Hace tiempo que me rondan algunas ideas por la cabeza y con motivo de las entradas de Leia - recién mamá que nos cuenta su parto y su inicio en la lactancia, y un leve sentimiento de desencanto - al final me he puesto a ello. A ver si me salen por escrito un poco ordenadas las ideas que me dan vueltas en la cabeza.
Tengo la sensación de que hay dos mundos paralelos. El de las madres que me rodean, y el de las madres en internet. El de la lactancia cada 3 horas y no puedes tener al bebé todo el día ahí colgado, y el de si le das un biberón cuidado que puede ser el principio del fin. El de las madres que piden a gritos un parto respetado en la red y el de las madres que prefieren una cesárea pensando que así será más fácil ( que si nos creemos esta noticia también las hay).
Un lio.
Por otro lado tengo la sensación de que algunas posturas relacionadas con la crianza de los niños se están situando en un lugar un poco extremista. Si incialmente me parecía que algunas webs hacían una labor buena, concienciando de que una cesárea tiene sus riesgos, de que la episotomía no siempre es necesaria, de que lo mejor para el bebé es la teta, etc . ahora no lo veo tan claro. Como todo, las cosas deben llevarse con moderación.
De entrada ( y simplificando mucho porque el tema daría para largo) comparto la idea de criar a los hijos con cariño y paciencia, lejos del llamado conductismo, sin autoritarismo excesivo, pero tampoco de forma permisiva. Creo que son buenos para los niños la lactancia materna y que ésta sea a demanda (porque en realidad creo que es la única forma de que funcione). Creo que el colecho está bien. No creo que los niños se malcríen por cogerlos en brazos. Y así muchas más cosas.
Comparto la idea de que la lactancia materna es lo mejor para el bebé y he comprobado en primera persona varias cosas: el enorme desconocimiento que hay sobre el tema, lo que resulta paradójico siendo algo tan natural; que para que la lactancia sea exitosa es necesario primero el estar bien asesorado e informado, y segundo tener apoyo de los más cercanos; y lo difícil que puede ser si no se dan estas dos condiciones.
El parto debe entenderse como algo natural y lo ideal es que no esté instrumentado. Pero…hemos pasado de considerar a los médicos como dioses a cuestionar todo lo que hacen. Expresiones como “te han robado el parto” ( por la cesárea) me chirrían un poco.
Hemos pasado de que las mamás que daban pecho se sintieran cuestionadas, a que las mamás que no pueden darlo se sientan mal. La lactancia es un mundo, y hay madres a las que “les viene rodado”, pero hay otras que tienen ( tenemos) dificultades, y no todo es cuestión de estar bien informado y empeñarse. Las dificultades no vienen por una sola causa, puede haber varias; a veces la cosa se complica mucho y la mamá no quiere hacer el pino con las orejas para lograrlo. Y está en su derecho. Pero no lo vivimos así. Cuando mi lactancia no ha ido sobre ruedas esta segunda vez me he sentido muy mal, y ya no sé hasta qué punto ha sido porque se contravenía mi deseo de dar el pecho (que era un deseo real y fuerte) o por la presión que se nos transmite, por lo que he leído y leído en la red.
Si el parto acaba en cesárea o la lactancia no funciona, deberíamos mirar adelante, pues la maternidad es mucho más que eso, en lugar de autocompadecernos.
En otro orden de cosas, ya no parece apropiado hablar de castigo, sino de pérdidas de privilengios. ¿No es el mismo perro con distinto collar?
Pienso que no debe haber lugar para los azotes, los cachetes ni los insultos. No enseñan nada bueno y dudo que consigan el propósito de que los niños se porten bien. Me parece tan obvio que casi ni lo escribo.El niño se portará bien por temor, pero no habrá interiorizado la razón por la que debe actuar de uno u otro modo. Y cuando nos queramos dar cuenta estará él levantando la mano e insultando.
Pero los castigos a veces son necesarios. Con un niño de tres años no siempre se puede razonar. A veces sí, se puede razonar, negociar, darle alternativas…Principalemnte creo que hay que ser coherentes y predicar con el ejemplo.Pero en los momentos en que nada de eso funciona, algo habrá que hacer, digo yo, para que el niño no acabe asilvestrado y haciendo lo que le dé la gana.
Algo parecido pasa con la comida. Si el niño no quiere comer, no se va a morir de hambre, estoy segura. Pero no es lo mismo un niño de 15 meses que un niño de 2 o 3 años, que tendrá que aprender unos hábitos, sentarse a la mesa, etc.Vamos, digo yo.
En fin, que cada maestrillo tiene su librillo y cada padre lo hará a su manera, que intentará que sea lo mejor posible. Pero me llama la atención ver últimamente posturas que se han pasado completamente de un extremo al otro. Y las vida, los niños, la maternidad, nada es blanco o negro. Todo está lleno de matices.