Sobre Lucia (III) - Por fin llegó la prota. El "racconto" de Lucia.

Publicado el 01 enero 2010 por Maac @Elblogdemaac


4) CUARTA ESCENA. Esc. “Ancor non giunse!”, cavatina: “Regnava nel silenzio” y cabaletta “ Quando rapito in estasi” de Lucia.
Lo primero que ve el espectador es un cambio de decorado. Estamos en un jardín desde el que se ve el castillo al fondo y , al frente, una fuente en ruinas que no encauza el agua sino que ésta se derrama formando un arroyo, está oscureciendo. Lucia y Alisa, su dama de cámara, entran en escena con agitación, vienen desde el castillo, Lucia mira a su alrededor como si buscara algo o a alguien, tropieza con la fuente y, como si le transmitiera malas vibraciones, gira la vista hacia otro lado.

Si el otro día, cuando hablábamos de la entrada de Cio-cio-san, decíamos que era una de las entradas más famosas de la historia de la ópera, la de la protagonista de Lucia, quizás no sea tan famosa, pero está cargada de misterio. Tiene un breve, nostálgico y evocador interludio encargado al harpa con acompañamiento de las cuerdas en pizzicato. Enseguida descubrimos que Lucia está buscando a Edgardo, habían quedado en verse en ese paraje, Alisa pregunta a la joven por qué evita dirigir la mirada hacia la fuente y Lucia le responde que la razón está en que un Ravenswood, ardiendo de celoso furor, mató aquí a su amada, y la infeliz cayó al agua y, aquí permanece sepultada, el espectro se le apareció una noche. También ella está enamorada de un Ravenswood. Este dúo, en recitativo acompañado, me recuerda mucho a algún pasaje entre Norma y Adalgisa.
Terminada la explicación, Lucia comienza la cavatina “Regnava nel silencio” en la que describe cómo fue la aparición del fantasma. Alisa, escandalizada, ve terribles presagios en tal aparición e intenta convencer a Lucia para que desista de su amor con Edgardo. Pero es imposible, su amado entra en éxtasis cuando le habla de amor y ella cae rendida, es el momento de la cabaletta “Quando rapito en estasi”
Lo escuchamos primero en nuestra versión guía, la de Bonynge 1971 con Joan Sutherland y Huguette Turangeau:



LUCIA
Ascolta:
Regnava nel silenzio
Alta la notte e bruna...
Colpìa la fonte un pallido
Raggio di tetra luna...
Quando sommesso un gemito
Fra l'aure udir si fè,
Ed ecco su quel margine
L'ombra mostrarsi a me, ah!
Qual di chi parla muoversi
Il labbro suo vedea,
E con la mano esanime
Chiamarmi a sè, parea.
Stette un momento immobile
Poi ratta dileguò,
E l'onda pria sì limpida,
di sangue rosseggiò!
ALISA
Chiari, oh ciel! ben chiari e tristi
Nel tuo dir presagi intendo!
Ah! Lucia, Lucia desisti
Da un amor così tremendo!
LUCIA
Egli è luce a giorni miei,
È conforto al mio penar
Quando rapito in estasi
Del più cocente amore,
Col favellar del core
Mi giura eterna fè,
Gli affanni miei dimentico,
Gioia diviene il pianto...
Parmi che a lui d'accanto
Si schiuda il ciel per me!
ALISA
Ah! Giorni d'amaro pianto
Ah! s'apprestano per te!
Ah! Lucia, ah! Desisti!

Ahora escucharemos otras versiones: la de dos sopranos ligeras pre-Callas, Lily Pons y Mercedes Capsir; la de Maria Callas; tres sopranos post-Callas: Joan Sutherland (versión en directo 1959), Beverly Sills, y Renata Scotto y la de dos sopranos actuales: Natalie Dessay y Anna Netrebko.



Lily Pons es la típica soprano jilguero, ajena a la expresión del texto se limita a ofrecer una exhibición de coloratura, ahora bien, ¡menuda exhibición! Es como si se interrumpiera la representación y entráramos en un “¿Y Usted qué sabe hacer?” Me deja anonadado pero la sensación de que está cantando en la ducha o en una pradera mientras recoge flores no me la quita nadie.
Sin embargo, Mercedes Capsir, que se me mueve en una línea parecida tiene un timbre más sugerente, explota, en la medida que puede, la zona media y grave de su tesitura, buscando más contrastes , y su despliegue ornamental no se queda atrás.
Con Maria Callas entramos en otro mundo, el sentido de las palabras cobra importancia, se intenta explotar cualquier ocasión dramática que ofrecen texto y música empleando la prodigiosa extensión de la voz de la soprano, además no se descuida la línea de canto; sólo en el agudo –estamos a mediados de los cincuenta- se aprecia un vibrato amplio y sonidos ingratos . En cuanto a coloratura va sobrada, incluso diría que tiene más recursos que las anteriores, pero se rehúye la exhibición por la exhibición, hubiera podido hacerlo todavía más bonito si hubiera querido, pero no era ese su interés, la voz está puesta al servicio del drama. El resultado es que se logra transmitir el amor, dudas, inseguridades y miedos del personaje a la vez que se canta.
Renata Scotto se mueve en la misma línea que Callas, primacía del texto y de la línea melódica, uso de la coloratura para reforzar uno y otra. La grandeza de Scotto es que vocalmente es un desecho, pero si no te fijas bien, puede incluso pasar desapercibido ante la inteligencia de su fraseo y regulación de intensidades.
Beverly Sills fue una gran cantante, muy brillante en los agudos y de asombrosa coloratura, pero muy floja en las zonas media y grave de su tesitura. Su sentido dramático, sobre todo en los recitativos, e innata musicalidad le bastaron para salir airosa y superar los escollos apuntados, hasta el punto de que me atrevería a afirmar que establece un puente entre Callas y las sopranos jilgueros de asombrosa coloratura de la primera mitad del siglo XX. Precisamente por eso la suya es una de mis versiones preferidas de este concreto fragmento de la ópera.
El caso de Natalie Dessay lo veo como intermedio entre la facilidad en la coloratura de una Sutherland y la búsqueda de expresividad de Callas y Scotto; aunque más cercano al de la primera, en relación a ésta se ve favorecida ranto por la belleza tímbrica como por su dicción, loable es la búsqueda de claroscuros en una voz que es muy ligera pero con mucho más cuerpo que la de Sills. Como fraseadora, no siendo mala, no tiene nada que hacer ante Sills, Callas y Scotto. que saben lo que es deslizarse por la partitura. Ha sido, junto a Mariela Devia –que es más estilista en materia de belcanto- la mejor la Lucia de finales del siglo XX.
Anna Netrebko me recuerda mucho a Sutherland por la falta de claridad en la dicción. sin embargo las ornamentaciones le salen pero se nota mucho el esfuerzo; con un timbre mucho más hermoso que algunas de las anteriores se comienza a apreciar alguna tendencia al vibrato e irregularidades entre la zona media y la aguda. Parece que no es un papel que se adapte bien a su tipología vocal, demasiado ligero. En cualquier caso me parece que está a años luz de cualquiera de las cuatro sopranos anteriores.
Yo creo que ya hemos suficientes ejemplos, hubiera podido subir otros como los de la citada Devia, para muchos la última belcantista, Gruberova , Sumi Jo o Damrau, pero hubiera sido excesivo.