Menudo carajal el del PSOE, para unos temas tienen unos razonamientos y para otros lo contrarios. Y es que para los actuales dirigentes socialistas todo vale con tal de salirse con la suya, incluso defender una forma de actuar ante un problema y todo lo contrario ante otro. De locos.Y es lo que hemos vivido estos días. Tras la ruptura de la disciplina de voto por parte de tres diputados socialistas en el parlamento catalán, votando a favor de la consulta soberanista en Cataluña, la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, decía que en democracia “tiene que mandar la mayoría” y, además, que “estar en un partido no es obligatorio”. Es decir, criticaba el voto díscolo de estos tres socialistas, puesto que según ella los miembros de un grupo político han de someterse a la conocida como disciplina de voto.Pero resulta que lo de la disciplina de voto no vale para el tema del aborto, por ejemplo, pues la propia Elena Valenciano está pidiendo al Partido Popular que dé libertad de voto a sus diputadas (sí, solo lo pide para las diputadas) y también pide a los miembros del Grupo Popular que rompan esa disciplina pidiendo, por ejemplo, votación secreta.¿Cómo se come eso?, por un lado critican que un diputado se desmarque de su grupo político, pero por otro están pidiendo esa libertad para otras cuestiones, ¿en qué quedamos?, ¿vale o no vale eso de la disciplina de voto?Yo lo tengo claro, en mi opinión no debería existir disciplina de voto. Y es que si tuviéramos un sistema verdaderamente democrático cada uno de los representantes del pueblo votaría conforme al interés de sus electores, no de su partido. Si tuviéramos circunscripciones unipersonales y primarias para elegir al candidato de cada formación política otro gallo nos cantaría, porque con ese sistema, como ocurre en muchos países, los políticos se preocuparían por el interés de sus votantes y no mirarían tanto al partido. Así habríamos acabado con la disciplina de voto.