Alícia Briones MíquelLicenciada en Griego
Acerca de nombres raros y no tan raros
El común de los españoles suele tener una idea más o menos fija de cómo han de llamarse sus hijos y les parece que salirse de la norma e imponerles nombres como Hermes, Orestes, Atanasio, Teófilo, Macrobio, Asclepíades o Elpidia, Sinforosa, Aspasia, Medea, Andrómaca o Demetria es como hacer poco menos que traición de lesa majestad, pues temen que sean objeto de burlas o que el nombre no les guste. Sin embargo, muy pocos saben el orígen de estos nombres y que, muchos de los que se consideran normales, tienen por cuna la misma que los nombres aquí citados como "raros"; son en su gran mayoría nombres de procedencia griega. Aquí veremos unos cuantos nombres, tanto conocidos como sorprendentes, y sabremos algo más acerca de su orígen y significado. Las etimologías que todo el mundo ya sabe, como la de Pedro, las dejaremos a un lado.
Para el nombre de Jorge y su femenino Georgina hallamos en griego la palabra "Gueorgós"¹: Labrador. El significado de Andrés está sacado de "aner—andrós" : "Hombre". Como vemos, estos dos nombres tan corrientes tienen orígenes remotos como Teófilo: "Amigo de Dios", Macrobio: "el de larga vida"; Eulogio y Eulogia, cuyo equivalente más popular es Eulalia y su raro, pero existente masculino Eulalio —uno de mis colegas catalanes se llama José Eulalio— significa: "el bien hablado", nombre acertadísimo por parte de los padres de mi compañero de pluma.
Y de un escritor pasemos a un presidente de Gobierno: Felipe. Este nombre tiene una larga tradición en la antigua Grecia, donde hallamos la versión "Filippos": "Amigo de los Caballos", nombre del rey de Macedonia que fue padre de Alejandro el Magno, hallándose ya en los poemas homéricos La Iliada y la Odisea como el nombre del príncipe troyano que raptó a la reina Helena de Esparta, llamado también Paris, aunque no tenga nada que ver con la capital francesa, pues París es el resultado de otra evolución distinta. Pero sigamos con los nombres, y ya que estamos tan metidos en Gracia y con los griegos, volveremos a fijarnos en la reina de Esparta: Helana. De este nombre, en nuestro país, está muy extendida la versión "Elena", que no se corresponde al masculino bien escrito "Helenio". Significan "Griega" y "Griego". Elena no debería admitirse, pues Grecia es el país Heleno, no eleno. También son de orígen griego Esteban y Estefanía, procedentes de la palabra "stefanos": "corona". Aplicado a una persona pasa a significar "Coronado" y "Coronada", de donde se llega a incluir en el nombre el significado más popular que recibe, el de "Príncipe" y "Princesa". Así, la Princesa Estefanía de Mónaco sigue siendo "Princesa", tanto por título como por nombre. En cambio, los nombres que propiamente son "Rey" y "Reina" son los de Basilio y Basilia o Regina: los dos primeros son de orígen heleno, de "basileius" y "basileia" y el tercero es la versión latina de "Regina": "Reina".
Muy extendidos están en castellano los nombres de Antonio y Antonia, cuyo significado también procede del griego y es más hermoso de lo que puede parecer a simple vista, pues su orígen está en "anzos": "Flor"Hay quien considera que significa "amigo de las flores". Rosa procede íntegramente del latín "rosa". "la rosa". El hecho de que las mujeres se llaman Rosa proviene de la historia de Santa Rosa de Lima; en cierta ocasión, cuando era pequeña, estaba durmiendo y su madre vio que tenía las mejillas rojas como las rosas, de donde siempre la comparó a dicha flor; el auténtico nombre de la Santa era Isabel, transformación castellana del hebreo "Elizabat": "Dios da". El nombre de margarita no es tan floral como parece: su orígen está en el griego "margarites", que en latín ya se ha transformado en "margarita"; todas estas versiones significan: "Perla del mar". Todas las mujeres que se llaman Perla se llaman también Margarita. Pero no es marino, aunque lo parezca, el nombre de Marcos; es muy antiguo, uno de los pocos nombres de pila que podía darse a un varón romano, ya que a las niñas se las imponía el nombre según el primer apellido del padre, que era el de las gens o familia, en versión femenina. Si había más de una hija, todas llevaban el mismo nombre, excepto que una era la "maior" y otra la "minor" o la "media", etc. Para los varones, como hemos apuntado, el nombre se elegía de una lista de dieciocho y era el de pila o "praenomen", con derecho a llevar el primer apellido o "nomen" y hasta un segundo apellido que expresaba alguna característica propia e incluso, si era hijo adoptivo —cosa muy habitual entre los romanos—, podía tener un tercer apellido que designase la familia de orígen. Este tercer apellido terminaba siempre en "anus". Los apellidos latinos, con el tiempo, han evolucionado, hasta ser nombres de pilas en las lenguas románicas y a tener su correspondiente femenino, caso de Juliano, Julián, Juliana o Emiliano y Emiliana, cuyas procedencias son "Iulianua" y "Aemilianus".
