Sobre la muerte. Algunas voces de escritores

Por Elircourt


“A lo mejor todo lo que nos ocurre en la vida no es más que una larga preparación para abandonarla”, proclama Max Morden, narrador y protagonista de El mar, novela de John Banville. Su esposa Anna ha muerto después de una larga enfermedad y él decide finalmente recluirse en el pueblo costero donde veraneaba de niño junto a sus padres. A propósito de la pérdida de su mujer, la experiencia del reencuentro con su pasado más remoto se verá salpicada de un puñado de reflexiones sobre la vida, la enfermedad terminal y la muerte.
No escasean los escritores que en sus novelas miran de lleno a los ojos de la muerte. No es de extrañar, pues, como escribió Fernando Pessoa en Libro del desasosiego, “en lo que nace, tanto podemos sentir lo que nace como pensar lo que ha de morir”. Para pensar esto último, sin embargo, tal vez sea necesario alcanzar la facultad que este poeta supo desplegar de verse viendo por detrás de los propios ojos:
Veo como veía, pero por detrás de los ojos me veo viendo; y sólo con ello se me oscurece el sol y el verde de los árboles es viejo y las flores se marchitan antes de aparecer.
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