Sobre la corrida de Cuadri en Zaragoza

Por Malagatoro

Foto Javier Arroyo/Aplausos


“Un toro bravo, un torero con afición y un picador celoso de su profesión, hicieron revivir la grandeza del tercio de varas, tan devaluado hace años por la mezquindad de quienes convierten este momento, tan fundamental de la lidia, en una carnicería.

Sin embargo el toro Remendón de Cuadri, el torero salmantino Javier Castaño y el picador Tito Sandoval se convirtieron en protagonistas. El toro, bravísimo, arrancándose con celo desde los medios al caballo, el toreo que lo colocaba suerte para lucir su bravura y Sandoval que le echaba torería a la suerte de picar aplicando el castigo preciso.”

Carlos Ilián en Marca

“Porque en la corrida de los toros de los herederos de Celestino Cuadri, con don Fernando, alquimista de toros bravos, al frente de la ganadería, si tuvo algo fue emoción en muchos momentos especialmente hasta el cuarto toro, la emoción de la casta y la bravura, la emoción de lo imprevisto y de lo espontáneo, la emoción del trapío y de la seriedad en la presentación. Todos tuvieron estuvieron en tipo de su encaste, sin exceso de grasa, con los kilos muy bien repartidos, y muy bien llevados en sus costillas, muchos tuvieron la virtud de humillar de salida, algunos cumplieron en varas, incluso con sobresaliente, otros pasaron más cerca de la mansedumbre, algunos no fueron sobrados de fuerzas pero su casta los hacía venir arriba, casi todos tuvieron nobleza, algunos llegaron parados a la muleta, todos tuvieron sus posibilidades para torear, con infinidad de matices.”

Paco Montesinos en “División de opiniones”

“El toreo, en esencia, antes de que el lobby cultural lo secuestrara de sus raíces ancestrales, es eso que el aficionado ha podido sentir en sus entrañas durante el rato, que se nos hizo cortísimo, que duró la sagrada comunión del toro y el hombre con la muerte. El rito, que ha podido sobrevivir a reyes crueles, papas tiranos, dictadores déspotas y sociedades maniqueas, lo ha hecho gracias a hierros como el triguereño, cuyos toros, unos mejores, otros peores, han vuelto a poner en suma los valores que nunca debieron perderse. El miedo; la emoción; la dificultad de hacerse con la voluntad de una bestia; la importancia de todo lo que se haga delante del garlopo; el cuidado en los más mínimos de los detalles; el orden y la hombría, virtudes espartanas que hace tiempo sucumbieron al travestismo de la tauromaquia en esas cosas escochambrosas del arte y que nadie puede aún explicar de qué demonios va sin caer en la cursileria o el flamenquismo español, que diría Eugenio Noel.”

Antonio Díaz en “Hasta el rabo todo es toro”

“El cuarto, 'Remendón', 647 kilos de toro bravo --un tren-- se hizo notar de primeras. Llegando a las tablas y embistiendo con pies y franqueza siempre por abajo. Javier Castaño buscó su lucimiento desde el lucimiento del toro. Tres entradas de largo al caballo montado por Tito Sandoval que se fue con La Misericordia en pie. Tres entradas medidas, sin un abusos, intentando hacer la suerte como tan pocas veces se hace. De perfecta monta, con las riendas bien cogidas cuando el caballo se le rebrincó cuando el toro se arrancaba para el primer encuentro. La ovación siguió al picador hasta que se fue por el patio de caballos y todo seguido, el arranque torero de Iván García, que con un oportunísimo quite por chicuelinas y buena media de broche hizo lo mejor de su tarde.”

Andrés Verdeguer en “Cornadas para todos”