Sobre la Piedra Cúbica

Publicado el 15 abril 2015 por Habitalia

Hace un tiempo la hija de un hermano pasado al Oriente Eterno, integrante ella de una Logia femenina, obsequió un Cuadro con una Piedra Cúbica tallada en mármol blanco, como homenaje recordatorio y simbólico de todo el trabajo que aquel fallecido compañero había realizado en su vida por el perfeccionamiento.

No dejó de llamarnos la atención ese Cubo de mármol correctamente tallado y pulido, sólido y sin defectos aparentes. Consultando con un entendido en el labrado de mármol, éste nos explicó que si bien tal Piedra Cúbica no requiere para su construcción una capacidad excepcional, se necesita trabajar duro, disponer de herramientas necesarias y conocer el oficio para lograrla.

Trabajo, Equipamiento y Conocimiento son también los elementos idóneos para obtener la Piedra Cúbica de nuestra Personalidad, por lo cual no resultan extrañas la riquísima Filosofía y la profunda Enseñanza, por tantos autores y HH.: comentada, que encierra la Piedra en la doctrina de la Masonería.

Pero a pesar de ser uno de los símbolos más importantes de la Orden, no es de su exclusivo patrimonio. Libros religiosos de Oriente y Occidente, diversas creencias y fuentes de conocimiento esotérico utilizan a la Piedra como representación del Hombre. Es probable que haya reflejado la Piedra para muchos pueblos una simbolización del Ser Humano porque existe entre una y el otro una analogía casi perfecta; en efecto, las propiedades físicas de una Piedra pueden simbolizar todas las características morales y espirituales de una persona, como también las corporales.

El Hombre ha adorado también a lo largo de la Historia y a través de algunas civilizaciones piedras que poseían forma Cúbica o tendencialmente Cúbica, lo cual es un capítulo de los cultos idólatras, y pertenece generalmente a una etapa más avanzada de las representaciones de ciertos dioses, en un proceso que abarcó desde el culto de piedras informes o brutas ("petra" en latín) hasta la idolatría de representación animal o antropomórfica. Se podría mencionar algunos ejemplos, pero preferiríamos destacar que en las épocas arcaicas de la Antigua Grecia algunos grupos helenísticos representaban al dios Hermes como Piedra Cúbica ("lapis" es en latín la Piedra trabajada), lo que llama la atención si pensamos que Hermes es uno de los dioses de mayor enjundia dentro de las tradiciones Iniciáticas, y cuyo nombre jamás deberá confundirse con el M.: Inic.: Hermes Trismegisto.

Se conoce al Cubo como una de las formas más perfectas que haya creado la abstracción mental del Ser Humano, y se ha dicho que sobre él se pueden trazar todas las figuras y formas de la Geometría.>

Como cuerpo el Cubo de la imaginación; no ha podido conocerse en la Tierra o en astros donde haya llegado visual o físicamente el Hombre formas cúbicas, y quizá no exista en toda la Naturaleza un cuerpo cúbico perfecto si no es por el trabajo y dedicación de una persona, que traduzca en el Mundo Físico por su esfuerzo la imagen mental de un Cubo. Sin embargo, puede encontrarse que los cristales de la Sal de Sodio común son en su forma más pura casi de forma cúbica, y recordemos con el Cristo que somos "la Sal del Mundo", pero las formas puras en la Naturaleza no existen (tampoco los elementos puros, sabiendo que convencionalmente se considera por convención químicamente "puro" un elemento cuando contiene una proporción del 99,99 %), siempre hay impurezas que trastornan las formas.

Dentro del Arte Real, la Construcción de un Ser más perfecto se expresa simbólicamente en una puesta de acción que transforme la Piedra Bruta de nosotros mismos (En Alquimia, la "Piedra de los Filósofos") en una Piedra Cúbica (la "Piedra Filosofal"), porque la Obra somos nosotros mismos a partir de ideas y valores morales. Desde el punto de vista morfológico, cosmológico y numérico, el número de sus caras (6) y sus aristas (12) se relaciona con la Numerología masónica por ser múltiplo de Tres, y en el caso de las aristas, con los Doce Signos Zodiacales. El número de lados de cada cara (4) y de sus vértices lo muestran como múltiplo del 4 o número Yávico. La adición de 4 más 8 da 12, múltiplo de 3 y 4, y la suma total de todos estos números (6+12+4+8) es igual a treinta. De más quedaría destacar la trascendencia de todos estos números mencionados en la Ciencia de la Cábala y en nuestro Arte.

Podríamos asimismo establecer otro tipo de relaciones.

Desde el punto de vista de su figura, y entre otros contenidos, el Triángulo es una representación abstracta y en perspectiva dentro de un plano bidimensional de los Rayos del G.: A.: D.: U.: que desde el Infinito se proyectan en el plano terrestre. En un plano tridimensional, la representación se podría asimilar a un Cuerpo Piramidal tomando en cuenta cuatro vértices en su base (correspondientes simbólicamente a las Cuatro Materias de los Antiguos, las Cuatro Virtudes Fundamentales, los Cuatro Puntos Cardinales de la Tierra y el Universo y los Cuatro Vehículos del Ego humano), lo que recuerda a la famosa Gran Pirámide de de Keops o Khufu, símbolo que abarca a toda la Creación de la Tierra y de gran riqueza cosmológica. El volumen de esa Pirámide de base cuadrada resultará la tercera parte del volumen de un cubo de similares dimensiones en cuanto a base y altura (otra vez el número 3). La Pirámide también podría ser una representativa síntesis de grandes conocimientos adquiridos en una época histórica (nos referimos a la Gran Pirámide), pero el Cubo es en realidad el símbolo de todos los Conocimientos que están destinados a ser alcanzados por el Hombre.

