Entradas anteriores:
1. Algunas curiosidades. La "glass harmonica".
2. PRIMERA PARTE hasta la aparición de la prota (Escenas 1 a 3).
3. Por fin llegó la prota. El "racconto" de Lucia (Escena 4)
4. Final de la Primera Parte: Dúo Edgardo-Lucia (Escena 5)
LA SEGUNDA PARTE lleva por título “EL CONTRATO NUPCIAL”. Cuando se levanta el telón tenemos ante nosotros una estancia de los departamentos de Enrico, éste está sentado en una mesa y llega Nomanno. Ya está preparada la boda de Lucia con Arturo. Los invitados ya han llegado al castillo. Enrico confiesa estar “tembloroso” ante la inminente llegada de la novia ¿qué pasaría si Lucia se opusiese? Normanno lo tranquiliza, hace mucho tiempo que la muchacha no ve a Edgardo, además toda comunicación entre ambos ha sido interceptada y se ha propagado un bulo que dice que éste se ha enamorado de una tercera mujer. Enrico ve llegar a Lucia y, le pide al jefe de la guardia la entrega de una carta simulada; además le ordena que salga en busca del novio, Arturo, para traerlo al castillo, con lo que aquél abandona la estancia dejando solos a los hermanos.
Escuchamos esta PRIMERA ESCENA de la SEGUNDA PARTE. Se trata de un recitativo acompañado precedido de un brevísimo preludio. La grabación es la que estamos utilizando como guía de Richard Bonynge con Sherrill Milnes:
En la SEGUNDA ESCENA aparece Lucia, según el libreto su rostro está pálido, la mirada perdida, indicando su sufrimiento y los primeros síntomas de desequilibrio mental. Avanza maquinalmente, silenciosa. ¿Me miras y callas? (“Mi guardi, e taci?”) cuando para ti hemos montado toda esta parafernalia, dice Enrico. Y Lucia replica: La horrenda y funesta palidez que cubre mi rostro te manifiesta, aunque yo permanezca en silencio, mi tragedia y mi dolor. Tremendo. Enrico recurre al chantaje emocional, le recuerda que es su hermano y la quiere, que si no tuvo piedad fue por su indigno amor, que ahora es el momento de olvidar. Pero cuando nombra la palabra “sposo” ella le suplica que permanezca callado porque ha jurado fidelidad a otro hombre. Es el momento de sacar la falsa carta con objeto de mostrar a Lucia que Edgardo no la ama. Lucia procede a su lectura y se derrumba. Esta segunda escena se inicia con una melodía estilizada, que coincide con la entrada de la protagonista, en la última parte del recitativo de nuevo recurre Donizetti al desarrollo del dúo en una forma intermedia entre el recitativo acompañado y el canto. Escuchamos el fragmento por Callas y Panerai bajo la dirección de Karajan:
El dúo, entendido como el correlato del aria cuando cantan dos, comienza propieamente en “Soffriva nel pianto... “, que introduce una melodía digna del mejor Bellini, Lucia sólo ve una salida: la muerte, por primera vez en este acto la acción se para con el pretexto de que los cantantes puedan exhibir sus dotes canoras…
…hasta que a lo lejos se escucha el sonido de las trompetas anunciando la llegada del pretendiente de Lucia…
…y que sirve de interludio a la cavatina subsiguiente: “Se tradirmi tu potrai”. Lucia sólo encuentra consuelo en la muerte y Enrico, que se ha quedado sin argumentos, abandona la estancia y deja sola a la hermana, que cae abatida en una silla.
Escuchamos la segunda escena completa en la versión que utilizamos de guía, la de Bonynge cantan Sutherland y Milnes:
En la entrada anterior decía que no íbamos a abandonar la versión en alemán de FERENC FRICSAY, grabada en los estudios de la radio de Berlín en 1953. Imaginad qué Enrico podría ofrecer Fischer-Dieskau, barítono que nos ha dejado grandes retratos de personajes verdianos como Rigoletto, Iago o Rodrigo de Posa; pues bien, no hace falta que lo imaginéis porque participa en la grabación de Fricsay, lo malo es que canta en alemán. Las aproximaciones de Fischer-Dieskau al repertorio verdiano han sido muy discutidas, porque se dice que está fuera de estilo y porque se considera que su canto es demasiado amanerado o artificioso para la inmediatez y visceralidad que exige Verdi, en el caso de Donizetti estaríamos en un caso similar; sin embargo es mucho más difícil discutir que pocos barítonos son capaces de penetrar en la psicología de estos personajes verdianos con la inteligencia con que lo hizo Fischer-Dieskau y en el caso del Enrico de la Lucia donizettiana podemos afirmar lo mismo. Lo siento por el que sea incapaz de olvidarse de Donizetti y centrarse en la capacidad de este hombre para penetrar en los personajes que interpreta a la vez que canta, sin ningún exceso, con el mejor gusto y la mejor técnica posible: