Por razones obvias debo ser breve, a pesar de que tengo fama de hablar extensamente sobre la política. Soy capaz de hablar horas y horas sobre la política y soluciones para los problemas que azotan este desgraciado país.
Yo quiero decir que soy una de las personas conquistadas por el cine independiente. Nunca he sido demasiado cinéfilo, aunque sí tengo películas que me han gustado bastante (normalmente producidas antes de los 90 del pasado siglo. Confieso que en materia de películas, suelo ser un total analfabeto y ni siquiera conozco los últimos estrenos. No lo sigo. Me gusta todo tipo de géneros, eso sí, aunque siento una especial atracción por el género del terror, o el misterio o el suspense. Me han querido estrangular y/o asesinar tantas veces (al menos por deseo escrito) que ya hasta me atrae ver este tipo de películas.
Hace pocos días algunos han visto de nuevo el otorgamiento de los premios “Oscar”. Siempre me resulta igual: alguien se levantaba, iba a buscar el premio; un montón de periodistas se levantaban también; se levantaban los camarógrafos, todos los camarógrafos. Uno no sabe ya cuál era el periodista, cuál era el premiado, cuál era el camarógrafo que se llevó el premio, cuál estaba sacando fotos del acto, quién era el jurado, etc. Hace años, un conocido mío mucho más “enterado” y “moderno” que yo me dijo “No, Alfredo, si en los Oscar es así”. Yo me quedo un poco frío por eso y le dije en su día: “Bueno, Manuel, si el Oscar es así, ¡entonces no me vale para nada!
Pero aprovecho esta entrada para decir lo siguiente, que algunos ya leyeron hace unos días en el foro de Facebook:
Me considero defensor de las culturas nacionales. En España, el grado de desprecio a nuestros artistas y el mundo de la cultura es realmente alto, mucho más alto que cualquier otro país del entorno. Me comentaba un joven norteamericano ayer precisamente que los jóvenes españoles consumen más cine y música norteamericana que cualquier otra cosa y yo le di la razón, obviamente lamentándolo. Me decía “España es cada vez un país menos interesante, menos “different”. Ahora es casi como cualquier otro país europeo, homogéneo, aburrido. ¿Y dónde se produce la mayor parte de lo que nosotros vemos, lo que nosotros presenciamos, lo que nosotros disfrutamos o tratamos de disfrutar? No se produce precisamente en nuestros países, no se produce ni tan siquiera en Europa – digo “Europa” porque ya sabemos que aquí hay algunos que se sienten totalmente “europeistas”. Su problema, desde luego. No solo los electrodomésticos, teléfonos y ordenadores, no solo infinidad de equipos de mercancías que vienen de esas sociedades de consumo, sino ¡nuestro cine, nuestra televisión, nuestra falsa cultura, la estamos importando! Y así me resulta muy doloroso hablar con los hechos, cuando vemos que los niños españoles saben quiénes son los Simpsons. Casi el 100% de los jóvenes españoles cree que los Simpsons es algo “gracioso”. Es un hecho horripìlante, todas estas estadísticas en cultura. Mucho Simpsons, pero ¡no saben quiénes son los héroes liberales de 1812 en Cádiz! Ni personajes ilustres de nuestra gloriosa historia. Consecuencias de la globalización y el imperialismo anglo-norteamericano. No da opción a nada más. ¿Cómo podemos hablar de “libertad”, cómo podemos hablar de un pueblo soberano, independiente y democrático, libre, libres en lo económico, social, político, técnico y cultural? Los medios de entretenimiento están realmente en manos de quienes realmente no creen en alternativas ni en cultura democrática. No puedo dictarle a nadie qué películas deben ver ni qué música deben escuchar, pero sí puedo hablar de mí: intento ver el cine más independiente posible y debemos apoyar a nuestros artistas, nuestros jóvenes, nuestra propia expresión y desarrollo. A mí Hollywood realmente no me dice nada, a pesar de reconocer buenas películas. Pero debe existir un equilibrio.
A pesar de eso, a pesar de todo este pensamiento único impuesto desde fuera y alegremente aceptado por nuestro pueblo esclavo, hace ya tiempo que se me había ocurrido casi prescindir totalmente de las películas extranjeras, especialmente de Hollywood. No sé si seré sectario o me he vuelto sectario, pero ocurre que tengo una preferencia total por el cine español y también europeo en general, también de otros continentes: especialmente documentales y películas de ficción (es la única ficción que a veces acepto, porque nunca leo ficción. Detesto leer ficción y en general solo leo cosas que me informan de la realidad, los hechos objetivos, racionales).
Me gusta un documental que aborde un problema social – aquí en España o en Bolivia, o en Francia.
Gran parte de las películas extranjeras que no me gustan, las que dominan, tratan de problemas con violencia, mafia, carreras de coches, mucho sexo, consumismo, imagen y frases rápidas o acciones. Ya sabemos la gran cantidad inmensa de veneno que nos inyectan en cultura (porque realmente este país no tiene un VERDADERO MINISTERIO DE CULTURA). Se habla mucho de proteger las aguas, el medio ambiente, el aire, la naturaleza pero poco se habla de proteger el cerebro humano de la contaminación y el veneno; porque si han envenenado los mares, los ríos y los aires, están envenenando el cerebro humano, en dosis increíbles, a través de una cinematografía burdamente comercial e irresponsable. Creo, realmente, que estas cuestiones tienen que ser motivo de preocupación para toda persona que sienta, que piense de una manera justa y se preocupe por su patria, no solo por su patria chica sino por los seres humanos en su conjunto. Si no sobrevivimos culturalmente, no vamos a sobrevivir tampoco ni económicamente ni políticamente. La cultura y las ideas son todo, son la base. Por eso para mí esta lucha es importante, de la defensa de nuestras regiones, nuestras patrias, nuestras culturas y formas de pensar. Evolucionamos, sí, pero la evolución debe ser espontánea y no impuesta por intereses comerciales. Quiero un país liberado, un país independiente, soberano, defensor de sus identidades y sus culturas.
Estoy seguro que cualquier político con un mínimo sentido de responsabilidad tiene que preocuparse de esa enajenación incesante, de esa incesante intoxicación y envenenamiento que están sufriendo las masas de nuestros países; tiene que comprender que es antieducativo, que es deformante, que es degenerante ese inmenso cúmulo de cultura enlatada que viene impuesta de las multinacionales y nuestros gobiernos vendidos a todos menos al pueblo que les elige.
Por eso, para concluir, cumpliendo entre otras cosas con mi promesa de ser breve, ¡y les juro que lo he sido!, permítanme colgar aquí la letra y vídeo de un artista/cantante valenciano y celebrar el idioma cultural de mis ancestros – el valenciano. El autor de la letra puede que sea de izquierdas, pero no quita ninguna verdad a una sola palabra que pronuncia en este alegato contra la triste realidad degenerada de nuestro país. Sus palabras son mucho más esclarecedoras que cualquier cosa que yo pueda decir al respecto:
“Malaurat país de botiguers que trau la llengua a subasta sense escrúpols, amb la cara descoberta i els mitjans de comunicació com a testimonis de la desfeta
país de paisatge hipotecat, venut a la divina providència: som hereus irresponsables i curts de mires
país que fuig de la lectura, no siga cosa que les lletres inspiren la revolta racional (i nacional) que necessita
país que aspira a sucursal, sanament regionalista, educadament dòcil, infinitament alienat
país de treballadors precaris que accepten qualsevol cosa, que assumeixen el rol indigne d’engranatge, que demanen permís per anar al lavabo i no senten vergonya
país de complexos i tergiversacions, capital de la censura i de la manipulació mediàtica
país de l’enveja i l’auto-odi, que nega i neutralitza però no basteix, que protesta flèbilment des de la barrera
país amnèsic, desmemoriat, que amaga la història en les profunditats de l’armari
país de la vacuïtat, de l’ortodòxia i el discurs unívoc: retre homenatge als prejudicis com a dogma de fe
país de polítics corsaris que menyspreen la sobirania popular, governants que són titelles dels empresaris, amos i senyors de la pompa i l’ostentació
país anònim, sense símbols, a la deriva del temps i de l’espai
país de putes, lladres i capellans, especuladors i proxenetes, taxistes furibunds i altres bestioles de Déu.”
Todo tiene su fin en la vida – yo espero ver el fin de esta cultura de pensamiento único impuesta desde fuera sin alternativas reales o nacionales. No siempre tendremos que ser dependientes, ni colonizados culturalmente, y espero que algún día, la juventud de este país sepa decir NO NO NO NO a los trabajos precarios, a la basura cultural por dinero, al saqueo sistemático de nuestros campos y la violación permanente de nuestro medio ambiente. No sé si lo veré yo – pero espero que lo vea yo o no, algún día alguna generación española podrá volver a decir “Somos libres!”.