Sobre la brutalidad castrista

Publicado el 17 julio 2015 por Ángel Santiesteban Prats @AngelSantiesteb

Acabo de recibir una carta que me envió Ángel Santiesteban-Prats y que quisiera compartir con todos porque es un nuevo alegato de Ángel contra la dictadura y donde denuncia, una vez más,  la atroz escalada de violencia y represión contra la disidencia, mientras el mundo entero sigue haciendo como si no pasara nada.

La Editora

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La Habana, 9 de julio de 2015

Querida Elisa:

En el día de ayer he recibido en la mayor brevedad tu escrito del 5 y el 6 del presente, y como si fuera y es el bálsamo necesario que impulsa mi alma, me abrazan tus buenas nuevas en un momento especial y profundo de dolor que siento por la golpiza a Rodiles, que aumenta considerablemente la angustia que ya se alojaba en mis entrañas más nobles.

Yo le había llamado el mismo domingo 5, y hablé con Ailer, e inferimos, que se encontraba detenido, pues ella pudo alcanzar a ver que cuando Antonio salía de la casa, un auto aparentemente de turismo, y que acostumbra a usar la policía política, lo perseguía lentamente. Solo ayer miércoles, que volví al teléfono, supe lo ocurrido, adelantado antes con una llamada de mi hermana desde Miami, agradeciendo el que no haya salido de libertad, pues de estarlo, seguramente, estaría tanto o más golpeado que mi hermano Antonio, y así se lo hizo saber a mi hija.

Imagina cuánta es mi aflicción cuando sé que, de cierta manera, esa golpiza también fue por mi, como la que me asestaron a mí aquel 8 de noviembre al exigir su liberación allá en la Unidad Policial de Acosta, cuartel que la Seguridad del Estado usa para ejercer sus abusos. Siento en mi cuerpo el resonar de los puños de esos sicarios de la dictadura y que, en su momento, tendrán que responder ante un verdadero tribunal que, sin falsedades, solo le interese responder a la Justicia y su equidad para juzgar.

En mayo conversé con Antonio la fatal posibilidad de que una Dama de Blanco fuera severamente maltratada, y –en un gesto “accidental”, quizás un empujón– pudiera perder el equilibrio y golpearse el cráneo. Eso lo conversamos Antonio y yo, asustados por el reforzamiento de represalias contra las y los participantes de las marchas de los domingos frente a la Iglesia de Santa Rita. En algunos de mis traslados hacia Villa Marista, se lo hice saber a mis entrevistadores, es decir, que ellos también estaban advertidos y conscientes de lo que podía suceder, como exactamente ocurrió.

Evidentemente, el gobierno de los hermanos Castro no quiere comprender que definitivamente los tiempos cambiaron, como cambiaron hasta sus propias perspectivas, pues ahora intentan ser socios de los norteamericanos, sus enemigos históricos acérrimos, y de la Unión Europea, en aras de obtener oxígeno para detener –de una vez y por todas– la asfixia económica que les permita perpetuarse en el poder, mientras los cubanos, buscando una vida digna, en su mayoría, como por décadas, siguen pensado en emigrar hacia cualquier punto de la geografía mundial. Los asuntos de la oposición ya no pueden arreglarse con golpes, detenciones o encarcelamientos con causas inventadas de la nada; por el contrario, esas injusticias y abusos solo alimentan y compactan a la disidencia, y así se demostrará el próximo domingo 12, a pesar, con total seguridad, de los intentos de amedrentar y apresar a los que intenten hacer acto de presencia. Sé que tal atropello contra Rodiles ha despertado una gran solidaridad. Recuerdo que escribí un post previendo que algo así o peor podría ocurrir. La dictadura gusta ofrecerse como una flor, solo que carnívora, y de las más voraces.

Nada hará cambiar al régimen totalitario, salvo su aniquilación total. No hay otra cura, y los que sueñan con un cambio, se engañan a sí mismos. Otorgarle respiro económico, es alimentar al monstruo que son.

(…)

Recibe mi abrazo afligido pero desbordado de esperanza. El optimismo está en los que no olvidamos a Dios.

Besos, Á.

Ángel Santiesteban-Prats

9 de junio 2015

Prisión Unidad de Guardafronteras

La Habana

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