Sobre reformas económicas en Nueva Zelanda

Publicado el 01 abril 2013 por Vigilis @vigilis
Hablemos de Nueva Zelanda. Antipódico país lleno de ovejas cuya reforma del mercado nuevamente choca con las ideas preconcebidas del personal. No seré yo quien hable de «experimento» o «laboratorio de pruebas» de la malvada conspiración masónico-neoliberal que muchos idiotas han montado en su cabeza, pero sí mencionaré ciertas cosas que me han llamado la atención. Además, puede ser interesante estudiar este tema ya que tal como van las cosas, cualquier suma de experiencia sobre los efectos reales de las reformas es cuanto menos útil (me niego a evitar el conflicto que genera la diferencia entre lo que dice un papel y lo que pasa en el mundo real).

Bienvenidos a Nueva Zelanda, el país más aburrido del mundo.

Historia económica neozelandesa en 30 segundos
La época de mayor libertad comercial llegaba a su fin, los liberales alcanzaban el poder en Nueva Zelanda y se pusieron a hacer lo que mejor se les daba: crear el Estado del Bienestar neozelandés. Eran otros tiempos. Era aquella época de grandes trasatlánticos, hombres con sombrero y bigotito e incipientes automóviles.
Lejos de las guerras mundiales, los neozelandeses se dedicaron a lo suyo: llevar a pastar a las ovejas, los domingos ir a misas de herejes, sacar partido a la planificación familiar de Martín Lutero y, básicamente, pasar inadvertidos para el resto del mundo. Los neozelandeses prácticamente solo comerciaban con el Reino Unido (les vendían queso y mantequilla y les importaban todo lo demás). El peso del Estado en la economía era casi de un nivel soviético. Esto era muy ineficiente porque suponía un altísimo coste de oportunidad y un retraso tecnológico evidente, pero ningún niño malvivía tirado en el arroyo y la gente tenía casa y ganaba por pastorear lo suficiente como para caer borracho cada fin de semana en el pub del pueblo.
El caso es que llegan los años 70. La posguerra mundial da sus últimos coletazos, viene la crisis del petróleo y el Reino Unido se mete en la Comunidad Europea. Esto, con cierto retraso trastoca los planes de los neozelandeses. El Reino Unido ya no puede permitirse su intervención en la economía, los laboristas se inventan el neoliberalismo, son rescatados por el FMI, invierno del descontento, etc. A Nueva Zelanda, con su economía absolutamente dependiente del Reino Unido, no le va bien este ambiente.

No sé.

Cuando la Comunidad Europea obliga a Reino Unido a comprar productos agrarios al resto de Europa, ya era tarde para que Nueva Zelanda reaccionara. A finales de los 80, Nueva Zelanda era más pobre que España y se enfrentaba a una inflación cercana al 20%. En España tuvimos esa inflación a principios de los 80 y la salvamos invirtiendo en ladrillo (motivando así la creencia popular de que el ladrillo es una buena inversión siempre).
En Nueva Zelanda fueron más pobres, pero no tan idiotas como los españoles. En lugar de invertir en pisos, liberalizaron su economía.
(Por cierto, a mi ya no me sorprende que quienes hicieron las reformas en NZ fueran los laboristas).

El típico neozelandés revisando el nivel del aceite.

Desde finales de los 80 a mediados de los 90, NZ abre su economía. Comienza por una desregulación del mercado de capitales, continúa por la retirada de los subsidios agrarios, le siguen recortes en educación, sanidad y pensiones; y remata con una apertura del mercado de trabajo. En unos 10 años, pasan de tener una economía cuasi-soviética a ser uno de los países con mayor libertad económica.
Uno puede pensar: «caray, seguro que hubo un montón de manifestaciones de protesta». Pues no. El sector más conflictivo lo constituían los sindicatos ganaderos (dueños políticos de la principal industria del país). Quitarles las subvenciones no produjo grandes protestas porque al mismo tiempo que se perdían las subvenciones, se redujeron los aranceles y les bajaron los impuestos. Más aún, en los diez años que duró la bajada de las subvenciones del 16% del PIB al 4%, la productividad en el sector agroganadero creció a un sano +6% anual. Es decir, NZ contradijo uno de los grandes mantras económicos: puede haber  crecimiento retirando inversión pública si al mismo tiempo hay un alivio fiscal.
Otro gran mantra roto fue el que dice que las reformas deben hacerse rápidamente. A NZ, con 4 millones de habitantes, le tomó de 1984 a 1995. Se lo tomaron con calma y funcionó. Bueno, también hay que decir que según todos los análisis que he leído, en Nueva Zelanda prácticamente no conocen la corrupción. Eso suma.

Uno no puede ir a Nueva Zelanda y no pasar por el centro de interpretación de la oveja.

Un pequeño fallo de mercado
En líneas generales, NZ salió muy bien parada de estas reformas pero no perfectamente bien. Hace unos años se dieron cuenta de un pequeño problema surgido en aquellos años de liberalización. Resulta que la gente se puso a construir viviendas procurando el mayor ahorro de coste posible. Las autoridades pensaron que el mercado iba a solucionar solo el problema de la calidad estructural de las viviendas. Parece que no lo hizo o no le dieron tiempo.
During the 1990s a considerable number of houses were built using methods that haven't withstood the weather conditions in New Zealand. Because of the problems involving design, and installation of materials, these houses leak when it rains. In some cases the materials themselves were used inappropriately.
Once water or moisture gets behind certain cladding types, if there is no cavity between the cladding and the framework, the water becomes trapped and cannot easily escape or evaporate.
In 1998, a change in the New Zealand standard for Timber Treatment (as referenced in Acceptable Solution B2/AS1) allowed the use of untreated kiln-dried timber in wall framing. If this untreated timber framing gets wet, the timber starts to rot. Likewise, steel framed buildings and treated timber can also be affected if they remain wet long enough. This causes, in some cases, extensive damage to the fabric and structure of the house.
A side effect of leaking buildings is the risk to human health. Some moulds that grow on damp timber and other materials can cause respiratory and skin problems.

La gente se queja por vicio, también hay que decirlo. Y si decides ahorrar y no poner aislantes y te crece un bonito aspergilus en tu casa, te aguantas... excepto si eres mi vecino y ese problema me puede afectar a mi. En ese caso quiero que la policía coja a los que construyeron esa casa y les hagan pagar una reforma antes de colgarlos por los pies.
Por el momento, son las autoridades públicas y las constructoras las que están pagando las reformas (sí, siguen pagando y reformando). Una auditoría de PwC estimó la broma en un coste total para el país de 15.000 millones de euros, es decir, aproximadamente un 12% de su PIB. Tantos millones significan que la tercera constructora del país se está yendo por la alcantarilla, arrastrando con ella a cientos de pequeñas subcontratas, lo que significa una espiral de impagos, etc.
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