Seguimos con la misma versión: Sutherland, Pavarotti y Bonynge
Unos treinta minutos tarda en aparecer el principal protagonista masculino de la ópera , sin embargo, su nombre ha aparecido una y otra vez desde el comienzo. Con las palabras “Egli s’avanza…” Alisa anuncia su llegada antes de que tenga lugar en escena, un golpe de efecto muy conseguido, después, como hará Brangäne durante el dúo de amor del segundo acto de Tristan e Isolda, la doncella se marcha hacia la puerta para vigilar, pero ni el dúo entre Lucia y Edgardo tiene las connotaciones sexuales del de Tristán e Isolda, ni aquéllos están cometiendo ninguna infidelidad conyugal, ya hablamos el otro día de las razones por las que su amor debe permanecer en secreto. La entrada de Edgardo es impetuosa, la música, aunque por brevísimo tiempo –cinco segundos-, se carga de nobleza, de hecho, me hace recordar momentos de Los Maestros Cantores, claro que echo en falta la grandiosa orquestación de Wagner.
Ha llegado el momento de hacer avanzar la acción y Donizetti recurre a un recitativo acompañado en el que la música aparece entrecortada, no es ninguna novedad pero sirve para ir acentuando la tensión dramática de la escena.
Continuando Edgardo con su ataque de ira –el mozo también parece tener una vena que le hace irse un poco “pallá”- le recuerda a Lucia, que juró vengar la muerte de su padre y no ha roto el voto todavía. Yo diría que esto es una amenaza. Es lo que le faltaba a Lucia, la pobre no gana para sustos.
Cuando ella interviene, la melodía parece que se estiliza, no es extraño que Edgardo reaccione y que, poseído de nuevo por el amor -¿veis como está un poco trastornado?-, saque un anillo que pone en el dedo de la muchacha, a la que hace jurar fidelidad eterna. Ya son pareja de hecho. Este fragmento no se sabe muy bien qué es, si un recitativo acompañado o propiamente un dúo, podríamos definirlo como un arioso en dúo, no sé si es correcto.
La escena y el acto terminan con un glorioso dúo de amor: “Verranno a te sull’aure”, dúo en el que primero interviene la soprano , le sigue el tenor -que no incorpora ninguna variación melódica- y finalmente repiten la melodía los dos juntos, el acompañamiento orquestal es mínimo. Siempre habrá quien menosprecie estos dúos por su simplicidad, yo lo encuentro una magnífica manera de finalizar el acto, y no hay que pasar por alto la belleza de la melodía plasmada en las cuerdas y el canto de la pareja. Podéis comprobar que lo que suena es un vals, yo no sé si entonces era típico, como hoy, después de la celebración de un matrimonio, que los novios bailaran un vals, si era así es posible que la música quiera sugerir que el compromiso que han adquirido ante las fuerzas naturales tiene valor de matrimonio, si entonces no era la tradición o el efecto no fue buscado por el compositor diremos simplemente que le quedó muy bien.
LUCIA VON LAMMERMOOR
Pero no quiero terminar este post sin colocar un fragmento de una "Lucia de Lammermoor" que me tiene poseído desde hace unos días. Desde luego no es la primera opción para conocer la ópera, pero tiene un encanto especial, primero por, Ferenc Fricsay, un director húngaro especialista en Mozart que dirige, a mi modo de ver, prodigiosamente la Orquesta RIAS Symphonie-Orchester de Berlín, una orquesta fundada por las tropas de ocupación americanas en Berlín en 1946, esta orquesta tuvo como director titular a Fricsay de 1948 a 1954 y de 1959 a 1964- Lo bueno que tenía Fricsay es la estupenda comunicación que existía entre él y sus cantantes, que casi siempre eran los mismos; en este caso nos encontramos Maria Stader -una cantante húngaro-suiza que por su pequeña estatura apenas cantó en escena- como Lucia y al suizo Ernest Haefliger como Edgardo, están fantásticos, y es que saben cantar. No sé si os parecerá una Lucia muy mozartiana como parece presagiar tal reparto, yo creo que sí lo es, juzgad vosotros mismos. Me sorprende Stader por su originalidad, parece que encuentra una tercera vía de interpretación no muy ortodoxa pero interesante, no es ni la de la soprano ligera tipo jilguero ni la trágico-belcantista seguida por Callas.
Aunque os dé un poco de repelús una Lucia en alemán os aseguro que vale la pena dedicar unos minutos a escuchar el dúo del final del acto. Vendrá más veces porque está grabación, efectuada en 1953, guarda más sorpresas. Ni que decir tiene que la prefiero cantada en el idioma original, pero esta grabación no es de ayer, porque si hubiera sido así sería el primero en protestar, se realizó hace mucho tiempo; así que la asumimos e intentamos disfrutar de lo que nos ofrece, que no es poco. El video subido a Youtube, que como no es ninguna maravilla lo he puesto minimizado, he tenido que dividirlo en dos partes: