La deducción es un proceso complejo. De múltiples facetas. Lo que hace que esté aquí en su más reducida versión es la importancia que tiene para nuestra estabilidad emocional. Si no deducimos las emociones de los demás y las nuestras, no sabremos manejarlas. Las emociones tienen una intención reparadora, pero se expresa en un lenguaje aún bastante desconocido para la mayoría de nosotros. Y la mayor parte de nuestras acciones están sustentadas por las emociones. Debemos deducir esa intencionalidad y sus consecuencias. La deducción no es un proceso de inteligencia como muchos creen, sino de organización mental y agilidad cerebral. La deducción es una especie de arte. Si hasta ahora, de una forma ecléctica y desorganizada entre post y post hemos viajado por procesos internos que afectan a nuestras emociones, ahora toca avanzar hacia procesos externos que también influyen a la hora de intentar entender qué coño es la felicidad. Que sirva este post como una "mini" introducción hacia esa nueva etapa. La deducción nos abre nuevos caminos por los que adentrarnos en nosotros mismos.