases del juego define bien qué significado tiene la violencia en el juego de Dennaton, que no pretende que sea especialmente divertida, aunque finalmente lo sea.
Esto último liga de manera incontestable con el último punto en el que Hotline Miami supera a Grand Theft Auto, que es la diversión que es capaz de provocar como videojuego. Grand Theft Auto es un juego divertido, de eso no hay duda. Su desarrollo invita al jugador a explorar su mundo para encontrar nuevas formas de disfrutar haciendo volar todo por los aires, algo en lo que la comunidad de jugadores exhibiría pleno consenso incluso a día de hoy. También tengo claro que Hotline Miami no sería definido como divertido en un buen número de casos. Su aleatoriedad en la mecánicas, su absurda IA por momentos, su difícil manejo en ocasiones y su dificultad desmedida en algunos compases son en realidad problemas que provienen de su humilde origen como juego, algo impensable en una producción del tamaño de Grand Theft Auto. Sin embargo Hotline Miami es capaz de resumir en sus breves actos un gameplay tan directo y funcional que acaba volviéndose tan implacable como las acciones del protagonista que controlamos.
Lo diré tal y como lo pensé en su momento: Hotline Miami hubiera sido un DLC tremebundo para el primer Grand Theft Auto, un DLC interiorista. Todos recordarán cómo la acción en los juegos de Rockstar se desarrolla principalmente en la calle, en entornos abiertos o suficientemente amplios como para otorgar al jugador el mayor número de opciones viables para resolver cada situación. Hotline Miami es un juego que funciona mejor en las distancias cortas, cual escopeta recortada. Solo hay un objetivo – normalmente matar a todos los rusos inmaculados que se nos crucen – y una forma de alcanzarlo: hacerlo. Esa mecánica que podría pecar de repetitiva se convierte en el mayor aliciente de un juego cuyo mayor acierto es el de ofrecer al jugador un tiempo mínimo entre muerte y muerte para que el jugador continúe pegado al mando. Sí, Grand Theft Auto es un juego con más posibilidades, pero diluido en un entorno tan potenciado que es capaz de disolver cual azucarillo la intención del jugador, abrumarle con sus capacidades hasta hacerle dudar de que quiere hacer hoy. Hotline Miami va de matar gente, hacerlo mucho, muchas veces, de todas las maneras posibles y no dejará al jugador que se entretenga en nimiedades. En los tiempos de las producciones de muchos miles de millones conseguir eso es algo tan loable como difícil de provocar en el jugador, sobre todo se si se hace de una forma tan sutil.
Pero entonces, ¿es Hotline Miami tan bueno como Grand Theft Auto?
Sería una verdadera boutade decir aquí que sí, que Hotline Miami es un juego mejor que el primer GTA porque en realidad no lo es. La profundidad de la obra de Rockstar, su planteamiento libre que deja el desarrollo de la acción en manos del jugador y su capacidad para reinventarse entrega tras entrega son cuestiones que van incluso más allá de sus valores como juego en sí, ya que han convertido la saga en un producto canónico que hace que la industria se agite con cada entrega que sale al mercado. Pero lo que nadie sería capaz de rebatir es que Hotline Miami puede reivindicarse como un digno heredero de su filosofía, siendo a fin de cuentas un juego igual de bien ejecutado como capaz de elevar el techo de las obras en las que parece basarse. Su ambición como producto es limitada, pero se mueve con total solvencia dentro de los valores en los que quiere destacar, consiguiéndolo de una manera más que solvente. Un disparo en toda la cara.
Dejando los aspectos formales aparte que pueden ir o no de la mano con los gustos de los jugadores, si hay una cosa en la que el juego de Dennaton está por delante de su improvisado rival es en la forma en la que se entiende a sí mismo. Directo, sincero, buen entendedor de sus posibilidades como juego, de sus puntos fuertes y de su capacidad para provocar al jugador, Hotline Miami se sabe un juego que el público puede no tomarse en serio, pero que en el fondo es más serio de lo que parece. Pero eso sí, si tuviera que invitarte a ver una película no elegiría una de Michael Haneke , sino que preferiría ponerte de nuevo el gastado VHS de “Yo soy la Justicia II”.
La entrada Sobre Hotline Miami y GTA es 100% producto Deus Ex Machina.