Pero no sólo esos apellidos de adopción son nombres de pila hoy en día. Los simples Julio, Emilio, Claudio, César entre otros también lo son, así como el más raro Virgilio, que procede del muy famoso poeta latino. La historia, sin embargo, nos revela que el nombre de pila de Virgilio era "Publius", que su apellido era "Virgilius" y que, además, no era cristiano. Pero a un niño se le puede llamar Virgilio porque este poeta escribió una poesía incluída en su libro "Bucólicas" que habla del nacimiento de un niño muy prometedor para el mundo. Años después nació Jesucristo; diré que este nombre está compuesto de Jesús y Cristo, ésta última parte de orígen griego, de la palabra "Jristós": "El ungido", por extensión "El Mesías". De este vocablo se derivan también Cristián y Cristina, que por motivos religiosos significan "Cristiano" y "Cristiana" respectivamente. Y aprovechemos la cercanía geográfica de estos nombres y trasladémonos a Persia de donde son las primeras inscripciones con el nombre Darayawaus y Dorejawosch, que en griego pasaron a la versión "Dareius" y en castellano Darío; es muy probable que signifique "Activo". Fue nombre de muchos reyes de Persia, y es muy probable que usted conozca alguno. Muy famosa en su época fue la esposa del gobernador ateniense "Pericles": Aspasia. Y fue famosa muy a disgusto de su marido, quien consideraba que la mujer virtuosa era aquella de la que menos se hablaba. La suya, no fue, desde luego, un ejemplo de virtud en ese aspecto, pues se comentó mucho que fuese inteligente, ya que no era mujer de Atenas sino de Mileto; las únicas griegas que no recibían educación intelectual en la antigüedad eran, precisamente, las atenienses. Aspasia reunía en su casa la flor y nata de la inteluctualidad del momento y las envidias que suscitó por esto no debieron poseer tanto a las mujeres como a los hombres, pues era muy inteligente, como hemos dicho. Sócrates, el filósofo, debió alabarla mucho; no así Aristófanes, autor de Teatro, que la satirizó en sus obras. Al parecer, su esposo Pericles le llegó a consultar cuestiones de Estado. En aquellos tiempos el correo se usaba mandando no sólo el mensaje sino al mensajero, que debía leerlo una vez en destino o entregarlo simplemente; el verbo griego que describía esta acción era "anguelo", del que se derivan los nombres de Angel, Angeles, Angelino, Angela, Angelina y su abreviación Geli; todos ellos significan "Mensajero" y "Mensajera". Más raro es encontrar un Epifanio y una Epifania, del griego "Epianeia": Aparición. Si tiene usted una amistad llamada así, felícitela por Reyes y dígale que se llama "Aparecido" o "Aparición". Pero si da usted con una Elpidia, no se asuste, porque la señora en cuestión se llama Esperanza. Todavía hay actualmente en Grecia muchachas con este nombre en su versión "Elpida". Felicítela por Nuestra Señora de la Esperanza. También será raro, pero no imposible, que llegue usted a conocer a un Asclepio, o Asclepíades. Eran nombres de famosos médicos de la antigua Grecia; el segundo significa, hijo de Asclepio, por la terminación "Ades": Hijo de...". La fama de Asclepio llegó a ser tan grande que se le llegó a considerar "Dios de la medicina", junto con Apolo, y que los médicos eran descendientes suyos, de ahí que Asclepíades signifique no sólo hijo de Asclepio, sino "Médico". De Apolo podemos hallar a Apolonio y Apolonia, con larga tradición y personajes famosos como Apolonio de Rodas y santos que lo llevan. Los dioses de la antigüedad eran inmortales , no se morían nunca, eran "azanatos": "Inmortal", que también se podía decir "ambrosios", de donde tenemos Atanasio y Ambrosio. También era dios Hermes, el "Mercurio" de los latinos. Diosa era también Diana, versión latina de la griega Artemis. Si halla usted una mujer llamada Artemisa, es que se llama Diana. Esta tal Artemis tuvo gran influencia en las tragedias, como el Hipólito de Eurípides, donde el joven Hipólito (Caballo de Piedra), muere por preferir a Artemis y desdeñar a Afrodita, diosa del amor; ésta, también fuente de nombres como Epafrodita: "Encantadora", hizo que Fedra, la madrastra de Hipólito, concibiera por él un amor más allá del maternal, pero al enterarse su marido, Teseo, Fedra negó tal pasión, culpó a Hipólito y provocó con ello la ruína de este joven. Orestes y Medea también fueron héroes de tragedias, pero no creo que nuestros hijos quedasen muy contentos al saber que el primero mató a su madre y la segunda a sus hijos; de todos mosdos, parece ser que eran nombres muy populares y es posible que alguno de aquellos primeros mártires anónimos del Cristianismo se llamara así por admiración a la obra de teatro por parte de sus padres que todavía no conocían la doctrina cristiana. Los nombres de demetrio y Demetria, surgen de la diosa de la agricultura Deméter. Esta fue un tanto desgraciada: el dios infierno, Hedes, la raptó a la hija y provocó con ello el primer invierno, porque a la diosa le dio un disgusto de muerte. Después, el nuero y la suegra llegaron a un acuerdo, de ahí que tengamos verano cuando la hija está con la madre e invierno cuando regresa al infierno. También es por esta leyende que Deméter fue considerada "diosa de la naturaleza"; Los nombres que se derivan de ella significan "de Deméter"", esto es, en una acepción más corriente: "Terrenal", o bien "Natural". Ciertos autores, con mala idea, le dan el significado de "Muerto" o "Mortal". Y ya que estamos entre mortales, casi inmortales han quedado los nombres de los filósofos griegos, los que buscaban la "Sofía" : La sabiduría; así pues, de ahí viene Sofía, y ser sabios querían Aristóteles: "el del buen fin", esto es, "el perfecto"; su maestro Platón, que no se llamaba así, pero Sócrates le impuso este nombre cuando le tuvo por alumno porque era "ancho" de espaldas. Si alguna vez conoce usted a un "Arístides", conoce al "Descendiente de un noble", y si le presentan a una "Sinforosa", está ante una "Favorable compañía"; "Andrómaca", se refiere a la esposa de Héctor, uno de los hjéroes de la Iliada enfrentado a Aquiles, el que murió por una herida en el talón, como castigo por la muerte del marido de Andrómaca: "La beleicosa". Para no extender más este artículo, acabaré diciendo que yo me he encontrado con nombres como Jesualdo, Eulalia, María del Claustro, Cayetano, Goyo, Henar, Leire, Eudaldo, Alexis, Guimar, Banesa, Bruno, Jonatan, Bairón y Ludovico. Etimologías de nombres de pueblos también las hay muy curiosas, pero considero que ya me he extendido mucho más de lo que era mi primera intención. Para los que duden si Alicia es o no con acento, Alícia es la versión catalana del nombre y también es griego, de "verdad".©
(¹).-Citaré los nombres griegos de manera que el lector los entienda, pues la grafía griega es diferente a la española.
(²).-De todos modos, en latín puede hallarse Antonius y Antonia como préstamos griegos; el primero queda como apellido de varón.
ARTÍCULO | GENEALOGÍA
@ Alícia Briones Míquel