La existencia de una élite en el Poder no implica la exención de responsabilidad, sino antes bien un amparo que la difumina y la legitima en -y ante- una inmensa mayoría para camuflarla como algo consustancial al ser humano y a la sociedad. Es por esa misma ausencia de libertad que una inmensa mayoría delega sus vidas a una élite entronizada en el Poder para eximirles de toda culpa y convertirlas a sus ojos en inocentes de todos los estados de corrupción que se dan en la sociedad.