Desde Filesa a Bárcenas, pasando por otros asuntos similares, la financiación de los partidos ha supuesto un problema para las formaciones mayoritarias, que obtuvieron ingresos de forma ilegal. La novedosa propuesta de recaudicación de medios por los políticos emergentes empezó por instaurar el sistema de “crowfunding” para obtener el dinero imprescindible que sostuviese su estructura y sus campañas de propaganda electoral. Podemos anunció haber conseguido dos millones de euros, que ahora, al parecer, provinieron de personas con ingresos inferiores a doce mil euros anuales. Suena difícil que en un país asediado por la crisis económica, un ciudadano con tan escasos medios, done casi la mitad de su bruto anual a un nuevo partido político, pero todo puede ser y cosas más raras se han visto. El Sr. Errejón acierta al decir que la financiación de su formación es perfectamente legal, pero omite que las donaciones tan generosas del Sr. Chávez lo fueron con el CEPS, no directamente con el partido. En definitiva que, como veníamos diciendo en este mismo espacio desde hace varias semanas, todo suena a más de lo mismo, con idénticas irregularidades en la obtención de los necesarios fondos por todos los partidos, constituyendo una lacra transversal que sería necesario corregir mediante una legislación que estableciese, en que extremos concretos se pueden nutrir las diferentes formaciones a fin de sufragar sus imprescindibles gastos.