Esta intolerancia es permanente, se mantiene a lo largo de toda la vida y ocurre en personas predispuestas genéticamente a padecerla.
¿Cuales son los factores de riesgo?
La ausencia de lactancia materna, la ingestión de cantidades elevadas de gluten, la introducción temprana de estos cereales en la dieta, el aumento de permeabilidad intestinal o la presencia de infecciones bacterianas o virales en personas susceptibles, pueden ser factores de riesgo.
¿Qué síntomas aparecen?
La sintomalogía clásica incluye vómitos, dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, cambio de carácter (irritabilidad, apatía, tristeza), falta de apetito, estancamiento en la curva de peso y retraso del crecimiento. Estos niños suelen tener el abdomen prominente y escaso panículo adiposo, lo cual permite sospechar el diagnóstico con facilidad.
Sin embargo también puede haber formas silentes, de modo que muchas veces la enfermedad pasa desapercibida hasta la edad adulta.
¿A qué otras enfermedades se asocia?
Hay ciertas patologías que suelen relacionarse con la enfermedad celíaca. Pongo varios ejemplos:
- Dermatitis herpetiforme: son vesículas que aparecen sobre piel normal o enrojecida simétricamente en cabeza, codos, rodillas y muslos sobre todo. Además, suelen picar.
- Diabetes mellitus tipo I
- Deficit de Inmunoglobulina A
- Síndrome de Down
- Enfermedades tiroideas como la tiroiditis autoinmune
- Enfermedad hepática
- Vitíligo
- Alopecia areata
- Cirrosis biliar primaria
¿Cómo se diagnostica?
El primer paso a la hora de diagnosticar la enfermedad celíaca es un análisis de sangre. Se buscan unos determinados anticuerpos, que en caso de estar elevados, son más o menos indicativos de la enfermedad.
Hay también ciertos marcadores genéticos que nos ayudan con el diagnóstico. Sin embargo, la prueba de oro es la biopsia intestinal. En la enfermedad celíaca es muy característico encontrar una atrofia de las velollosidades intestinales.
¿Cómo se trata?
No existe un tratamiento farmacológico para la enfermedad celíaca. El único tratamiento es la retirada del gluten para toda la vida. Esto implica dejar de lado cebada, centeno, avena, triticale y trigo, así como productos derivados de los mismos: almidón, harina, panes, pastas alimenticias, etc.
Es importante seguir una dieta estricta. La ingestión de pequeñas cantidades de gluten puede producir lesión de las vellosidades intestinales, aunque no siempre estas lesiones tienen que ir acompañadas de síntomas.
Con la eliminación del gluten de la dieta, desaparecen los síntomas en más o menos 2 semanas y se produce la normalización de la mucosa intestinal en aproximadamente dos años.
¿Qué alimentos se pueden y no se pueden comer?
Los alimentos sin gluten, y por tanto permitidos son: la leche y sus derivados, todo tipo de carnes y vísceras frescas, congeladas y en conserva al natural. Pescados frescos y congelados sin rebozar y mariscos en conserva al natural o en aceite. Huevos. Verduras, hortalizas y tubérculos. Arroz, maiz, tapioca, así como sus derivados. Frutas. Todo tipo de legumbres. Azúcar y miel. Aceites y mantequillas. Café en grano o molido, infusiones y refrescos. Toda clase de vinos y bebidas espumosas. Frutos secos crudos. Sal, vinagre de vino, especias en rama y grano y todas las naturales.
Los alimentos con gluten, y por tanto, no permitidos: pan y harinas de trigo, cebada, avenoa o triticale. Productos manufacturados en los que en su composición figure cualquiera de las harinas ya citadas y en cualquiera de sus formas: almidones, almidones modificados, féculas, harinas y proteínas. Bollos, pasteles, galletas, bizcochos, tartas y demás productos de pastelería. Pastas de sémola de trigo. Bebidas malteadas. Bebidas destiladas o fermentadas a partir de cereales: cerveza, agua de cebada, algunos licores, etc.
En cualquier caso hay alimentos que pueden tener gluten y con lo que tenemos que tener cuidado: embutidos como el chorizo, morcilla, etc. Productos de charcutería. Yogures de sabores y con tricotis de fruta. Quesos fundidos en porciones. Conservas de carnes. Patés diversos. Conservas de pescado con distintas salsas. Caramelos y gominolas. Frutos secos fritos y tostados con sal. Helados. Sucedáneos de café y otras bebidas de máquina. Colorantes alimentarios.
Así pues, es importante revisar siempre la etiqueta de los alimentos que damos a nuestros hijos.
Se ha de tener precaución con la manipulación de alimentos, en bares y restaurantes (tortilla de patata que pueda llevar levadura, patatas fritas hechas en freidoras que se utilizan también para freir croquetas o empanadillas, salsas ligadas con harina, rebozados, purés y cremas de verdura naturales a los que se añaden picatostes de pan de trigo, etc). e igualmente en comedores escolares (ejemplo: si un primer plato consiste en un cocido de alubias con embutido, no será válido retirar el embutido y servir las alubias al celíaco porque si el embutido lleva gluten, quedará en la salsa). Es necesario consultar la forma de elaboracion e ingredientes de cada plato, antes de su consumo.
Se evitará freir alimentos sin gluten en aceites donde previamente se hayan freido productos con gluten.
Hay que tener cuidado con las harinas de maíz y otras de venta en panaderías o supermercados. Pueden estar contaminadas si su molienda se ha realizado en molinos que también muelen otros cereales, como trigo o avena.
Como pauta general, deben evitarse todos los productos a granel, los elaborados artesanalmente y los que no estén etiquetados, donde no se puede comprobar el listado de ingredientes.