La Piedra Cúbica es para nuestra Obediencia el emblema de los conocimientos humanos y del total desarrollo de nuestro Ser precedido por una correcta Instrucción. Tomándola como punto de referencia, sobre ella ejercitan los Masones sus cualidades y adquieren lecciones de las experiencias cotidianas que les permiten corregir los defectos y errores propios. El Trabajo de la Iniciación Masónica, o el tallado de la Piedra Bruta primordial con vistas a lograr una Piedra Cúbica, es una experiencia que no requiere más condición que un buen ánimo, ya que cualquiera podría realizarlo con éxito si lo deseara.

En la Masonería el simbolismo de la Piedra Cúbica se remonta a antiguos mitos de la época de la construcción del Templo de Salomón (o quizá más antiguos) y de la tarea operativa de las Corporaciones de albañiles libres de la Edad Media.

Se dice que en dichos tiempos los grados de estos artesanos se reflejaban en la destreza y en la especialización que tenían para tallar las piedras que servirían para construir los Santuarios y Edificaciones. Los Aprendices (que no estaban duchos en el Arte de la Construcción) daban los primeros toques y forma a la piedra; los Compañeros, que ya poseían más experiencia y colaboraban en la instrucción de los AAp.:, perfeccionaban la obra de aquéllos y la terminaban; por último los Maestros controlaban la calidad del trabajo sobre la piedra, y de ser necesario le daban los últimos retoques o, para el caso que no sirviera, la desechaban. Enriquecidas en el transcurso de los siglos las Corporaciones de Libres Masonescon la participación de miembros de diversos Círculos y Sociedades Iniciáticas, la Piedra Cúbica adquirió el carácter de Símbolo Filosófico y pasó a representar una de las enseñanzas más preciadas de la Masonería especulativa. La Piedra Cúbica se convirtió por fin en el Símbolo del Hombre Perfecto y plenamente realizado por el Trabajo espiritual efectuado sobre sí mismo.

Entre los emblemas a representar en el Cuadro de Pr.: Gr.: la P.: C.: ocupa el tercer lugar, evidente relación con el número 3 característico del Gr.: de Ap.:. En el R.: E.: A.: y A.: se ubica a la derecha de la Columna J.:. La P.: C.: tiene un significado trascendental porque indica desde el inicio al Ap.: cuál será el fin último de su Trab.: en la Ord.: y a través de los GGr.: que le toque acceder en el futuro por su propia persona y por el Mundo que le rodea.

Como la Piedra Bruta e informe que nos brinda la Naturaleza, así el Alma basta del Hombre se encuentra primordialmente falta de lineamientos que definan los rasgos de su personalidad, esclavizada por sus instintos y los arrebatos de las pasiones irracionales.

Así como ninguna piedra se encuentra naturalmente con forma cúbica (siempre hay impurezas de otros elementos) según referimos anteriormente, ningún Ser Humano nace en estado de Perfección; trabajar la Piedra Bruta de su Espíritu para transformarse en Piedra Cúbica de un Ser enteramente realizado será una obra de su exclusiva responsabilidad y voluntad. Sólo él podrá convertirse a sí mismo. En esta tarea toda persona que aspire a mejorarse deberá emprender un sostenido trabajo de Recreación, esto es, realizar una Nueva Creación sobre el material de la personalidad primigenia enriquecida por la Instrucción que nos dan la Experiencia y los Maestros más sabios. El M.: moldeará individualmente la P.: B.: de su Ser impulsado por su propio entusiasmo, ayudándose principalmente con las herramientas del Martillo de la Voluntad, el Cincel del Discernimiento y la Escuadra de la Rectitud, limando las asperezas de los errores y dando perfil a las aristas de las buenas virtudes. El M.: es el Constructor, Piedra y Obra en este Arte Real de la Formación de una Personalidad Plena que puede demandar años o vidas, constantemente tentados a abandonar o a sucumbir en los abismos del Error, y que encierra secretos cuyo contenido lo aprenderemos en el pasaje por los sucesivos GGr.: donde se aprende a mejorar el Trab.:. Cada P.: C.: bien terminada que forme cada H.: en sí mismo contribuirá para iluminar a la Humanidad toda, o si se prefiere, el empeño que ponga cada H.: en trabajar lo mejor posible en su pequeño campo de acción pero de forma coordinada con otros HH.: ayudará a transformar en P.: C.: este Mundo informe donde la Ignorancia, la Mentira y la Ambición no han podido todavía ser desterradas.

QQ.: HH.:: No olvidemos que la Construcción de nuestra P.: C.: no puede demorarse ni interrumpirse. Que en nuestros descansos y entre el fragor de la lucha por sobrevivir resuene la Palabra Perdida que nos recuerda esa necesidad que tenemos los MM.: por un Espíritu más auténtico y un Mundo mejor donde puedan ser realidad nuestros más elevados ideales. Ojalá cada instante de nuestra existencia importe en la formación de las PP.: CC.: de nuestra persona y de la Humanidad. No es otro el fin último de nuestra Ord.:, consagrada desde lejanos tiempos a conseguir ese postergado Destino de Elevación y Plenitud que aún nos reserva el G.: A.: D.: U.:.

Fuente: masones en lengua española