Sobre la pantomima de Huelva

Por Malagatoro

“La corrida fue uno de los grandes petardos de la temporada, de esos que expulsa a la gente de una plaza de toros. Pues bien, después del fraude cometido, los dos toreros no tuvieron inconveniente en que los izaran a hombros y los pasearan por la puerta grande como dos triunfadores; y algo más, ambos mostraban en twiter momentos después su contento y felicidad por una tarde tan bonita. ¿Hablarían en serio? ¿Son tan soberbios que se consideran por encima del bien y del mal y se mueven en la mentira con peligrosa complacencia, o es que toda su inteligencia reside en el valor? Lo de ayer produjo sonrojo y vergüenza. Y lo que es peor: con taurinos como El Juli y Manzanares, ¿para qué hacen falta antitaurinos?” (Antonio Lorca). Foto: Arjona.


Manuel Viera en Burladero.com

“…Pero, decididamente, fue una tarde en la que se disipó el objeto en el que se basaba. La pantomima de un encuentro  entre dos toreros sin competencia. Sin toros dignos de una plaza seria y para una afición que, una vez más, paga y se le engaña. De un lado la presencia anormal de unos animales impropios de ser lidiados por las figuras que lo aceptan. Comprados por los que con esfuerzo luchan  por la seriedad y la grandeza de la Fiesta en Huelva. Vendidos por quien pelea por mantener el prestigio de una ganadería venida a menos. Y de otro,  colados a una autoridad que ni pinta ni parece decide nada en  este asunto.

Lo triste de todo esto es que casi todo fue un engaño. Hasta la salida a hombros por la puerta grande de dos toreros a los que también les faltó una pizca de dignidad.”

Antonio Lorca en el País

“Que nadie se ofenda. Una pantomima es una farsa, y un becerrista es un señor que lidia becerros. No hay en la lengua castellana mejor definición para lo que Julián López El Juli y José María Manzanares protagonizaron ayer en la plaza de Huelva. Se anunciaba un mano a mano -una gran mentira- entre dos figuras refulgentes (¿?) de la torería andante con toros -otra mentira no menos grave- de la muy afamada camada de Núñez del Cuvillo.

Y lo que salió por chiqueros fueron seis gatitos, que entre todos constituyeron un monumento a uno de los escándalos más sangrantes que dos toreros de postín hayan infligido a la fiesta brava. Y como eso no está nada bien, hasta el gentil y feriado público onubense se lo recriminó a la famosa pareja, a la que tanto se le llena la boca para hablar de futuro y con tanta persistencia maltrata el presente.

A tenor de lo sucedido, El Juli y Manzanares acudieron a la feria de Huelva con ánimo de engañar a los espectadores, con la estrecha colaboración de la empresa -imperdonable error de los dos buenos empresarios de Huelva- y la autoridad, que, como es habitual, no pinta nada. Los dos toreros eligieron seis becerros infames en la creencia de que la fama y la prestancia de ambos dos les permitiría un paseo militar sin apostar un alamar. Y erraron, como yerran todos los que pecan de soberbia: el público de Huelva no sabe de toros, pero sí de engaños, y pronto caló en los tendidos la convicción de que lo que estaba sucediendo era una burla infamante…”